El Almanaque de mi padre: Cap.7 al Cap. 9
El recuerdo, el pasado y la familia. Tres poderosos temas en literatura que, imbricados en una historia de corte realista, suponen una manera casi directa de hacer que el lector se identifique y vibre con una lectura.
El almanaque de mi padre (Chichi no koyomi, 1995) es un delicado y elegante manga para adultos que explora las relaciones familiares y el apego a la tierra, elaborando un recorrido sentimental del protagonista desde su infancia hasta la edad adulta.
El protagonista cuanto más conoce de su padre, más se reconcilia consigo mismo. En este mismo proceso, se abren las heridas emocionales de su niñez y juventud en relación con su familia y en especial con su padre. En cada recuerdo Youchi destapa un nuevo camino de reflexión preguntándose si se equivocó en sus decisiones, dudando si lo que tenía en mente hasta la fecha eran motivos suficientes para distanciarse de su familia. Entre las alusiones de unos y otros irá reconstruyendo por qué su madre los dejó, por qué su padre los cuidó y por qué le fue complicado confraternizar con su padre como él hubiera querido.
Os presento tres personajes masculinos para ir completando la lista.
Daisuke
Este hombre es el tío de Yoichi y el cuñado de Takeshi. Durante la infancia de Yoichi, trabajó en la fábrica de sake familiar, quedándose con sus padres, ubicada en el otro extremo de Tottori de la casa de Takeshi. Cuando los padres de Yoshio se separaron, el pequeño pensó que podría encontrar a su madre con sus abuelos y fue cuando la vio que Daisuke trató de explicarle el divorcio y trató de consolarlo, sin mucho éxito. Lo descubrimos en el velatorio de Takeshi, todavía un gran amante del sake y dando la bienvenida a Yoichi con los brazos abiertos. Nos enteramos de que en el pasado, había ayudado a Takeshi a defenderse de un soldado estadounidense que se negó a pagar su taza y luego lo había ayudado a practicar baile para un baile en la casa de un capitán. Durante el incendio de Tottori de 1952, luchó contra las llamas que devoraban su casa que fue una de las primeras en verse afectadas y luego fue a ayudar a su cuñado. Incluso la ayudará a salvar al perro Shiro llevándolo, aunque Takeshi fue el primero en encontrarlo. Al ser bastante rico, no tuvo problemas para reconstruir su casa, pero entendió los sentimientos de Takeshi, quien se mostraba reacio a aceptar dinero de sus suegros. Más tarde apoyó a Takeshi y animó a su hermana a dejar de salir con el profesor Matsumoto, pero el divorcio se llevó a cabo de todos modos. En 1961, Yoshio vino a trabajar con él en la fábrica de sake y en 1963 le regaló una cámara a su sobrino. En los años siguientes, continuaría asesorando a su sobrino, tratando de asegurarse de que no abandonara a su familia. Después de que Yoshio se vaya a Tokio, se casará a los 46 años y tendrá un hijo, Takashi. Al final del velorio de Takeshi, estará tan borracho que su hijo tendrá que venir a buscarlo. En el funeral llamará a su sobrino y sobrina porque su hermana vino para la ocasión.
Shinji Matsumoto
Este profesor de música enseña en la escuela a la que van Yoichi y Haruko en 1954. Kiyoko lo conoce por primera vez cuando Yoichi tiene que ir para ingresar a la escuela primaria. Oye un vals de Viena interpretado por Matsumoto. También se convirtió en el maestro principal de Haruko ese año. Durante su visita anual a la familia de Haruko, vio el estado del perro Shiro e inmediatamente comprendió que su situación era muy grave. Así que decidió llevar a Shiro al veterinario. A su regreso, las noticias que tiene no son buenas. Más tarde hizo varias visitas a la familia para preguntar sobre el estado de Shiro hasta su muerte. Fue a partir de este momento que Kiyoko encontró en este maestro la parte de su marido que la atraía pero que ya no encontraba en Takeshi. Matsumoto y Kiyoko continuaron viéndose. Cuando fue trasladado a Kurayoshi en 1956, Kiyoko decidió seguirlo y abandonar a su marido. Aparentemente tuvieron un hijo juntos pero no hay nada que lo pruebe. No sabemos qué le pasó después.
Shigeru
Este hombre es el hermano mayor de Takeshi. Durante el incendio de 1952, fue a la casa de su hermano para enterarse y ayudó a su cuñada a tratar de apagar el incendio. Tras el incendio, gracias a la empresa para la que trabaja, Shigeru pudo trasladarse a las afueras. Posteriormente, se hace cargo de la casa familiar en un pueblo de pescadores y Takeshi viene a visitarlo en verano con sus hijos. Después del divorcio de su hermano, él le ofrece volver a casarse y le permite reunirse con Tsuruko y sus padres para cenar. Después de la muerte de Takeshi, será uno de los invitados al velorio y recibirá a Yoichi con los brazos abiertos. Cuando se vaya, dejará a Haruko solo con su hermano y su tío Daisuke. Entonces seguirá presente en el funeral.
POR QUÉ EL ALMANAQUE DE MI PADRE ES MEDICINA GRÁFICA
Nos encontramos ante una gran novela cuyo foco narrativo es la muerte. Gracias al reencuentro con otras personas cercanas a su padre, el protagonista va recordando muchos momentos de su infancia y adolescencia que vivió como traumáticos.
A través del diálogo entre Youchi y sus familiares y conocidos, se nos dibuja un entorno cuya juventud está marcada por constantes pérdidas y cuyo afrontamiento no es del todo eficiente. Estamos ante un claro relato de duelo disfuncional que el protagonista gestiona de manera ineficaz con estrategias que aumentan su inquietud.
Recordemos que las enfermeras Hainsworth, Burke y Eakes definieron el duelo disfuncional como “la discrepancia continua por una pérdida generalizada y permanente, una pérdida que tiene lugar por las divergencias entre experiencias y situaciones ideales o reales”
Youchi sufre múltiples pérdidas a lo largo de su niñez: su hogar, su madre (que se separa de su padre), el deporte, etc. Todo esto condiciona una mala relación con su padre y el hecho de que posteriormente su toma de decisiones vitales no haya sido siempre equilibrada.
Es medicina gráfica porque facilita la comprensión del duelo disfuncional ante las pérdidas. Este manga nos permite descubrir los dos tipos de gestión en el duelo:
– la gestión ineficaz durante la infancia y la adolescencia del protagonista. Esta es constante durante toda la narración.
– la gestión eficaz mediante la reconstrucción de su pasado a través de diálogos con familiares. Youchi consigue comprender las situaciones vividas por su padre y las decisiones que tomó en cada momento. Durante las largas horas de reflexión que pasa ante el cadáver, se reconcilia con su padre y también consigo mismo. Por fin encuentra la manera de afrontar su duelo, el presente y el pasado.
Para los profesionales sanitarios es también interesante descubrir los ritos y costumbres de la cultura japonesa frente a la muerte. La exposición del cadáver con la caja en el suelo, las reuniones y el papel de la comida durante el largo velatorio son llamativamente distintos que las costumbres europeas. En un mundo multicultural, entender y conocer otras costumbres, es siempre una riqueza.
Hay también una descripción sobre el momento del fallecimiento del padre de Youchi en el hospital que podría despertar un interesante debate sobre lo que es una buena muerte. Es su propia mujer quien lo relata así: “Estaba convencida de que se había dormido. Pero al cabo de un rato pasó el doctor en su ronda y se dio cuenta que su corazón se había parado. No puedo imaginarme mejor muerte que durmiendo plácidamente”
Para finalizar, solo tengo que decir que Jiro Taniguchi da en el hueso de un tema universal. En algún momento, todos hemos sido injustos con nuestros padres, bien mitificándolos, bien acusándolos de alguna desdicha, sin entender que ellos también tienen sus anhelos y secretas aspiraciones. La comprensión puede ser difícil, pero la falta de comunicación siempre se revela, al final, una losa mayor.
Nuestra tarea de esta semana será leer los tres siguientes capítulos: La separación, Nuestra segunda madre y La Foto.
Feliz semana de lecturas
Saludos
Alejandro