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Dublineses, 4-8

Libro que estamos comentando: 
Dublineses

Hola a todas y todos, continuamos esta semana con los poderosos cuentos de Dublineses. En esta ocasión leeremos los cinco siguientes cuentos, páginas 135 a 194 en mi edición.
Metámonos en harina.
 
ESTA SEMANA
Os voy a hacer algunos breves comentarios cuento a cuento, a ver si os resultan sugerentes.
 
Eveline
Me fascina todas las referencias (ya sean simbólicas o metafóricas) que ligan el cuento en todo momento (en este y en todos los cuentos, la verdad). En este de Eveline asoman cuando menos se lo espera uno, por ejemplo la referencia a la capa de polvo como una tenacidad de la decrepitud, como una imposibilidad de escapar (siempre vuelve a estar sucio, a estar igual); o, más adelante, la referencia, casi de pasada, a la madre de la protagonista que padeció una locura al final de sus días (como la locura que quiere hacer Eveline y que será la muerte de su vida presente).
Me maravilla cómo Joyce es capaz de hacernos sentir esa desesperación, esa asfixia, que justifican el intento por escapar de una situación dura y, al mismo tiempo, cómo nos hace sentir el miedo y la desconfianza (a pesar de todo).
Y bueno, como os podéis imaginar, la última frase resulta totalmente demoledora. Deja el cuento patas arriba.
 
Después de la carrera
Siento al protagonista como una personificación de Irlanda toda: un observador atento a todo lo que sucede, que disfruta viendo cómo sus compañeros disfrutan ¡y mejoran!, compañeros que, a su vez, parecen también personificaciones de otros países (Inglaterra, Francia, USA y Hungría). Sí, Jimmy Doley parece un mero observador ajeno al tablero donde las cosas suceden, sin embargo vemos que no es así. Vemos que es parte implicada (especialmente en lo que concierne a perder) y que ocupa un exacto y preciso lugar en ese carrusel.
Tengamos en cuenta que el protagonista es de familia rica (es el primero que vemos por estas páginas, ¿verdad?) y, sin embargo, en cuanto sale de su casa, de su calle, queda deslumbrado y desubicado. Sigue siendo alguien aparentemente fuera de lugar. Pero sí tiene un lugar, al menos para los otros.
Otro cuento maravilloso.
 
Dos galanes
El anhelo de una vida decente, de una vida mejor, es tal vez algo que atraviesa a todos los protagonistas de estos cuentos. Lenehan, el protagonista de este, lo explicita a la perfección: "Estaba harto de dar tumbos, de vivir casi de milagro, de tirarle de la cola al diablo, de ir pasando a base de intrigas. (...) La experiencia había amargado su corazón contra el mundo. Pero no había abandonado toda esperanza." (p. 163)
Este cuento, especialmente este, juega a la perfección con la expectativa del lector, de la lectora, que cree que va en un sentido y, en un último destello rutilante (nunca mejor dicho) descoloca al lector. Es por este motivo que una relectura del cuento nos muestra otra historia.
Mención a parte merece la conversación inicial entre los dos hombres. Corley resulta repugnante y despreciable en no pocas ocasiones. En fin.
En cualquier caso, el cuento me ha encantado.
 
Pensión
La voluntad de medrar, de mejorar, o al menos de resistir en un lugar tan duro, atraviesa estos cuentos. Y vemos varios ejemplos en los que esa esperanza hace que unos traten de asirse a otros (que están más arriba o que, sencillamente, tienen recursos para mantenerse a flote).
Este sea quizás el cuento más previsible de todos, no sé qué pensáis vosotros, vosotras. Pero creo que esta historia la hemos leído ya en otras ocasiones y de manera similar.
 
Una nubecilla
De nuevo un cuento en el que se siente esa insuficiencia de la vida. Como si la vida no fuera suficiente. Como si vivir lo que se vive no basta. De nuevo un deseo de escapar y de vivir otra vida. De nuevo un anhelo que abotarga la cabeza y el alma.
Creo que es magnífico el contraste entre Gallaher y Poco Chandler. El mote de Poco ya es mucha pista para este cuento. Posiblemente ni la vida de Gallaher sean tan cosmopolita ni la vida de Chandler sea tan apocada, pero el anhelo de uno y la alegría del otro (y tal vez la necesidad de deslumbrar) cambian los ángulos. En este cuento uno necesita del otro para ser más (o menos). Tal vez en la vida también sea así en muchas ocasiones.
El momento del bebé es brutal. Qué desasosiego.
Otra lectura magnífica.
 
Espero que disfrutéis con los cuentos de esta semana.
Os leo en los comentarios.
Pasad una feliz semana de lecturas.
Saludos cordiales, 
Pep