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4.- Desconocidos: desde pág 173 hasta el final

Libro que estamos comentando: 
Desconocidos

Hola a todas y todos, llegamos al final de Desconocidos, ganadora del Premio Edebé de literatura juvenil 2018. Una reflexión sobre el poder y los peligros de las redes sociales para los jóvenes enmarcada en una emocionante novela de misterio.

Hoy finalizamos con la lectura de los últimos capítulos y el prólogo, como habéis visto un libro interesante la trama, el trasfondo y el desarrollo

Antes de leer y comentar los últimos capítulos, os quería dejar estas tres preguntas que le hacen a Davidi Lozano en una entrevista y que sirven un poco para conocer un poco más a fondo el “espíritu” de Desconocidos.

¿Cómo surge esta novela Desconocidos? ¿Está relacionada con algún caso real?

 En mi entorno han surgido varias relaciones sentimentales nacidas de Internet y de las redes sociales, lo que me ha permitido constatar que en la dimensión cibernética, virtual, pueden nacer sentimientos muy reales. Tal vez porque en sociedades como la nuestra, a pesar de la intensa comunicación aparente que permiten las redes, de fondo late una cierta soledad. ¿Es posible enamorarse de alguien a quien no se conoce en persona, incluso de alguien a quien no se ha visto? Es una cuestión que, además de su innegable romanticismo, da mucho juego desde la perspectiva literaria. Otro de los temas que aborda la novela, y que sí ofrece muchos ejemplos en la vida real, es el relativo a lo fácil que resulta generar en la red identidades falsas, espiar, acosar. En Internet cabe todo: lo más hermoso y lo más peligroso. Supongo que eso forma parte de su encanto, de su magnetismo.

¿Cuáles crees que son los peligros para los jóvenes de las redes sociales? ¿Cómo pueden protegerse?

 Uno de los mayores peligros a los que se enfrentan es la familiaridad que despierta en ellos todo lo que tiene que ver con la tecnología (y aquí incluyo las redes sociales). A fin de cuentas, se han criado con ella. Y es bien sabido que, cuando algo te resulta demasiado habitual, cotidiano, le pierdes el respeto, te confías. Ellos no cuentan con esa suspicacia -cada vez más débil, es cierto- con la que nosotros, más adultos, acogemos las novedades en el mundo cibernético. Los jóvenes, tan atentos a la utilidad de las redes, al tentador exhibicionismo que permiten, subestiman las posibilidades que ofrece Internet para el mal uso. Piensan que lo malo siempre “les pasa a los demás”, que “a mí no me va a pasar”. Hasta que ocurre. No se ven como víctimas potenciales, lo que los vuelve vulnerables.

La solución no pasa por apartar a los jóvenes del uso de las redes sociales y de Internet en general, una estrategia por otra parte imposible a estas alturas y contraproducente, puesto que ya es una herramienta imprescindible en el ámbito profesional y académico. El arma debe ser alimentar la consciencia sobre los riesgos, fomentar un uso prudente, racional. También hay que controlar ese uso hasta ciertas edades. Una tendencia preocupante es lo pronto que se entrega a los niños un smartphone, tal vez por cierta presión social. Eso es muy peligroso.

P. ¿Cómo te has documentado para escribir esta novela? ¿Te ha supuesto mucho esfuerzo meterte en la piel de la policía, el médico…?

Respecto a los escenarios, ha sido relativamente fácil: he elegido un punto de Barcelona, la estación de Sants, que inevitablemente atravieso cada vez que visito la ciudad. La noche de Barcelona siempre me ha parecido que tiene magia, es como un cómplice silencioso que acompaña a lo largo de la novela. Por el contrario, construir los personajes siempre supone un esfuerzo mayor. Para la subinspectora he consultado a un amigo que trabaja en una unidad especializada de la policía nacional, y para el doctor Millán me ha asesorado, como siempre, mi amiga forense Maricarmen Rebollo. Contar con el testimonio de personas que viven la realidad de esos perfiles es muy valioso para un escritor. En las novelas de suspense resulta especialmente importante la verosimilitud, la proximidad con lo auténtico. En ese sentido, los personajes deben actuar como lo harían en la vida real.

 

Por último  os quería dejar un análisis, más en detalle, de los dos principales personajes

El personaje de Lara, esa chica vulnerable y romántica que decide aceptar una cita a ciegas con alguien que ha conocido por las redes sociales

El amor es importante a cualquier edad, pero en la adolescencia-juventud adquiere una dimensión que lo inunda todo. Lara es una chica soñadora, inteligente, pero con un toque de ingenuidad. Es demasiado joven para haber perdido esa inocencia con la que contempla el mundo, a pesar de la traumática experiencia de su relación con Jordi Vila. Ella, debido a ese fracaso sentimental, idealiza la aparición de Wilde. Por eso acepta su juego. Los mensajes del chico suponen una luz en el panorama oscuro del acoso al que la ha estado sometiendo su ex. Lara ha descubierto a alguien que la trata bien desde la distancia, que la escucha, que la espera cada madrugada sin pedir nada a cambio más allá de nuevas conversaciones. En su soledad íntima, Lara se va enamorando de ese desconocido y de su misterio, de su complicidad. Precisamente ese anonimato con el que juegan le hace mitificar la figura de Wilde.

En cuanto al personaje de Gerard, ese joven tímido al que le cuesta establecer contacto con chicas y se ha enamorado perdidamente de Lara a través de las redes sociales, David Lozano quiere  romper el tópico masculino en virtud del cual un buen físico es incompatible con la sensibilidad, con el romanticismo, incluso con un carácter introvertido. Parece que si un chico “está bueno”, forzosamente tiene que responder al perfil mujeriego, extrovertido, seguro de sí mismo, superficial y futbolero. En el caso de Gerard, se trata de un joven que a priori cuenta con las armas adecuadas para triunfar con las chicas: atractivo, culto, sensible… Sin embargo, oculta una inseguridad que le impide ese éxito. Al contrario que su amigo Fran, tampoco pretende ligar a toda costa; para él, una mujer no es un objeto. No le sirve cualquiera, busca a una chica especial. En Lara cree haberla encontrado.

El misterio se ha mantenido casi hasta el final, el giro argumental pone “patas arriba” todas las teorías que previamente habíamos ido conformando.

Como reflexión después de la lectura de este libro quería concluir con la siguiente reflexión: los jóvenes, tan atentos a la utilidad de las redes, al tentador exhibicionismo que permiten, subestiman las posibilidades que ofrece Internet para el mal uso. Piensan que lo malo siempre “les pasa a los demás”, que “a mí no me va a pasar”. Hasta que ocurre. No se ven como víctimas potenciales, lo que los vuelve vulnerables.

Espero y deseo que el libro lo hayáis disfrutado

El desenlace está servido

Feliz semana de lectura

Alejandro

P.D. En julio leeremos Cometas en el cielo, una historia muy diferente a ésta que hemos leido. Os espero