Decamerón, Jornada VI
Hola a todas y todos, continuamos con esta apasionante lectura del Decamerón, concretamente por su sexta jornada, que es una jornada con cuentos bastante breves (y, por lo tanto, que se lee casi en un suspiro). En mi edición los cuentos del día sexto ocupan apenas 65 páginas (de la 675 a la 739). Ya nos viene bien este respiro que nos permite prepararnos para lo que viene (una jornada, la séptima, cuyo rey será Dioneo y, por lo tanto, promete mucho entretenimiento y placer).
Pero no adelantemos acontecimientos y metámonos en harina.
ESTA SEMANA
Esta sexta jornada, cuya reina es Elissa, tiene como tema de los cuentos la lengua rápida y astuta, puesto que quiere que se cuente "de quien, al ser provocado, se defendió con algún agradable dicho ingenioso, o con rápida respuesta u ocurrencia evitó una pérdida, un peligro o un escarnio." (p. 670) Es, por tanto, una jornada en la que nos encontraremos con personajes ingeniosos, sí, con lenguas ágiles, sí, pero también con algo de metanarración, es decir, de cuentos que hablan de contar. Incluso hay algún detalle que reconocemos quienes contamos cuentos con otros compañeros en algunas ocasiones, mirad si no me creéis esto que dice al comienzo del cuento IX la propia reina de la jornada: "Encantadoras señoras, aunque hoy me hayáis quitado más de dos cuentos de los que había pensado contar, no obstante me ha quedado uno para narrar" (p. 712).
Y esto de hablar sobre narración ocurre nada más empezar puesto que el primer cuento habla de viajar en compañía de cuentos como si se viajara a caballo (el viaje es más ligero, más entretenido, pasa más rápido), y de viajar sin cuentos como de ir andando (más lento, más pesado). Claro, salvo que el "caballo" sea un mal cuento o esté articulado por un mal narrador. Como os podéis imaginar me ha encantado este primer cuento.
También toca el tema de las conversaciones, de las maneras de decir y entender lo que se dice. Y eso ocurre con mucho detalle y muy bien narrado en el cuento protagonizado por el hornero Cisti.
Hay varios cuentos que se ciñen al tema como una mano a un guante, y son aquellos de las respuestas ingeniosas (a veces devoluciones que escuecen bien a quien primero quiso burlarse), eso podemos disfrutarlo en los cuentos III (con doña Nonna), V (con Giotto, magnífico), VIII (con Fresco y su insoportable sobrina Cesca) y IX (con la inteligente y sorprentende respuesta de Cavalcanti). O con la inteligencia del cuento VI, donde Michele nos hace reír con la astucia que tiene para demostrar su afirmación.
Hay, de nuevo, una impresionante protagonista: doña Filippa, que en el cuento VII sale indemne de un juicio en el que todo pintaba muy mal para ella y su marido sale completamente abochornado. No dejéis de saborear este cuento verdaderamente poderoso y sorprendente para su tiempo (¿no os parece?), igual que ocurrió con el cuento del trío amoroso en la pasada jornada.
También hay un cuento muy famoso que aparece en otras colecciones (previas y posteriores) y que a mí me lo contó un maestro de un colegio, hace más de 25 años, que lo contaba cada vez que un alumno le decía una mentira. Se trata del cuento IV, protagonizado por Quiquibío y Currado, o más bien protagonizado por una grulla de dos o de una pata, depende. Una maravilla.
Y concluye la jornada con el cuento de Dioneo y su fray Cebolla, que gracias a su verbo ágil, a su habilidad y a su resiliencia (que diríamos ahora) consigue volver las tornas de una broma que podría haber sido muy pesada. Un final magnífico para una jornada estupenda.
Disfrutad de la semana y de los cuentos.
Os leo en los comentarios,
saludos cordiales,
Pep Bruno