Decamerón, Jornada III
Hola a todas y todos, aquí llegan las notas de lectura para estos días, espero que me disculparéis el retraso en la entrega pero es que han sido días con mucho viaje y mucho cuento alrededor del Día de las Bibliotecas.
Esta semana, como ya os dije en anteriores entregas, vamos a leer la tercera jornada completa, 113 páginas en mi edición (de la 353 a la 466).
Vamos al lío (tampoco me extenderé hoy mucho por esta maldita falta de tiempo).
ESTA SEMANA
Esta tercera jornada es una de mis favoritas (y favoritas de muchos de mis compañeros y compañeras de oficio de contar cuentos) pues incluye algunos cuentos muy contables y divertidos. Posiblemente los mejores ejemplos de esto que afirmo sean el primero y el último de los cuentos, contados por Filóstrato y Dioneo y protagonizados por Masetto y Alibech. De hecho os animo a que, una vez leídos, contéis alguno de ellos a alguien con ganas de escuchar una buena historia. Seguro que pasaréis un buen rato.
En estos cuentos os vais a encontrar mujeres y hombres muy tenaces para conseguir lo que quieren. Para ello a veces se sirven de la astucia, otras veces de la dialéctica (para mí son los casos menos verosímiles), a veces precisan de complejos planes (como el de hacer que un marido acabe unos cuantos meses en el Purgatorio), a veces basta con saber dónde hay que estar (y si no que se lo pregunten a Masetto). En cualquier caso, creo que en todos los cuentos la gran protagonista es la pulsión del deseo y la carne, la fiesta de la celebración del placer, por eso leeremos en muchas ocasiones las justificaciones para acceder a ser infieles o para dar suelta al deseo o, en casos más elevados, para servir al mismísimo dios (aunque sea de maneras sorprendentes).
Un somero repaso por los diez cuentos de esta semana comenzaría por Masetto, gran labrador de huertos y conventos (me fascina el momento en el que las monjas todas se organizan); continuaría por una cabalgada algo insólita a lomos de un palafrén; seguiría con un cura que, sin ser consciente de ello, ayuda a una mujer para que pueda tener un amante; sigue con el enredo para salvar el alma de fray Puccio y el goce del ayuno de su esposa (desde luego los cuentos nos advierten en todo momento que no es nada recomendable ser un bobo necio); la astucia de el Zina y cómo, a pesar de las dificultades, logra lo que quiere (y lo hace magníficamente); el castigo a la celosa (este, junto con el siguiente cuento, son los dos más flojos de la jornada, en mi opinión, aunque claro, de todo se sacan buenos ratos); un cuento en el que una esposa y su amante celebran (carnalmente) que este puede liberar al esposo de ella de la pena de muerte, es casi surrealista; otro marido celoso y bobo que pena en el Purgatorio; una mujer tenaz que consigue casarse con el hombre que quiere y logra que él acceda a pesar de que no le parecía bien (casi una novela de aventuras); y un ermitaño empeñado en meter al demonio en el infierno, qué cosas.
Un montón de cuentos hilarantes, memorables y bien entretenidos. Muchos de ellos provienen de la tradición oral y Boccaccio los viste con estos ropajes literarios tan hermosos que él sabe hacer.
Una maravilla de jornada que espero que disfrutéis mucho.
Saludos cordiales,
Pep Bruno