3ª parte. EL SISTEMA DEL DOCTOR TARR Y EL PROFESOR FETHER, EL POZO Y EL PÉNDULO, EL HOMBRE DE LA MULTITUD, SOMBRA: UNA PARADOJA Y EL CORAZÓN DELATOR.
Libro que estamos comentando:
Cuentos
EL SISTEMA DEL DOCTOR TARR Y EL PROFESOR FETHER
¡Qué agradable sorpresa¡ No me esperaba asociar el humor con la obra de Poe, sin embargo, entre sus relatos también se encuentra algunos con tramas alocadas y personajes extravagantes, muy alejados de los ambientes terroríficos de sus cuentos más famosos.
Este relato tiene desde el inicio una estructura similar a otros del autor, por ejemplo La caída de la Casa Usher. Dos viajeros planean visitar un hospital psiquiátrico debido a la buena fama de sus métodos curativos.
Una vez más el relato está escrito en primera persona. El narrador es un viajero que tiene la extraña voluntad de visitar un manicomio, un hospital psiquiátrico o maison de santé, ubicado en un lugar apartado en medio del bosque, donde el director ha instituído un tratamiento revolucionario que, al parecer, ha conseguido resultados extraordinarios en la curación de los pacientes, "el sistema de sosiego", que el narrador esperaba encontrar y que se basaba en la supresión del castigo físico y se minimizaba el confinamiento y el encierro. Para decepción del narrador ha sido sustituido por el "sistema del Dr. Tarr y el profesor Fether", traducido como Dr. Alquitrán y profesor Pluma. En la resolución del relato entendemos el significado de esos extraños nombres para unos científicos que, como reconoce el narrador, son unos auténticos desconocidos para él.
Lo divertido, si es que ya no sospechamos que en ese manicomio suceden cosas muy raras, llega con la cena a la que es invitado nuestro protagonista. Se reúnen en un comedor cubierto de velas hombres y mujeres, vestidos con joyas y ropas extravagantes, con una cena pantagruélica, con una orquesta que desafina sin pudor y unas conversaciones cada vez más disparatadas entre los comensales. Poe juega con la confusión entre los que son considerados locos y el personal a su cuidado, pretendidamente cuerdos.
Cuando el director, confiesa que "no dejaban entrar a ningún visitante en absoluto, a excepción de un joven caballero que se presenta un día con un aire tan estúpido que no había nada que temer", es evidente que se está riendo del protagonista y que los allí presentes son los locos del manicomio, que se han hecho con el poder en el edificio.
Hay dos frases que son de uso común y que encajan perfectamente en el espíritu de la narración: "No crea nada de lo que oiga" y "Cuando un loco parece completamente sano, ha llegado el momento de ponerle la camisa de fuerza".
EL POZO Y EL PÉNDULO
El narrador describe su experiencia en las garras de la Inquisición española, que lo tortura y le hace experimentar la angustia de conocer su próxima muerte, pasando por alto el entorno por el que está prisionero en esa mazmorra de la ciudad de Toledo.
La única referencia tamporal aparece al final del cuento, cuando el general Lasalle, se supone que integrante del ejército napoleónico, libera al prisionero de su tormento.
El pozo y el péndulo es una perfecta demostración de la habilidad de Poe para crear una sensación carnal del horror, construyendo una atmósfera oscura y agobiante en la que la muerte depende de un hilo, o de un péndulo con una cuchilla afilada, y no hay ninguna posibilidad de escapar de ese calabozo.
La escena de la mazmorra oscura, con un condenado atado en una mesa sobre el que se balancea una cuchilla gigantesca que, con movimientos pendulares, se acerca cada vez más a la víctima, se ha convertido en todo un referente de la tortura y el terror a morir de esa forma horrible. La escena se completa con la figuras de los inquisidores, que se regodean mientras espran el fatídico final del su tortura.
EL HOMBRE DE LA MULTITUD
Es otro de los cuentos oníricos y con cierto toque surrealista de la colección de relatos de Poe. El argumento es bastante simple y con demasiados hilos sin aclarar. Demasiado ambiguo en su desarrollo y con elementos simbólicos que no son fáciles de entender, no queda claro qué mueve al protagonista a seguir a una persona que destaca, sin motivos para que le llame tanto la atención, entre la multitud.
Hay muchas descripciones de estas personas tan heterogéneas que caminan entre la multitud. Extrañamente, el viejo perseguido se mueve durante dos días por las calles de Londres en las que la muchedumbre es más numerosa.
- ¿Qué quiere decirnos Poe?
-¿Qué representa el anciano, que se mueve unas veces con lentitud en las calles despobladas, y otras veces con sorprendente agilidad en las zonas más concurridas?
Ese anciano, dice finalmente el texto, es el arquetipo y el genio del crimen más arraigado. Se niega a estar solo. Es el hombre de la multitud.
SOMBRA: UNA PARADOJA
Este es uno de los cuentos de Poe en el que es más palpable la magia de su estilo para crear, utilizando descripciones repletas de negrura e intriga, un clima absorbente en el que el protagonista nos describe una reunión de personajes que disfrutan de la bebida y de la camaradería mientras la Peste circula por las calles de una ciudad egipcia.
En ningún otro relato de esta colección la presencia de la muerte está más presente. Esta parábola, llena de símbolos a veces difíciles de entender, la muerte adopta la figura de una SOMBRA que les recuerda lo inevitable del más allá.
EL CORAZÓN DELATOR
Es el relato de Poe más conocido y más alabado de esta parte del libro. El narrador confiesa a un guardián, si es que está recluido en la cárcel, o habla a una indeterminada audiencia que él es culpable del asesinato de un anciano con el que convive. Todo los esfuerzos que emplea su personalidad exaltada son para intentar convencernos de que no está loco. Es consciente de que los motivos por los que se convierte en un asesino no están basados en razonamientos propios de una persona equilibrada.
El desagrado que le causaba el particular ojo del anciano le mueve de forma irrefrenable a intentar acabar con su vida. "Propósito no había ninguno. Pasión, ninguna." Sin embargo, su enfermiza hipersensibilidad provoca que no pueda soportar el latido de un corazón que creíamos muerto. El pánico por que el vecindario también lo escuche y se alarme le lleva a confesar su crimen a la policía.