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Cuadernos perdidos de Japón, hasta p. 41

Libro que estamos comentando: 
Cuadernos perdidos de Japón

¡Bienvenidas lectoras, bienvenidos lectores! ¿Cómo estáis? ¿Cómo encaráis el otoño? ¿Algún plan o proyecto interesante? ¿Sois de los que os planteáis nuevos retos ante el inicio del curso o, simplemente (y nada más y nada menos) os dejáis sorprender por la vida?
Por mi parte, os cuento que estoy muy feliz de volver a esta nuestra particular Ítaca, a leer, a conversar, a detenerme en puertos ignotos gracias a vuestras personales lecturas. Así que … continuamos viaje, lectores viajeros.
En el texto que os habrá llegado a vuestros correos hace días, os sugería que leyerais el libro al completo y, luego, cada semana, releyerais el tramo propuesto para conversar sobre él. Sin embargo, como  Cuadernos perdidos de Japón es un texto breve, denso, poliédrico y atípico que va engarzando y retomando temas una y otra vez, es complicada su fragmentación. Por ello, os proponía una mirada general y un acercamiento a los detalles, que son muchísimos y muy difíciles de consignar en estos post semanales míos. Por ello, espero que podamos comentarlos con intensidad en los comentarios.
Precisamente por la estructura del libro, (¿un mosaico?, ¿un poema?, ¿un bonsái?, ¿un gingko biloba?) es preciso leer acompañados de nuestros cuadernos de viaje.
Esta semana, releemos y conversamos sobre las primeras cuarenta y una páginas de la obra. Pero antes, unas palabras (y recursos) sobre la autora y Cuadernos perdidos de Japón:
Patricia Almarcegui Elduayen (Zaragoza) es escritora y profesora de Literatura Comparada. Ha escrito numerosos artículos en revistas y periódicos: El viajero de El País, Quimera, Jot Down, Altair, La Vanguardia, entre otros. Su bibliografía comprende libros de ensayo tales como El sentido del viaje (2º Premio de Ensayo Fray Luis de León, 2014, Junta de Castilla y León) o Los mitos del viaje (2019, Fórcola), y obras de narrativa: El pintor y la viajera (elegido uno de los diez tesoros de la Feria del Libro de Madrid del 2011) (2011, Ediciones B); Una viajera por Asia Central. Lo que queda del mundo (2016, UB, colección Periodismo Activo); La memoria del cuerpo (2017, Fórcola); Conocer Irán (2018, Fórcola); y “nuestro” Cuadernos perdidos de Japón (2021, Candaya).
Sobre Cuadernos perdidos de Japón:
La entrevista que le realizó Óscar López en Página 2: https://youtu.be/QTFOMa9NAFc , en la que se plantean algunos temas interesantes: ¿ser turista o viajero? ¿viajar sola o acompañada? La belleza de Japón…
El podcast de El ojo crítico de RNE https://www.rtve.es/play/audios/el-ojo-critico/viajes-lejas-patricia-almarcegui-05-08-21/6041482/
Sobre Japón, esta semana os traigo un podcast “turístico”, que considero puede ser de interés para aquellos que echen en falta eso, algo más de turismo, de lectura, de cocina, de deporte…: “Destino Japón”, presentado por Paco Nadal en Podium Podcast https://www.podiumpodcast.com/destino-japon/ Cada episodio nos trae una mirada distinta sobre Japón : Isabel Coixet, Ricardo Sanz, Alberto Moreno y Sandra Sánchez (hasta el momento, aún faltan dos episodios).
En varios de los episodios se nos recomienda leer a Haruki Murakami ¿ lo habéis leído? Y yo, os recomiendo que os acerquéis a los tres libros en los que Amèlie Nothomb escribe su experiencia nipona: (nuestro compañero David está en ello J ): Estupor y temblores (1999), Metafísica de los tubos (2000) y Ni de Eva ni de Adán (2007).  
A lo largo de estos Cuadernos perdidos… vamos a encontrarnos con múltiples referencias literarias, cinéfilas, etc. Y yo espero las vuestras.
Llega el momento de encarar el post semanal. Y, como os digo, difícil hacer una semblanza general de una obra que reescribe dos cuadernos de viaje a Japón perdidos, uno en 2009 y otro en 2018; “mi cuaderno de notas azul voló y cayó a un riachuelo mientras bajaba caminando desde la cumbre de la isla de Miyajima. En el segundo olvidé el cuaderno negro encima de una máquina de billetes del metro en la estación de Shibuya”.  Especialmente doloroso me parece la pérdida del cuaderno escrito entre los dos viajes: “Ya no me acuerdo del color que tenía el que me robó mi expareja entre los dos viajes a Japón. (…) En el cuaderno cuyo color no recuerdo, había un poema. Lo escribí la mañana que murió mi padre”. ¿La necesidad de reescritura ha hecho, quizás, que los cuadernos de viaje sean más literatura que crónica viajera? En este libro es como si la autora lanzara ideas, poemas, citas, frases que parecen no tener hilazón ni vínculo alguno… pero, no. Un poco más allá, unas pocas o muchas páginas más adelante, a veces unos pocos párrafos o un solo párrafo, lo retoma y lo contextualiza, propiciando la reflexión, nuestra reflexión. Y me parece cautivador eso de que al final el cuaderno de viaje y el cuaderno de vida se fundieran para Patricia Almarcegui. El viaje y el diario vivir son ya uno para ella.
Entre los muchísimos datos y curiosidades que podemos leer en estas primeras cuarenta y una páginas, me ha llamado muchísimo la atención el cuento de Pitas Payas del Arcipreste de Hita y su versión japonesa. En este “collage” de literatura y vida hay cabida para las cartas, para las emociones y relaciones más personales de la autora, para la reflexión sobre la naturaleza o el vínculo entre Occidente y Oriente.  La literatura, la arquitectura: “Los arquitectos proyectan edificios a partir de una forma. La piensan, la dibujan y les inspira. (…) la fachada de la mediateca de Toyoo Ito aparece difuminada entre el agua. (…) Entro, paseo, subo y bajo. Sin embargo ni rastro de las algas. Los lugares de paso están llenos de gente. No hace falta que entren en las salas para usar la mediateca. Duemen, leen los periódicos, se sientan en las sillas de diseño. El edificio es compacto pero también aéreo. Las columnas consiguen ese efecto. Sinuosas y gruesas. Son torres tubulares de algas inclinadas”. Me tenéis que perdonar, pero todo lo relativo a las bibliotecas me llama muchísimo la atención. ¡Qué lugar más fascinante!
También me fascinó el arranque del libro en el que Almarcegui nos narra esa escena en el tren Kodama, el tren Shinkansen de alta velocidad. Y ha sido así por dos motivos: porque comienza narrando cómo Maria Kodama y Jorge Luis Borges seleccionaron fragmentos y tradujeron El libro de la almohada, de Shei Shonagon (libro que se leyó en el club Alonso Quijano, coordinado por Pep Bruno) y vincula este trabajo en pareja con el matrimonio que hacen origami en la mesa de un avión. Me parecieron unas imágenes muy estimulantes. ¡Qué capacidad de decir, de evocar tanto con tan, aparentemente, poco! Por ejemplo, en un párrafo muy bello en el que nos habla de sakura, la floración de los cerezos y el sitio más famoso para verlos en Tokio, es el parque Ueno. Pero… “Tras el terremoto y el tsunami de 2011 de Fukushima, muchas personas sin techo se instalaron en el parque Ueno”. Creo que el contraste lo dice todo.
Dejo por aquí algunos enlaces: (aguardo vuestros tesoros).
Tren Shinkansen
El libro de la almohada, de Shei Shonagon, dama de la corte del siglo X. Guía de lectura de Pep Bruno en el Club Alonso Quijano.
Origami
Your name, película
Yasujiro Ozu, ideograma en su lápida.
Yoshitoki Oima, Silent Voice
Tokio (Madrileños por el mundo).
Shikanoshima, enfrente de Fukuoka
Shibuya.
Caminando junto al río Sumida.
El museo Edo-Fukugawa.
Santuario Meiji-JIngu.
El mapa de los sonidos de Tokio. Isabel Coixet.
El bonsái en Japón
Avenida Omotesando.
Museos de origami en Zaragoza y Colonia del Sacramento (Uruguay)
Sakura, floración de los cerezos: Tokio, Parque Ueno.
La flor del ciruelo.
El castillo de Hiroshima
Julio Baquero Cruz y José Pazo Espinosa, “Deseo de Japón” en Revista de Occidente, nº 334, 2009.
Foro Internacional de Tokio
Lonja de pescado de Tokio
El Camino del Filósofo, en Kioto.
El museo Ota Memorial de Tokio
El arroz en Japón
Museo en Obuse dedicado a Hokusai
El monte Fuji
Mediateca de Toyoo Ito
Yasunari Kawabata
La memoria del cuerpo, Patricia Almarcegui
El tatami japonés
Danchi, edificios de apartamentos de vivienda pública
 “Lo escribió José Ángel Valente y era algo así: las experiencias solo terminan cuando se escriben”.
Contadme, contadnos, vuestras experiencias. Espero vuestras palabras para crear conversación en torno a la obra de Patricia Almarcegui que, espero, os haya descolocado, sorprendido y, en cierto modo, cautivado…
Salud y largo viaje, lectores.
(La fotografía de la autora, la he tomado de este artículo de El Heraldo).