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Corazón tan blanco, III

Libro que estamos comentando: 
Corazón tan blanco

Hola a todas y todos, seguimos con la lectura una semana más, pero, antes de nada, os cuento que estoy muy contento por haber elegido este libro, está siendo una lectura muy placentera y poderosa. Había leído a Marías hace años y está siendo un reencuentro muy gozoso, mucho. Y sí, me sento triste por su muerte, pero por otro lado para mí ha cobrado una nueva vitalidad. He comprado algunos libros más de él para seguir leyéndolo en los periodos en los que tengo menos enredo de trabajo.
Esta semana leeremos los capítulos 10 al 13, ambos incluidos. En mi edición son las páginas 159 a la 239. A 60 del final.
Dicho esto, vamos al lío.
 
ESTA SEMANA
Esta es nuestra penúltima semana con Marías, nos acercamos al final del libro (donde no sé si se irán anudando algunos de los hilos abiertos, aunque eso acaso resulte irrelevante) y las capas de historias y de narrativas van acumulándose y cimentando un magnífico edificio, una gran historia.
Continúan las maravillosas reflexiones sobre la verdad, la narración, la escucha, la imposibilidad de decir sin alterar... dejo algunas de las citas, en este sentido, que me han encantado: "Contar deforma, contar los hechos deforma los hechos y los tergiversa y casi los niega, todo lo que se cuenta pasa a ser irreal y aproximativo aunque sea verídico, la verdad no depende de que las cosas fueran o sucedieran, sino de que permanezcan ocultas y se desconozcan y no se cuenten, en cuanto se relatan o se manifiestan o muestran, aunque sea en lo que más real parece, en la televisión o el periódico, en lo que se llama la realidad o la vida o la vida real incluso, pasan a formar parte de la analogía y el símoblo, y ya no son hechos, sino que se convierten en reconocimiento. La verdad nunca resplandece, como dice la fórmula, porque la única verdad es la que no se conoce ni transmite, la que no se traduce a palabras ni a imágenes, la encubierta y no averiguada, y quizá por eso se cuenta tanto o se cuenta todo, para que nunca haya ocurrido nada, una vez que se cuenta." (pp. 200-201). O esta: "Lo verbal nivela las cosas que como actos son distinguibles y no pueden mezclarse. Besar o matar a alguien son cosas tal vez opuestas, pero contar el beso y contar la muerte asimila y asocia de inmediato ambas cosas, establece una anlogía y erige un símbolo." (pp. 221-222). O esta otra: "Callar y hablar son formas de intervenir en el futuro." (p. 227)
Perdonad que sea tan pesado con esto, pero es que el libro me fascina no sólo por lo que cuenta y cómo lo cuenta, sino por todas esas digresiones pequeñas (y no tan pequeñas) que van alimentando la caldera de la trama.
Estos capítulos de esta semana casi son como un libro dentro del libro, los podríamos llamar los capítulos de Berta o la estancia en Nueva York. ¿No os sorprende lo actual que resulta todo lo que sucede en estas páginas? La historia de Berta, sus historias, los contactos, los vídeos, las cartas... es todo un anticipo de lo que años después vivimos con la aparición de internet y, sobre todo, de los smartphones con sus aplicaciones.
Me maravilla (una vez más) ese juego de espejos continuo en el libro: esa situación en la que el narrador ocupa un lugar y otro lugar. Me refiero, por ejemplo, a esa esquina en la noche en la que él espera a que se apague una luz de una mesilla (en Nueva York); esa ventana a oscuras desde la que mira donde el otro espera (ya en Madrid). Igual que ocurre con esa historia de silencios, de no contar, de sospechar o no, en la que queda atrapado con Luisa (contar o no contar lo de Berta; contar o no contar ¿lo de Custardoy?). ¿No os parece magistral?
Por otro lado en las últimas páginas de esta semana nos metemos en la corriente central del libro de la mano de Luisa y su conversación con Ranz (mientras el narrador mantiene cara de palo, oye).
En suma, una lectura maravillosa la que os espera estos días, ya veréis.
Ah, por si os interesa os voy avanzando que un un par de semanas comenzaremos la lectura de las Sonatas, de Valle-Inclán. Otra maravilla.
Pasad una feliz semana.
Saludos cordiales, 
Pep Bruno