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Cinco horas con Mario: XXI-XXVII y Por la mañana

Libro que estamos comentando: 
Cinco horas con Mario

Hola a todas y todos, aquí llegan las últimas notas de lectura de este libro fantástico que nos ha tenido bien entretenidos a lo largo de estas cuatro semanas. A ver cómo escribo lo que tengo que escribir sin desvelaros nada porque el final es, sencillamente, magnífico.
Antes que nada os recuerdo que la próxima semana comenzamos con Guerra y paz, de Liev N. Tolstói, uno de los grandes clásicos de la literatura universal. Si os apetece un trepidante viaje a la Rusia del XIX, ya sabéis, por aquí os espero.
Ahora, vamos al lío.
 
CAPÍTULOS XXI-XXVII y Por la mañana
Bueno, pues ya está. En estas páginas todo se revira y adquiere un nuevo significado. Se nos iban dando algunas pistas pero no quedaba el asunto claro, no había evidencias precisas que nos permitieran armar el puzzle y entender a Menchu y por qué contaba lo que contaba y, sobre todo, por qué lo contaba de esa manera: y venga a darle vueltas a su vida insatisfecha y a la tristeza de su matrimonio, y más vueltas al bendito seiscientos y a ese marido aparentemente incapaz de cumplir sus expectativas.
Hemos hablado (en mis notas y en vuestros comentarios) de algunos aspectos que ahora van a encajar perfectamente en este giro de las últimas páginas (aspectos que yo no voy a desvelar para no pisaros el final). Pero sí hay algo que es muy importante y sobre lo que hemos hablado (insisto, en mis notas y en vuestros comentarios) bastante estos días: Menchu es voz y parte de toda esta historia, ella está contando la feria según le conviene, y en estos últimos capítulos, justo antes de que llegue el último (el que no lleva numeración, igual que ocurre con el primero del libro, y que se titula "Por la mañana") se entiende por qué cuenta lo que cuenta y, sobre todo, por qué lo cuenta así.
Pareciera como si quisiera afearle los defectos a Mario, como si quisiera acentuar sus propias desdichas (que, si lo pensamos fríamente, son pocas y se repiten a lo largo del libro), y esto tiene sentido aquí, al final, por lo último que se nos desvela (y que yo no puedo decir).
Sólamente os diré que en estas últimas páginas ella se dirige a Mario llamándole "cariño" y se vislumbra que algo que hasta ahora no veíamos sí existía: quizás esta pareja se casó por amor y quizás fue algo feliz. Son muchos años de vida y muy pocos los momentos que Menchu nos cuenta, ¿no os parece?
Y, de verdad, no puedo hablar más porque os voy a destripar algo y no quiero.
Seguimos hablando en los comentarios, que seguro que hay mucho que hablar. Y ojo que esta semana como empieza nuevo libro quizás el domingo ya no os deje comentar.
 
Pasad una buena semana
Pep Bruno