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Cien años de soledad: 10, 11, 12 y 13

Libro que estamos comentando: 
Cien años de soledad

Hola a todas y todos, aquí llegan las recomendaciones de lectura de esta semana. 
Primero os comento la imagen que acompaña el post de hoy. He estado buscando un esquema (útil y claro) de la saga Buendía que pueda ayudarnos en esta maraña de historias personales y familiares. Creo que esta, que he tomado de la Wikipedia (de aquí), es bastante precisa y bien puede servir de mapa para el libro.
Esta semana he incluido 4 capítulos (en vez de tres) para ir ajustando el final del libro con el final del mes (así pues hay alguna página más).
Pero dejémonos de charleta y vayamos al lío.
 
Comenzamos con los "Segundos", José Arcadio Segundo y Aureliano Segundo, hermanos gemelos y difíciles de diferenciar (ese juego de espejos en el que no sabemos -nosotros ni el resto de personajes del libro- si finalmente es uno u otro parece que se va a ir terminando en cuanto crezcan. O al menos eso parece para los lectores pero no para, por ejemplo, Petra Cotes.
En una historia más de nuevo podemos observar cómo el deseo y la pulsión de la carne marca el camino de los personajes (tanto por rendirse por completo a él como por no hacerlo). ¿No creéis que este libro es, de alguna manera, un canto al deseo? Es exuberante como la selva, sí, pero también desaforado como el deseo. Es el deseo el que lleva de la mano a todos sus protagonistas. Sólo quien parece estar al margen del deseo (pienso en la eterna Úrsula) parece vivir en la cordura, al margen del paroxismo del resto de personajes. ¿Qué pensáis sobre esto?
Al hilo de esta reflexión uno puede ver cuestiones como la guerra (y la violencia) como algo afuera del deseo: si alguien no queda atrapado por la pasión (por el deseo, por el amor, por la pulsión de la carne) puede ser un bestia (como le ocurre a algunos personajes del libro como Arcadio o el propio Aureliano Buendía, quien a pesar de ello tuvo 17 hijos pero de 17 mujeres distintas y no parece que estemos hablando de 17 historias de amor). O pensad en José Arcadio que llega después de dar la vuelta al mundo convertido en una especie de animal poderoso que acaba rendido por el deseo (con Rebeca). 
En estos capítulos nos encontramos a Aureliano Segundo casado con Fernanda del Carpio y encamado con Petra Cotes. Rendirse al deseo tiene premio, y cuando leáis estas páginas veréis de qué manera: la naturaleza es generosa para quien se rinde a ella.
Y también por eso tratar de ordenar sacerdote a uno de los hijos de la familia puede ser la culminación de un proceso de intentar domeñar el deseo (¿de civilizarlo?), quizás por eso el empeño de Úrsula de que el pequeño José Arcadio sea Papa, o el placer que le produce que José Arcadio Segundo, tras ver el fusilamiento, parezca más cercano a la religión (aunque será pasajero, claro).
En fin, son reflexiones que no dejan de rondarme tras la lectura de estos días: ¿qué pensáis vosotras?
 
Pero volvamos con las lecturas. En estos capítulos veremos de cerca a Remedios, la bella, y cuánta desgracia (o felicidad) deja a su paso. Da la impresión de ser una niña que no es consciente de que está jugando con un arma cargada, ¿verdad? Fijaos cómo sale del libro (literalmente), me interesará saber qué opináis sobre esta mujer, su inocencia, su belleza...
Nos encontramos con otra mujer bien interesante también, Fernanda del Carpio, de "noble estirpe". Es fascinante la historia de esta mujer y su familia y cómo llega a Macondo y qué papel juega (acaba convertida, de alguna manera, en la nueva Úrsula). Y el contraste de Fernanda con Petra: una la contención y la otra la exuberancia. Y a caballo entre ambas (nunca mejor dicho), Aureliano Segundo.
A todo esto aparecen también los 17 hijos del coronel Aureliano y con ellos entra una nueva trama en la historia (que igual que entra acaba por salir, al menos con 16 de ellos). Es el tiempo también de esplendor de Macondo: un intento de comunicación por agua (fallido) y la llegada del tren (con un Buendía a la cabeza del proyecto) y con él de las grandes empresas bananeras (de verdad que impresiona cómo está todo contado, tanto en tan poco espacio).
Hay otro momento glorioso, la exacerbación de la fiesta y la parranda está personificado en el duelo en el que contienden Aureliano Segundo y La Elefanta, absolutamente delirante. Uno no deja de abrir los ojos y de pegar tragantones según va leyendo.
Y por cierto, en estas páginas también veremos cómo las sombras atenazan a nuestra admirada Úrsula y la muerte, al fin, del coronel Aureliano Buendía.
Feliz semana de lecturas
Pep Bruno