Biografía de un cuerpo: Continuamos hasta cap. 45

Baile, búsqueda de la propia identidad y vocación, relaciones familiares, vaivenes de la adolescencia... son algunos de los temas tratados en esta novela.

El joven protagonista ama el baile pero en plena adolescencia se enfenta a un fuerte dilema consigo mismo, con sus intereses y lo que espera su familia de su comportamiento. Paralelamente, las menciones a la vida de un bailarín polaco (Nijinsky) que tomó una decisión drástica que también le ronda por la cabeza al protagonista de esta historia. A manera de enriquecedor correlato, la evocación de momentos de la vida del bailarín ruso Vaslav Nijinsky introduce inquietantes resonancias en la trama.

Pero ¿Quién es Nijinsky?

Mito y leyenda del ballet clásico, es recordado como uno de los grandes

 Kiev, 1890-Londres, 1950

Creció Nijinsky en el seno de una familia dedicada al ballet desde varias generaciones atrás. Y rodeado de un gran amor por la danza, con diez años ingresó en la Escuela Imperial de San Petersburgo. Allí sus cualidades y progresos no se hicieron esperar, y pronto destacó como uno de los mejores, a pesar de los problemas mentales que padecía y le acompañarían durante toda su vida.

Con tan sólo 17 años, realizó su debut profesional en el Teatro Marinski interpretando el ballet de la ópera de Mozart, Don Juan. Una primera actuación que precedió a otras muchas en las que destacó notablemente, también para la bailarina del zar Kchessinskaia que lo eligió como pareja de baile. Comenzaba en este momento una carrera triunfal para Nijinsky en el Teatro Imperial. Sin embargo, fue Sergei Diaguilev, como para otros bailarines de la época, quien marcó su trayectoria profesional, para bien y para mal. En 1909, el empresario ruso le ofreció bailar en sus Ballets donde fue protagonista hasta 1914, año en que Diaguilev le echó por haberse casado con una bailarina, compañera de la compañía. El bailarín Serge Lifar, ocuparía su lugar en Los Ballets Rusos a raiz de su salida. Recordado intérprete por sus saltos, condiciones atléticas, y excentricidades también, su legado como coreógrafo tampoco dejó indiferente. La obra Le sacre du printemps (1913) desató feroces críticas, y Jeux, creada el mismo año, un gran estupor ante la salida del bailarín al escenario, subido en unas puntas, reservadas únicamente para la mujer. Tras su ingreso en un sanatorio de Suiza, Nijinsky murió en Londres en una deteriorada situación mental.

El primer amor, las dudas, el esfuerzo por superarse, el descubrimiento de los otros, los miedos y las angustias de la adolescencia, que podría decirse es la verdadera protagonista de todas estas páginas. Otro tema que me ha gustado es el de las frustraciones de los padres, que a veces intentan redimirlas a través de los hijos (en la novela se centra en la relación padre-hijo).

El instituto, la danza, los profesores, los padres, los consejos y bromas de sus compañeros de ballet e incluso el propio cuerpo de Marcos le exigen mucho más de lo que él está dispuesto a dar. Llega un momento que se siente desbordado y ya no consiente que lo sometan.

La exploración de este joven para encontrar su identidad va desde los primeros tanteos con el alcohol hasta bucear en la poesía, un nuevo lenguaje que le ayuda a entender lo que le sucede.

Una historia que habla en primera persona y así mismo sobre la búsqueda de la identidad. La adolescencia, lo sabemos, es una etapa bastante dura y determinante en la vida de cualquier persona. Pero cuando el adolescente se ve "obligado" a dedicar casi todo el tiempo libre a una pasión que duda que sea suya o impuesta surge el conflicto, el dolor y lo más difícil de todo, tomar una decisión que lo cambie todo para siempre.

La obra indaga en un universo no muy frecuentado en este tipo de literatura, a pesar de la gran cantidad de adeptos que tiene entre los adolescentes en la sociedad actual: la danza.

Feliz semana de lectura

Alejandro