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2, ANTOLOGÍA POÉTICA Wislawa Szymborska

Libro que estamos comentando: 
Antología poética

2, ANTOLOGÍA POÉTICA de Wislawa Szymborska
 
 
Buenos días, estimadas personas ATRAPAVERSOS:
Comenzamos esta semana con la lectura de los poemas que se incluyen en los dos libros de la poeta: Mil alegrías –Un encanto y Si acaso. Llegaremos concretamente hasta la página 121 con el poema Amor feliz.
 
La semana pasada os hablaba del tema de la traducción, un ejercicio difícil y más especialmente en poesía. Szymborsca juega a veces con las palabras y también utiliza rimas de vez en cuando, algo que lamentablemente no podremos apreciar en su medida.
Referido al oficio de la traducción, os recomiendo el ensayo La impostora de Nuria Barrios. Editado este año 2022 por Páginas de espuma, este libro ha sido ganador del XIII Premio Málaga de Ensayo y es una estupenda reflexión sobre la traducción y la escritura. Después de su lectura se aprecia mucho más este trabajo, con frecuencia ignorado. Si tenéis la oportunidad de leerlo os sensibilizará sobre el tema, además de ser una lectura muy amena.
 
Por poneros un ejemplo de las diferentes versiones de una traducción a otra, tengo en mis manos la antología titulada Saltaré sobre el fuego, de la editorial Nórdica libros. La traducción es de Abel Murcia y Gerardo Beltrán. Pues bien, el poema de nuestra antología que se titula Cien alegrías de la página 103 (la traducción como sabéis es de Elzbieta Bortklewicz), en la antología de Nórdica tiene incluso otro título —Un encanto— y comienza así:
 
Con que quiere felicidad,
con que quiere la verdad,
con que quiere eternidad,
¡vaya, vaya!
 
El poema es demasiado largo para copiároslo completo, aunque me encantaría, para que pudierais comprobar sus diferencias, de palabras e incluso de tono de uno y otro. Me limitaré a poner los versos finales:
 
Obstinado, hay que admitirlo, mucho.
Con ese aro en la nariz, con esa toga, con ese suéter.
Queramos o no, un encanto.
Pobrecito.
Un verdadero hombre.
 
Quisiera continuar el comentario a propósito de este mismo poema, maravilloso, en el que se retrata uno de los aspectos más emblemáticos de Szymborska: el trato tierno que hace a propósito del destino humano, a la vez que lo “pone en su sitio”. Y este es tan pequeño, un lugar en medio del espacio infinito, en una galaxia tan lejana…
De ahí ese distanciamiento tan peculiar que aborda la poeta en el tratamiento de los temas sobre la condición humana. Somos pequeños, sí, y sin embargo Szymborska se detiene y admira nuestras tragedias y peripecias sin un solo ápice de sarcasmo o amargura. Eso sí, y esto también caracteriza a nuestra poeta, su mirada está teñida en muchos casos de una fina ironía. Como en el poema que estamos comentado: pobrecito, lo quiere todo: felicidad, verdad, eternidad… Criatura.
 
Otra cuestión que asimismo podemos extraer de este poema, y que nos va a ayudar a apreciarlo en muchos otros, es el contexto en el que sitúa la acción: el espacio. Y con ello se resalta nuestra pequeñez como pobladores de un planeta en mitad del infinito. Os lo hago notar porque la época de los poemas que estamos leyendo —años 60 y 70— fueron los primeros tiempos de la conquista espacial. El primer hombre, Yuri Gagarin, que dio la vuelta a la Tierra en su nave y la vio desde lejos, el primero que sin saberlo acuñó el término precioso para ella de Planeta Azul, lo hizo en el año 1961.
Cuenta la leyenda que esto es lo que dijo Gagarin al ver nuestro planeta flotando en mitad del universo: “Pobladores del mundo, salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos. Desde aquí miro su estremecedor fondo azul, que, por momentos se vuelve y a ratos es un enardecido violeta que no cesa de sobrepasar sus propios límites. Destruir tanta belleza sería un crimen imperdonable”.
Os invito a que encontréis estos rastros “siderales” en los poemas que leáis. Hay unos cuantos.
 
Para acabar los comentarios de esta semana, dos últimas cosas. En primer lugar, unas aclaraciones a propósito del poema Autotomía de la página 116. El poema está escrito en memoria de Halina Poswiatowska, poeta polaca fallecida con apenas 30 años debido a una enfermedad cardíaca ocasionada por los años que tuvo que estar escondida siendo niña en un sótano húmedo y sin luz durante la guerra mundial. Halina compartió residencia con Wislawa y otros artistas en un bloque de viviendas de Cracovia que el régimen soviético destinó para ellos.
La palabra cohombro significa pepino, pero en este caso se refiere al cohombro marino, un animal de la familia de las estrellas de mar y que recibe este nombre precisamente por su forma: pepino de mar. Estos animales limpian el fondo marino, pues se alimentan de todos los sedimentos del fondo. Comen arena y la sueltan más limpia. Apasionantes animales, su característica más impactante (se hace referencia a ello al principio del poema) es que cuando se siente perseguido es capaz de vomitar sus propios órganos internos para que el depredador “se entretenga” comiéndoselos mientras él huye. Una estratagema terrible, pero con la que sin embargo no muere, pues estos órganos se le regeneran con rapidez. Espero que estos apuntes sobre el animal en cuestión os ayuden a comprender el poema.
 
Y por último, una recomendación: leed el enjundioso y breve discurso que nuestra autora leyó cuando fue a recoger el premio Nobel, titulado EL POETA Y EL MUNDO. No vais a tener ningún problema de encontrarlo en internet. Es maravilloso, creedme. En papel también podéis leerlo en su libro de poemas publicado por Hiperión El gran número. Fin y principio. Elijo unas cuantas frases de este discurso a modo de despedida:
 
“Y cualquier saber que no provoca nuevas preguntas se convierte muy pronto en algo muerto, pierde la temperatura que propicia la vida. Los casos más extremos, los que se conocen bien tanto por la historia antigua como por la moderna, son capaces de ser letales para las sociedades. Por eso tengo en tan alta estima dos pequeñas palabras: “no sé”. Pequeñas pero con potentes alas. Que nos ensanchan los horizontes hacia territorios que se sitúan dentro de nosotros mismos y hacia extensiones en las que cuelga nuestra menguada tierra.”
 
Feliz semana, feliz poesía,
Estrella Ortiz