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2- Antología poética Ángel González.

Libro que estamos comentando: 
Antología Poética

2- Antología poética Ángel González.
¡Buenos días, feliz lunes y mejor semana!
Queridas gentes que os habéis animado a empezar o continuar esta aventura poética, nueva para mí, del Club de lectura ATRAPAVERSOS,
¡BIENVENIDAS!
Continuamos esta segunda semana de julio con la lectura de la Antología poética Ángel González. Selección del autor (1925-2008) en Alianza Editorial.
Leeremos de de la página 93 hasta la página 139 parte de los poemarios Grado Elemental (1962); Palabra sobre palabra (1965); y Tratado de urbanismo (1967) y los comentaremos la semana que viene.
 
La semana pasada leímos
Áspero Mundo (1956)
Isaac Rosa en su texto «¿Para qué sirven los poetas», en Cuadernos
Hispanoamericanos de 2008, nos resume en varios puntos lo que denomina la «utilidad literaria» de Ángel González: la difusión del caudal lírico de la tradición; la incitación a la lectura, gracias a la «voz asequible» del autor y a la «engañosa facilidad» de sus estrategias retóricas; y la construcción de un proyecto creativo humano y humanista, tan lejos de la cautelosa asepsia de los «poetas prudentes» como de la primavera endecasilábica promovida por los «cantores acéfalos» contra los que se había alzado Gabriel Celaya.
Y es que Ángel González tiene muchas capas de lectura, voy comentando algunos poemas de los que a mí más me han interesado de este primer poemario.
Por ejemplo, en:
 
[Por aquí pasa un río]
Por cierto, aquí podéis escucharlo recitado por Ángel González y cantado por Pedro Guerra
https://www.youtube.com/watch?v=BBS3Kif7gg8
 
[Por aquí pasa un río]
Por aquí pasa un río.
Por aquí tus pisadas,
fueron embelleciendo las arenas,
aclarando las aguas,
puliendo los guijarros, perdonando
a las embelesadas
azucenas...
No vas tú por el río
es el río el que anda
detrás de ti, buscando en ti
el reflejo, mirándose en tu espalda.
Si vas de prisa, el río se apresura.
Si vas despacio, el agua se remansa.
Al leerlo no puedo evitar evocar los versos de Góngora en la fábula de Polifemo y Galatea publicada en 1612
La Ninfa, pues, la sonora plata
bullir sintió del arroyuelo apenas,
cuando —a los verdes márgenes ingrata—
segur se hizo de sus azucenas.

 
Y rememoro algunas escenas con azucenas... tan exploradas en la poesía en lengua castellana
Por ejemplo por San Juan de la Cruz en Noche oscura del alma:
....
Quedé y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
 
O en el Soneto XXIII de Garcilaso de la Vega y que os copio porque también habla del tiempo y el tempo...
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
 
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;
 
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
 
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre.
 
O a este otro de Juana Inés de la Cruz
Esto sí era hacer versos descansado;
y no en aqueste siglo desdichado
y de tal desventura,
que está ya tan cansada la hermosura
de verse en los planteles
de azucenas, de rosas y claveles
ya del tiempo marchitos,
recogiendo humedades y mosquitos,
que, con enfado extraño,
quisiera más un saco de ermitaño.
 
Y es que al escribir Ángel González activa todos sus conocimientos, aunque no lo parezca. Por eso Isaac Rosa habla de la difusión del caudal lírico de la tradición, y de la «engañosa facilidad» de sus estrategias retóricas.
Es curioso como al leer unos versos los resortes de la memoria se activan y enlazan lecturas que podrían no tener nada que ver.
El poemario al que pertenece este poema fue escrito en 1956 y a mí me ha llevado a un poema de Garcilaso escrito seguramente después de 1533, a un poema de Góngora del siglo XVII, a otro poema de San Juan de la Cruz de 1618, a otro de Juana Inés de la Cruz también del siglo XVII, pero además incluso por el contenido a La Lentitud de Milan Kundera (publicado mucho después en 1995) que dice:
 “Hay un vínculo secreto entre la lentitud y la memoria, entre la velocidad y el olvido. Evoquemos una situación de lo más trivial: un hombre camina por la calle. De pronto, quiere recordar algo, pero el recuerdo se le escapa. En ese momento, mecánicamente, afloja el paso. Por el contrario, alguien que intenta frenar un incidente penoso que acaba de ocurrirle acelera el paso sin darse cuenta, como si quisiera alejarse rápido de lo que, en el tiempo, se encuentra aún demasiado cercano a él”.
O como ya dijo Ángel González:
Si vas de prisa, el río se apresura.
Si vas despacio, el agua se remansa.
 
También me detuve en el poema Eso no es nada
Magnífica «nada».
 
En cuanto al poemario:
Sin esperanza, con convencimiento (1961)
Es calificado como político o social, pero poca poesía con esos adjetivos es capaz de atravesarte así.
Decía el propio Ángel: «No se puede excluir la parte de comunicación
que hay en la poesía, ni se puede negar que la poesía debe ser y es
una forma de investigar, de conocer el mundo y la realidad, incluso
la sociopolítica».
De este poemario me ha impresionado especialmente
El derrotado, quizás porque el mes pasado perdí a mi madre...
 
El campo de batalla
Me entusiasma el sentido del humor y la ironía de Crisis
Y el ritmo y la musicalidad de [Trabajé el aire]
 
Me encanta El porvenir
 
Y me asombra la capacidad de transformar un relato en poema como ocurre en Historia apenas entrevista quizás esta es una de las cualidades más destacables de la poesía de Ángel González y por lo que nos resulta tan fácil su lectura, su facilidad de narrar en verso.
Y su capacidad de reflexionar sobre la dramaturgia (o la metadramaturgia) en Entreacto.
La semana que viene comentaremos los versos que hayamos leído esta semana.
¡Feliz semana!
Paula Carbonell