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4ª parte. Ante el agujero.

Libro que estamos comentando: 
Alma
Una enigmática frase ronda en la cabeza de los lectores (como bien habéis comentado la semana anterior) y en la de la propia doctora Chambers desde que el espíritu de Andrew se lo expresase a una dolorida Alma, poco después de que el laboratorio y las oficinas del Grupo de Investigación Paranormal saltase por los aires: "Tienes que confiar. hay un plan". Quizás las cosas salieran bien después de todo, aunque la doctora Chambers no sepa muy bien lo que le queda por hacer.
 
Ante tanto desastre provocado por la irrupción de los Descarnados, que arrasan con todo vestigio de vida humana con la que se encuentran, algunos intentos de buscar soluciones, aunque sean dando palos de ciego, se rebelan contra el derrotismo que parece imponerse en el grupo.
 
De inmediato cobra fuerza la necesidad de tapar el agujero de la casa Taggar, en Elvenbane, el lugar de donde viene el frío y el punto del que parece proceder el fenómeno del que emerge la infección. Aunque pueda haber brotes más pequeños, Elvenbane, al ser un punto clave en las conexiones de las Lineas Ley, (este asunto será de más fácil comprensión para aquellos que estén familiarizados con el flujo de la energía a través de líneas invisibles, en forma de redes, que conectan el planeta) es el objetivo principal para poder parar el flujo de Descarnados hacia el exterior.
 
Todas las extrañas circunstancias que se habían estado produciendo en Elvenbane durante la novela, la congregación de multitudes que, sin motivo aparente, acudían a ese pequeño pueblo de la campiña inglesa, tenía como objetivo acumular la energía de las invocaciones de miles de personas que habían estado utilizando la ouija de los libros de Johnnie Belmori. Y por allí habían surgido las "poluciones tóxicas", que en los últimos capítulos de la novela se definen ya como "Mareas Negras", en un simil que recuerda a la desgracia que provocó el hundimiento del petrolero Prestige en 2002 frente a las costas gallegas y las formas desvaídas e imprecisas del chapapote en el océano llegando a Galicía .
 
Tapar el agujero de Elvenbane se convierte en el propódito del "Grupo del agujero", una comunidad de aficcionados expetos en las Líneas Ley que se ofrecen a colaborar con Alma y sus amigos Pete y Jow.
Mientras, Alma, a pesar de su desconcierto al no saber con seguridad el método para combatir a los maléficos y de ser consciente de que no existe ningún lugar en el Planeta que sea seguro, se propone afrontar un encuentro con alguno de los seres descarnados y llevar a la práctica lo que cree sin demasiada convicción que servirá para enfrentarse a ellos. 
 
Una noticia, aparentemente sin importancia, sobre la supervivencia de una niña que demostró entereza, inocencia y falta de temor ante la destrucción de una ciudad en Finlandia, dieron la pista a Alma sobre la única forma de hacer frente a la Marea Negra, desprenderse de cualquier sentimiento de odio y de temor, liberarse de las ideas superfluas y centrar todos sus pensamientos en una única dirección, la que concentra los más maravillosos logros de la naturaleza humana, el AMOR.
 

En el último cuarto de novela, Carlos Sisí describe con maestría y con un estilo ágil, emotivo y muy descriptivo el caos en el que se ven envueltas las ciudades, Leeds primero y después el resto del mundo. Nada parece poder parar la destrucción provocada por las criaturas, que rápidamente han utilizado las lineas mundiales de energía para transportarse en muy poco tiempo y emerger en cualquier parte del planeta. Ni siquiera los desesperados intentos de la inteligencia militar, que como habéis comentado parecen demasiado escasos, por descubrir el método para acabar con esa pesadilla que puede acabar con el mundo, alcanzan resultados satisfactorios. La escena del helicóptero militar atacando a una criatura con una emisión de sonidos a altísima frecuencia nos parece desde el principio insuficiente.
 
"Nadie parecía poder contenerlos, nadie sabía cómo contrarestarlos o enfrentarse a ellos. Era como intentar eliminar el humo con una cuchara", describe así el autor la incapacidad de la Humanidad para hacer frente a la Marea Negra.
 
En un desesperado y algo inconsciente intento, las capacidades y la fortaleza mental de Alma se enfrenta con éxito a una criatura con la ayuda imprescindible de Jow y abre a partir de ese momento un pequeño hueco de esperanza para ofrecer a la Humanidad una oportunidad para sobrevivir.
 
Finalmente, todos los protagonistas supervivientes de esta novela se reunen alrededor del hueco formado en la casa Taggar de Elvenbane y allí, al borde del agujero son sometidos a unas pruebas sestinadas a demostrar su capacidad para superar sus miedos más ocultos.
 
Recordando la frase de Nelson Mandela que decía: “No es valiente quien no tiene miedo sino quien sabe conquistarlo”, descubren que, en la mayoría de ocasiones los miedos son irracionales, tóxicos y nos limitan enormemente nuestro potencial. Y de esta forma la amenaza de la Marea Negra desaparece.
 
El final de la novela, dando validez a la famosa frase de Andrew: "Hay un plan...", cobra sentido de forma bastante controvertida en el último capítulo del libro. Mejor que desvelarlo, nos contáis qué os parece.