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1ª parte. Hasta el JUEVES 6 DE ABRIL

Libro que estamos comentando: 
Abril rojo
En estos días, concretamente el domingo 6 de junio, se está celebrando en Perú la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que determinará quién gobernará este país durante los próximos cinco años, de 2021 a 2026. Casualmente ABRIL ROJO sucede en medio del proceso electoral que revalidó la presidencia de Alberto Fujimori en el año 2000. En los capítulos siguientes de esta novela Santiago Rocangliolo se hará eco de las acusaciones de fraude electoral que marcaron ese proceso.
 
En las elecciones actuales, como si fuese un ajuste de cuentas con el destino, se enfrentan el izquierdista Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori. La representante del partido Fuerza Popular era, en el año 2000, la primera dama de su país al producirse la separación de sus padres y ocupó ese puesto hasta que su padre, Alberto Fujimori, dimitió, acorralado por las acusaciones de corrupción. Después de muchas vicisitudes, Fujimori está hoy día cumpliendo una condena de 25 años de cárcel por violación de los derechos humanos durante su gobierno entre 1990 y 2000.
 
Las elecciones peruanas de ese año, que tuvieron lugar entre los mese de abril y mayo, es el escenario en el que ocurren los  hechos que se narran en ABRIL ROJO. Aunque el proceso electoral como tal no aparece en los primeros capítulos, el estado de excepción continuaba en muchas zonas del país, permitiendo a los militares ejercer funciones extraordinarias para salvaguardar el poder del estado y del gobierno de un país que había estado sometido durante los años anteriores al terror del grupo Sendero Luminoso. No es exáctamente ABRIL ROJO una novela histórica, más bien propone interpretar la situación que se vivía en aquellos años desde los ojos asombrados del protagonista y con continuas referencias históricas a la situación social y política que vivía Perú, y más en concreto la región de Huamanga, el centro de la actividad del grupo terrorista.
 
En un ambiente de precariedad de los derechos ciudadanos y donde las Fuerzas Armadas tenían el poder absoluto para combatir el terrorismo y lo que hiciera falta, el fiscal distrital adjunto, Félix Chacaltana Saldívar, tiene que realizar su primera tramitación de un occiso (un muerto de forma violeta, según el Diccionario de la RAE), en el habituálmente preciso lenguaje jurídico del fiscal. 
 
El fiscal Chacaltana parece un personaje de otra época. Está de vuelta a su ciudad natal, Ayacucho, después de romper con su mujer y de huir abrumado de la ajetreada vida de Lima. Le conocemos, y sabemos mucho de su personalidad, al leer el informe que ha redactado al aparecer un trozo de un cadáver semiquemado durante los carnavales celebrados en un pueblo cercano a Ayacucho. Es tan meticuloso en la redacción de los hechos que llega a ser cómico, y más si tenemos en cuenta la situacíon del país, en la que la investigación sobre muertes y asesinatos son competencia de las Fuerzas Armadas.
 
Chacaltana muestra una dedicación obsesiva por su trabajo, pero ese impulso no solo está motivado por su visión puritana del derecho, sino que también alberga durante toda la novela la firme decisión de ascender en la carrera judicial. Su trabajo alterna la interpretacíon recta y honesta de la ley con la toma de conciencia de que el poder judicial, en ese momento, está sometido a las veleidades políticas y al poder militar. En un artículo de El País de 2000 se reproduce una cita muy esclarecedora:  "Aquí la cultura de la prepotencia y de la no participación es de vieja data. De la jerarquía, la arbitrariedad, la impunidad... Un proverbio común en este país es: el que puede, puede, y el que no puede, aplaude. Si tienes plata, puedes. Si tienes poder, puedes. Aquí no funcionan la norma y las reglas"  http://www1.udel.edu/leipzig/270500/elb310700.htm
 

La vida personal del fiscal se nos figura de una existencia solitaria, alejada de la vida social que por su cargo le corresponde. Si al principio se nos da a entender que vive con su madre, que por ella ha vuelto a Ayacucho y a su casa familiar, no tardamos en percibir que la presencia de la madre es únicamente testimonial: el dormitorio de la señora que se mantiene intacto, las conversaciones del hijo como si todavía la madre estuviese viva, las fotos de la madre que sirven de compañia durante las comidas ... 
 
Otro acontecimiento fortuito, además del hallazgo del cadaver calcinado, provoca un cataclimo en su pequeña existencia de funcionario redactor de informes y consultor de códigos legales. En un pequeño bar conoce a Edith, la camarera, con la que establece poco a poco una bonita relación amorosa. Es con ella con quien se siente plenamente feliz y aprende a disfrutar de la vida, haciendo las cosas que gustan de hacer los enamorados.
 
ABRIL ROJO tiene elementos de novela social, costumbrista o histórica, pero en sus primeros capítulos predomina la novela pocilial. Su celo profesional le lleva a investigar la muerte del cadaver calcinado, a pesar de que no tiene competencias y de que los mandos de la policía y el ejército le piden y le ordenan que atribuya la muerte a los excesos de los carnavales. El rechazo frontal se produce cuando Chacaltana sugiere que la brutalidad ejercida sobre ese cuerpo tiene muchos puntos en común con los actos de terror cometidos por Sendero Luminoso en la década de los 80 y primeros 90. Sin embargo a nadie parece interesarle saber la verdad.
Rincón Cultura | "Abril Rojo" de Santiago Roncagliolo