3ª parte. Hasta la primera visita a la casa de Gretchen.
Libro que estamos comentando:
Años de sequía
Esta tercera parte de AÑOS DE SEQUÍA la comenzamos, y casi la terminamos, con Jaime Sullivan, el joven amigo de Luke que se ve involucrado en la investigación por la charla que tienen ambos en su granja el día de los asesinatos.
Desde las primeras conversaciones con Raco y Falk, Sullivan levanta ciertas sospechas en ambos. Tal vez los dos policías no tengan ninguna evidencia que lo implique directamente, pero hay algo en su actitud que les hace sospechar que algo les oculta. Ese algo surge de una mirada ocasional de Aaron a la abuela de Sullivan, cuando advierte su reacción de sorpresa al confesar su nieto que pasó toda la tarde en su granja después de que Luke se fuera. Poco después sabremos que los bomberos tuvieron que acudir a la granja para sofocar un fuego que la abuela, por descuido, había provocado. ¿Dónde estaba entonces Jaime Sullivan?
Para acabar con este personaje, en páginas posteriores sabemos que todos sus recelos y sus silencios estaban relacionados con el vínculo sentimental que estaba manteniendo con el doctor Leigh, el médico de Kiewarra. ¿Es relevante que dos personas del pueblo mantengan una relación homosexual que no aporta nada a ninguna de las dos tramas de AÑOS DE SEQUÍA? Tal vez tenga algún interés al mostrar la realidad de la configuración social y las nuevas tendencias sexuales en la población rural de Australia, pero a mí me resulta material de relleno.
Es muy significativo que en una conversación entre Raco y Falk, poco después de escuchar la confesión de Sullivan, los policías se planteen la posibilidad de denunciar a los dos amigos por obstaculizar la investigación. Se quejan de que les han hecho perder un tiempo precioso cuando había una familia en la tumba esperando conocerse la verdad de su muerte. Esta situación es un ejemplo del desarrollo de la novela en este momento: sospechas que ni siquiera se convierten en pistas y que finalmente no van a llegar a ningún lado.
La presión sobre Aaron Falk continúa. Visto lo que refleja la novela, parece que su presencia no deja indiferente a los personajes que viven en Kiewarra. Todos, con la única excepción de Gretchen, se muestran hostiles hacia él. Incluso algunos personajes, muy circunstanciales, generan situaciones también bastante tensas. Se me ocurren dos ejemplos: la señora que trabaja de administrativo en la comisaría y el dependiente donde Aaron compra unas camisas.
Y luego se añade a esta situación tan claustrofóbica lo que le hacen a su coche "Te vamos a despellejar, puto asesino" le escriben rayando la carrocería de su coche. Aaron se muestra lógicamente muy contrariado.Todos imaginamos quién ha podido ser el culpable, pero nadie mueve un dedo por solucionarlo. Por último, la distribución anónima de pasquines con la foto de Ellie, la de su padre y la suya, contribuye a amentar su intranquilidad, aunque él demuestra calma y control de la situación.
Y del lado de los personajes que, sin apoyarlo directamente, se muestran cercanos y respetuosos con Aaron están la que podríamos llamar los "forasteros" de Kiewarra. Su principal virtud no es haber estado ausentes en el pueblo cuando sucedieron los hechos que provocaron la muerte de Ellie Deacon, sino que, por encima de todo, hacen notar su falta de prejuicios. Son personajes que han llegado al pueblo desde la ciudad. Probablemente la autora está haciendo una crítica a la actitud cerrada, algo paleta e irracional que se suele adjudicar a los habitantes de las zonas rurales. O tal vez sea que la sequía y la crisis social y económica este sacando lo peor de los que viven allí y han visto como su pueblo ha entrado en una decadencia irreversible.
Falk establelce una relación cordial con Scott Whitlam, el director del colegio. Entre los dos se establecen unos vínculos provocados por el vacío que han dejado en el colegio la muerte de Karen y de Billy. De Karen puede decir que en los últimos días parecía un poco despistada en su trabajo, como si estuviese preocupada seriamente por algo.
Whitlam invita a Falk a su casa y allí este conoce a Sandra, su mujer. Ella está especialmente nerviosa por los desgraciados acontecimientos que se han producido en los últimos días en Kiewarra. El matrimonio se había trasladado desde Melbourne buscando una tranquilidad que en la gran ciudad no podían conseguir. Esta confesión sirve a que Aaron reflexione sobre las diferencias entre vivir en un pueblo y la ciudad. Sabe que mucha gente se hace una imagen idealizada de la vida rural, sin atascos y con viviendas mucho más amplias, pero cuando llegan sufren un desengaño: la vastedad del paisaje y la aspereza de las relaciones con los lugareños. También ese matrimonio oculta algo que se manifiesta en una cierta tensión en el ambiente. Además Whitlam frecuenta demasiado el pub ....
En el aspecto policial, de investigación del caso que Raco y Falk llevan entre manos, las situación que hemos criticado en semanas anteriores se mantiene con pocos avances. Las imágenes grabadas de las cámaras de circuito cerrado del colegio muestran imágenes repetidas del día a día de la entrada y salida del personal del colegio. Solamente un rápido gesto de Karen al subir a su coche permite apreciar un momento sorprendente. ¿Está llorando Karen?
Y por último queda añadir una pista de la que seguro que tendremos aclaración posteriormente: entre las páginas de un libro que Karen sacó de la biblioteca, Falk encuentra el resguardo de devolución en el que están anotados el nombre de Grant y el teléfono del mismo Aaron.
Ninguna de las dos anotaciones tienen demasiada lógica entre las suposiciones que manejan los dos policías.
Más sobre Aaron Falk, aquí.