3.Invisible: hasta página 225
Hola a todas y todos las/los que seguimos la lectura compartida de Invivible de Eloy Moreno, comenzamos la tercera semana y vamos descubriendo nuevas cosas en torno al niño avispa
Ya conocemos que Invisible es la historia de un chico devastado por la violencia, la ansiedad y la crueldad del acoso escolar, pero lamentablemente, podría ser la historia de cualquiera de nosotros. No lo olvidéis: el acoso no es un problema exclusivo del entorno académico. Violencia gratuita, acoso escolar, ciberacoso o bullying: se llame como se llame, la violencia y el acoso es un tema tan actual que asusta. Cada día más niños y jóvenes como el chico invisible se enfrentan al dolor, el miedo y la inseguridad que nacen del acoso. Niños y jóvenes que, indefensos y sumidos en el oscuro abismo del acoso, se sienten solos, perdidos y a menudo no encuentran más salida que la autodestrucción.
Independientemente del entorno en el que se dé ‒en casa, en el colegio, en el instituto o en el trabajo‒, el acoso es un tema muy complejo, un asunto difícil de tratar sin caer en el recurso más obvio del melodrama.
Narra, desde los ojos de un niño, los miedos, vivencias, sentimientos… frente al acoso escolar. Siempre contada desde esa visión inocente, tierna e imaginativa que caracteriza a los niños. Desde la primera página empatizas y sufres con el protagonista. ¿Quién ante una situación de acoso no desearía ser invisible?
» Creo que todos/as, a pesar de haber sido invisibles alguna vez, por desgracia, también hemos sido monstruos en algún momento de nuestras vidas…»
Ésta puede ser una de las reflexiones a las que se llega cuando lees Invisible. En toda situación de acoso, evidentemente, hay una persona acosada y un acosador/a… pero la situación se perpetua porque la gente que estamos alrededor no actuamos para que termine. Sin quererlo ni pretenderlo llegamos a ser complices. Todos hemos sido monstruos en algún momento.
Invisible es una historia demoledora, sí, pero también es una historia con mensaje, un importante mensaje de fondo. Un mensaje de respeto, un importante mensaje de solidaridad, apoyo y protección. Una historia que desborda verdad y condena no solo al acosador, sino sobre todo, al que consiente el acoso, ignora la situación y mira hacia otro lado.
Con maestría, el escritor Eloy Moreno trata un tema tan controvertido sin tapujos y nos propone una novela repleta de matices. El desarrollo de capítulos breves, los saltos en el tiempo que nos llevan del final al principio y viceversa sin más explicación que las pistas que se esconden en el desarrollo de la propia narración y por supuesto, la intercalación de dos tipos de narradores ‒el narrador externo que narra los hechos en tercera persona y el narrador protagonista que lo hace en primera persona‒ dan lugar a un relato complejo pero tremendamente atractivo para un lector que exige sentirse parte del desarrollo de la historia.
Aunque calificada como literatura juvenil por la edad de su protagonista, Invisible de Eloy Moreno es una de esas novelas que todos, sin límite de edad, deberíamos leer al menos una vez en la vida. Una novela dura por la verdad y la crudeza de la realidad que nos muestra, pero una novela muy necesaria. Una historia brutal, conmovedora y sobre todo alarmante con la que Eloy Moreno nos invita a reflexionar sobre la oscura realidad del mundo en el que vivimos.
Como he dicho anteriormente, en el libro se van pasando el testigo dos narradores. Por una parte está el omnisciente que nos cuenta la historia desde fuera mientras que es el propio protagonista quien habla en primera persona. Una voz que nos emociona, que nos rompe un poco por dentro, pero sobre todo nos hace reflexionar y echar la vista atrás para recopilar todas esas veces en las que hemos querido ser invisibles, dejar de serlo y, lo que es peor, cuando los demás nos han hecho parecerlo. Se trata de una historia dura, conmovedora y muy real. La de gente que busca refugio en otros mundos, en este caso en los cómics y en los superhéroes. ¿Quién no ha deseado ser alguna vez un superhéroe?
Al principio ‘Invisible’ es un caos totalmente consciente por parte del autor. Confieso que tuve que empezar la novela en dos ocasiones hasta que el puzle empezó a encajar. Había visto algunas reseñas sobre el libro, pero muchas de ellas, atendiendo a la petición expresa del autor de no desvelar nada, no daban detalles del contenido. Es cierto que pronto averiguas por dónde pueden ir los tiros y no es hasta la mitad cuando sabemos si estábamos o no en lo cierto. Eloy Moreno nos presenta al protagonista en la cama de un hospital después de un “accidente” y mantiene la intriga hasta el final, donde nos revela qué le ha llevado hasta allí o más bien deberíamos decir quiénes.
El rompecabezas de esta obra está compuesto por el protagonista (al que el autor no pone nombre), la chica de la mano de las cien pulseras, el rostro con una cicatriz en la ceja, el niño de los nueve dedos y medio, Luna, el personaje de más corta edad que será fundamental en la historia, los padres del protagonista, la psicóloga y los profesores. Pero también hay monstruos y dragones y todos se pasean por estas páginas con actitudes bien diferentes, están los que ven, pero prefieren callar, y quienes harán lo posible por salvar al niño.
La novela avanza de modo bastante ligero gracias a capítulos breves y que están perfectamente hilados tras el lío inicial. Se sustenta en frases y diálogos cortos, pero cargados de contenido y significado. Es también una historia de conversaciones pospuestas y de situaciones incómodas para un protagonista al que no le queda otra opción que crear un mundo paralelo para sobrevivir a la angustia y ansiedad que le genera la realidad. El libro se lee en dos ratos por ese suspense que se mantiene hasta las últimas páginas. Pero una vez que llegamos al punto final, yo al menos me he quedado con la sensación de que lo volveré a leer de nuevo para captar esos detalles que siempre se nos pasan por alto cuando vamos rápido para matar la curiosidad.
Nuestro protagonista no sabe enfrentarse a un problema serio, ¿son los adultos responsables de la invisibilidad de este problema? ¿Son despreocupados e interesados?
¿En algún momento, habéis sentido empatía con los verdugos?
Ya queda poco, feliz semana de lecturas
Alejandro