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Metamorfosis: libros XII y XIII

Libro que estamos comentando: 
Metamofosis

Hola a todas y todos, entramos de lleno en los últimos capítulos de Metamorfosis: esta semana leeremos dos libros y la próxima semana los dos últimos. No os despistéis que son unas pocas páginas más de lo habitual. En estos capítulos nos adentramos en la parte troyana del libro (que, para quienes hayan leído la Ilíada y/o la Odisea, les va a dar otros ángulos de lectura, y para quienes no, pues seguro que les resultará de interés).
Vayamos al lío.
 
LIBRO XII
 
Ifigenia. Al igual que Abraham fue conminado por Yahvé para sacrificar a su hijo Isaac, Agamenón deberá sacrificar a su hija Ifigenia para que la flota griega pueda ir a Troya. La historia es bien conocida, y aunque Eurípides en su tragedia (Ifigenia en Áulide) acaba con ella, Ovidio y muchos otros autores clásicos salvan a la joven (como hizo Yahvé).
Uno no deja de pensar que qué bestias son siempre los dioses, aquí y en todas partes. En fin.
 
Cicno y Ceneo/Cénide. Dos valerosos combatientes a los que el hierro no hiere. Atentos a la muerte de Cicno y su transformación en cisne) a manos de Aquiles) y a la historia de Ceneo (que, para más curiosidad, fue mujer antes que hombre).
Me ha dejado perplejo la historia de Ceneo, ¿qué os ha parecido a vosotros?
 
Lápitas y Centauros. Comienza aquí un pasaje muy famoso, el de la boda de Pirítoo e Hipodamíaa, a la que están invitados los Centauros. Lo cierto es que en mitad de la boda la cosa se lía (pero que se lía muy malamente). Nos lo cuenta Néstor, que ahora está mayor para andar guerreando frente a Troya pero que recuerda bien (con todo lujo de detalles, de hecho) lo acaecido en aquella aciaga boda. 
Es Éurito (el más cruel de los crueles Centaruos) quien se encapricha de la novia (el vino ayuda, pero también influye que el Centauro, al fin y al cabo, tiene muy desarrollada su parte animal -lasciva, apasionada... en fin, el caballo siempre ha sido símbolo de pasión). Y claro, ni el novio ni los invitados están dispuestos a que el tal Éurito se salga con la suya. Entonces es cuando comienza el lío. Y venga páginas y más páginas con descripciones precisas de golpes, lanzazos, espadazos, sangre cayendo, huesos quebrándose, cerebros desparramándose. Qué memoria tiene Néstor, y qué mano Ovidio para describir la marabunta en que devino aquella boda.
Poneos cómodos, cómodas, y disfrutad de la lectura. Eso sí, leed bien parapetados no vaya a ser que os alcance una jabalina despistada. 
¿Qué opináis de este texto, de estas descripciones, de estos pasajes tan detallados?, ¿no tendrían una función en la época para realzar el valor y dar una precisa descripción de cómo es la muerte en la batalla?
 
Ceneo (de nuevo). Sin dejar la animada boda llegamos a la muerte de Ceneo (pues estaba Néstor hablando en un principio de Ceneo y fue esto lo que le llevó a relatar la boda). Que es una muerte exagerada y que da paso a la metamorfosis del protagonista en fuente.
 
Muerte de Aquiles. Siempre me ha resultado fascinante que el cobarde Paris, culpable (a su pesar, pues al fin y al cabo fue la disputa de las tres diosas la que acabó llevándole a Helena sin tener en cuenta que era la esposa de Menelao) de la guerra de Troya, fuera quien acabara dando muerte al bravo Aquiles.
¿Qué pensáis sobre esto?
 
 
LIBRO XIII
 
Juicio de las armas. Una vez muerto Aquiles los valeroso Ayax y Odiseo se disputan sus armas. Es muy jugosa la disputa, especialmente el discurso de Ulises. He disfrutado mucho su lectura aunque el final es algo, glups, algo brusco.
 
Hécuba, Políxena y Polidoro. Tras el final de la guerra las troyanas se dirigen a su destino como esclavas de los vencedores (en verdad la mirada que aporta Ovidio a toda la materia de Troya -como hicieron otros autores clásicos- es bien interesante y da nuevos matices a las historias). Hécuba, esposa de Príamo y reina de Troya, había visto morir a muchos de sus hijos en el asedio y caída de la ciudad. Pero una vez terminada la guerra no han terminado sus tristes cuitas, es más, en estas páginas que ahora se suceden vivirá la trágica muerte de su hija Políxena (el llanto de la madre es espectacular) y la muerte a traición de su hijo Polidoro, quien estaba al cargo del felón Poliméstor.
Estas tres historias se trenzan y destrenzan en este tramo del libro y su lectura resulta conmovedora. Me encantará saber qué os ha parecido.
 
Memnón. Hijo de Aurora y de Titono (lo de Titono es casi divertido, aquí no se cita, si no conocéis su historia no dejéis de indagar) también murió en la guerra de Troya, por eso desde entonces su madre, la Aurora, llora su pérdida, y por eso muchas mañanas el campo aparece bañado por sus lágrimas (el rocío). La historia es hermosa, ¿verdad? 
 
Enotropeas. ¿No os habéis preguntado cómo pudo ser que la ciudad de Troya pudiera resistir un sitio de diez años? Bueno, pues las Enotropeas, las hijas de Anio, os pueden dar una pista. 
Aunque a mí me descoloca el final, la metamorfosis de estas tres hermanas. ¿Qué pensáis vosotros?
 
Acis, Galatea y Polifemo. Vamos acabando el libro con este mito de enredo amoroso en el Polifemo desea a Galatea, quien a su vez desea a Acis (que le corresponde), aunque Acis lo que desea de verdad de verdad es sobrevivir. A estas alturas del libro sospecharéis que quien va a acabar mal es el pobre Acis, un pastor enamorado de la misma persona de la que se ha enamorado Polifemo, el bestial cíclope.
 
Escila y Glauco. La historia de amor/desamor entre estos dos personajes comienza en este libro pero prosigue en el siguiente, así que hasta la próxima semana no sabremos en qué acaba la cosa (aunque mal asunto es que Glauco tenga que acudir a Circe para tratar de enamorar a Escila). En fin, más adelante veremos.
 
¿Qué os ha parecido la lectura de esta semana?
Recordad que la próxima semana será la última que dedicaremos a este libro.
 
Feliz semana de lectura.
Pep Bruno