Cien años de soledad: 14, 15, 16 y 17
Hola a todas y todos, penúltima entrega de recomendaciones antes de terminar la lectura de Cien años de soledad y disfrutar del merecido descanso veraniego. Como podéis ver avanzando a toda máquina hacia el final del libro que andamos disfrutando desde hace unas cuantas semanas.
En estos capítulos se suceden las historias, aunque sin duda son estos los del torrencial diluvio (que dura cuatro años, once meses y dos días) y que anegará los cimientos de Macondo, preparando al lugar para su declive.
Pero antes del diluvio ocurren muchas cosas fascinantes. Entre ellas la muerte de Amaranta (que llevaba ya unas cuantas páginas tejiendo su sudario, cosa que en estos capítulos se explica) y cómo anuncia dicha muerte y los mandados que se lleva para el otro mundo (en verdad es fascinante todo este pasaje). Y como esperando que Amaranta le diera permiso, pocas páginas después muere Rebeca, ambas supervivientes de la segunda generación de Buendía (ojo, que todavía leeremos unas cuantas cosas más de Úrsula Iguarán, que hasta los 120 años parece que no tiene pensado morir).
Igual que es inolvidable (era la historia que más vivamente recordaba de mi primera lectura hace cinco lustros) y maravillosa (y trágica) es la historia hermosa de Meme y Mauricio Babiliona. Primero veamos a Meme, cómo va creciendo y encontrando su lugar en la casa, cómo se resigna a la vida que le ha tocado; y luego vemos cómo brota la semilla del deseo en ella y cómo eso afectará (así viene ocurriendo hace unas cuantas generaciones) a su propia vida. El personaje de Mauricio Babilonia y su recalcitrante nube de mariposas amarillas es una imagen, en verdad, poderosa.
Qué abundancia de metáforas, simbología, símiles... en tanta maravilla como recorre este libro. El realismo mágico es, de alguna manera, una realidad en la que las metáforas toman cuerpo, se hacen realidad, habitan entre nosotros. De alguna manera bien podría ser así, ¿no os parece?
El idilio de Mauricio Babilonia y Meme (Renata, que diría su estricta madre Fernanda), de trágico final para sus protagonistas, acaba por traer a un nuevo Buendía a la casa: Aureliano Babilonia (uy, que acabará liado con su tía Amaranta Úrsula; pero eso es otra historia). ¿Y qué pensáis de lo que le ocurre a Meme, de cómo acepta el mandato de Fernanda, de cómo se resigna?
Hay también una historia absolutamente fascinante (que me ha impactado mucho), se trata de la vuelta de José Arcadio Segundo (esta vez como sindicalista), quien regresa para avivar la conciencia de los trabajadores pero cuyo verdadero e impactante regreso es el que hace de entre los muertos. No quiero contaros detalles porque la lectura es, en verdad, apasionante, pero os animo a que os fijéis en José Arcadio Segundo y en el capítulo en el que se congrega una multitud en la estación (una mañana de viernes). Me interesa saber vuestra opinión: ¿creéis que ocurre igual con los medios en nuestros días?, y volviendo a la historia: ¿es José Arcadio Segundo quien vuelve o es un espectro, un fantasma, un hombre marcado por un gran estigma: el de haber vuelto de entre los muertos y que nadie parezca creer su historia?
Y después de esos luctuosos sucesos ¿cómo no va a llorar/llover durante cuatro años, once meses y dos días? El tiempo del diluvio es también muy impactante, está contado de manera absolutamente deslumbrante (uno acaba empapado de tanta agua leer). Veremos a Aureliano Segundo conviviendo largo tiempo con Fernanda y los críos que aún quedan en la casa (que juegan con Úrsula como si fuera una muñeca: espectaculares todos esos pasajes); veremos también a Petra Cotes tratando de sobrevivir al agua; pero sobre todo veremos a Macondo deshaciéndose entre la torrentera inagotable.
Y después de la lluvia que parece que acabó por domeñar el carácter de Aureliano Segundo podremos disfrutar de un pasaje feliz y hermoso, el del amor de dos viejos amantes que acaban queriéndose mucho. Y leído esto, es el momento de despedirse de Úrsula, quien por fin muere (tras regalarnos muchos buenos ratos en estas páginas y dejar enterrado el bendito tesoro del San José) y de los Segundo, de José Arcadio y de Aureliano, que igual que vinieron se fueron jugando a confundirnos (y finalmente no se sabe si quien descansa en la tumba es el que nombra la lápida o es el otro).
Terminamos estos días con Amaranta Úrsula yendo a Bruselas a estudiar y a Fernanda del Carpio y Petra Cotes, por fin, cara a cara.
A ver qué os parecen estas páginas que leemos en estos días, hay mucho para comentar.
Feliz semana de lectura
Pep Bruno