El mar, el mar, IV
Hola a todas y todos, seguimos con esta novela que nos tiene en vilo (qué cantidad de comentarios en el foro, qué interesante todo lo que decís). Para estos días en los que ando con mucho enredo fuera os propongo la lectura de unas 70 páginas, no es el tercer capítulo de la "La historia" entero, sino hasta la carta que escribe Charles a Hartley. Es decir, en mi edición vamos de la página 233 a la 306. Sabréis perfectamente en qué momento propongo dejar la lectura (si podéis).
ESTA SEMANA
Esta semana pasan muuuuuchas cosas. Veamos algunas.
El precipitado viaje a Londres, donde podemos ver la casa de Charles, la casa nueva, más pequeña e incómoda, que debió comprar cuando vendió la suya para adquirir la vivienda en la costa. Me fascina esa casa con paquetes y cajas sin abrir, como si fueran los restos de un naufragio (voy a escribir esto más veces hoy). Creo que de esta vivienda nada sabíamos, pero no estoy seguro.
Por otro lado las cosas que suceden en Londres son, no sé, a veces espeluznantes, como la cena en casa de Perry, que es otro descomunal naufragio (en su matrimonio, con su hija, con su vida). O son inverosímiles, como la aparición del primo en la exposición de cuadros. En cualquier caso esto nos permite acompañar a Charles a casa de James y ver su casa (y ese brutal contraste con la casa de Charles) con esos budas ¿de oro macizo?
En ambos lugares, especialmente en casa de Peregrine, la conversación no tiene desperdicio. Merece la pena leer con calma ambas conversaciones. (Uno piensa que la cordura de James es bastante evidente en lo que toca a Hartley, ¿no os parece?)
Además tenemos la vuelta a Shruff End donde reaparecen dos personajes recurrentes en la historia: Rosina y Lizzie. Ojo a este momento. Especialmente ojo a lo que pasa con Lizzie.
Y es en este momento cuando quiero insistir en algo que he mencionado anteriormente: no olvidemos que el protagonista del libro es también quien lo escribe, es Charles, este ególatra antipático y sorprendente, quien nos cuenta la feria según le va. No lo olvidéis. Leemos el libro desde su mirada, pasa la historia por el tamiz de sus manos. Por lo tanto, las cosas se cuentan según le parecen a él y es posible que haya cosas que no sucedieran así o cosas que se omiten. Por eso puede ser que haya casualidades inverosímiles que tengan un sentido vistas desde otra óptica, o reacciones exageradas que en verdad no fueran así.
Por poner un ejemplo: lo de Lizzie (que no voy a desvelar) ¿no os parece un pelín exagerado? Igual puede ocurrir que las conversaciones no fueran exactamente así o los hechos que se narran tienen otros sentidos desde otras perspectivas. No sé.
En cualquier caso Shruff End parece también los restos de otro naufragio: una casa húmeda, inhóspita, fría... No sé, quizás haya por aquí alguna cosa que se nos escapa.
Ahora bien, llegamos al momento álgido de estas páginas: el momento del espía debajo de la ventana (donde por fin sabemos algo más de Ben y Hartley) con esa espina de rosal clavándose en su trasero y la posterior carta (que es donde os animo a esperar esta semana).
Lo del espionaje nos da pista de algo sobre lo que hemos ido hablando en comentarios anteriores: ¡qué casualidad que estuviera Hartley en ese pueblo al que llegó Charles!, ¿no os parece? Lo cierto es que es una extraordinaria casualidad y no somos los únicos que pensamos así.
En cualquier caso seguimos sin saber nada o casi nada de Hartley, es el personaje más opaco de todos, no sabemos qué piensa o qué siente. Aunque tal vez haya una pista en su aparición estelar: ¿qué hacía allí en medio de la noche, entre la niebla?, ¿era una casualidad? Parece raro, uno tiene la sensación de que por Shruff End no se pasa, a Shruff End se va. No sé, ¿qué pensáis vosotros, vosotras?
Y por último: esa carta, por dios, ESA CARTA. ¿Creéis que la va a mandar?, ¿que se la va a hacer llegar a Hartley? Este tipo parece sordo y ciego (pero no mudo, no), es como mandar una bomba sin ser consciente de que algo va a explotar y quizás mucha gente puede resultar dañada.
Os leo en los comentarios.
Pasad buena semana de lectura.
Saludos cordiales,
Pep Bruno