Nuestros Clubes de Lectura

Literatura de viajes

Club de lectura de poesía.

Literatura juvenil

Clásicos universales

Novelas de género (novela negra, ciencia ficción, etc.)

Píldoras azules: hasta página 100

Libro que estamos comentando: 
Píldoras azules

Reseñas:

“Píldoras azules se erige ante todo como una auténtica eclosión de talento, como un antes y un después irreversible en la vida de un autor que desde entonces no ha dejado de darnos alegrías”. Oscar Palmer

“Estoy entusiasmada con Píldoras azules de Frederik Peeters. Para mí ha sido la sorpresa emocional de los últimos meses”. Anna Gavalda

“El resultado es conmovedor, incluso a veces, arrebatador. Un libro que te sumerge en el corazón de las emociones y no te suelta ni mucho tiempo después de haberlo cerrado”. Thierry Bellefroid. BD Paradisio

Hola a todas y todos segunda semana de lectura compartida de Píldoras azules, novela grafica en la que el amor incondicional es el tema principal. Vamos a la tarea de esta semana. He querido abrir este segundo post con tres opiniones referentes a la novela grafica que estamos leyendo. 

En un momento en el que el sida todavía era un tabú en occidente, y en el que las terapias no estaban tan desarrolladas como en la actualidad, Píldoras azules confrontó la desinformación y los falsos mitos sobre la enfermedad y dio a conocer a miles de lectores una realidad llena de matices y detalles, sin perder nunca la perspectiva humana. Peeters no escatima detalles acerca de sus relaciones sexuales con Cati, y su progresiva confianza, apoyados en un médico que sirve también como voz de la ciencia y la razón, frente al comprensible miedo que el sida suscita.

Ya considerado un clásico, se trata de un cómic autobiográfico en el que el autor desnuda su alma al contar su propia historia de amor, con el virus del VIH de por medio. Las reflexiones que Peeters nos va dejando a lo largo del libro, no dejan indiferente a nadie, y desde luego remueven conciencias, aunque él diga que no lo haya pretendido.

Es cierto que Peeters no hace más que contar un fragmento de su vida en casi doscientas páginas en blanco y negro. Pero cuenta tan bien lo que vivió en compañía de Cati, su pareja y su hijo, que podemos hablar de una pequeña obra maestra.

Durante la primera semana hemos leído lo siguiente, os lo resumo.

Las primeras 34 páginas son de una gran ligereza durante las cuales Frédérik y Cati se encuentran, se extrañan, se reencuentran y se pierden de nuevo. Luego, una reunión más seria. El resto ilustra la vida con el virus, las dudas, las ansiedades, el miedo y luego, aún más fuerte, el amor.  De la crónica de amor pasamos a la bofetada. Esta chica inaccesible que Frédérik siempre soñó seducir está finalmente disponible. El marido ya no está, Cati está sola con su hijo. Ella y Frédérik se gustan y se llevan bien. Entonces ella le dice lo que ya no puede ocultarle: es VIH positiva.

“¿Por qué me quieres?”. “Porque me haces reír y también me respetas y no me das el coñazo. Porque me estimulas, tienes espíritu, eres honesta, porque me gustan tus ojos, tu culo, tocar la parte inferior de tu cara y tu nuca, el sabor de tu piel, tu vientre, tus manos ásperas, la inclinación de tus cejas, porque eres la única persona con la que no estoy jugando, porque eres cerda e impúdica, fuerte y frágil, porque te planteas las preguntas acertadas, me haces soñar con el mundo ideal, me das la impresión de ser buena gente, y porque, al contrario de lo que crees, de todas las personas que conozco, eres la mejor dotada para la vida”. “Aaaaaa. ¿Y mis pies?”. Ella pregunta, él responde. Así es una historia de amor incondicional, sin peros, inesperada. Así es como lo cuenta Frederik Peeters . En el canon de la Novela Gráfica, Píldoras azules  tiene trono por la claridad al abordar un asunto tabú; por desvelar la mayor enfermedad de todas, los prejuicios; por golpear y hacer daño; por no caer en la compasión, ni en la redención; por la máxima expresividad con el mínimo recurso; por tratar el amor con poco rojo y mucho azul.

Es el sabor que dejan los libros incómodos y honestos se resiste a abandonar el paladar, aunque pasen los años.

La historia se va sucediendo a través de 190 páginas con viñetas en blanco y negro generalmente cuadradas y siguiendo un orden regular, sin más de seis viñetas por página. Los dibujos son sencillos pero muy expresivos. El autor cuida mucho los detalles y se detiene en las descripciones para que el lector tenga una noción completa de los hechos y su situación. Así, se encuentran numerosos planos detalle y primeros planos de las caras, ojos, la boca, las heridas, las pastillas… Todo esto ayuda a conformar una narración muy íntima y emotiva, cargada de sentimientos como el amor o el miedo que se observan en las propias caras de sus protagonistas.

Si brillante es tanto la historia como los diálogos y los momentos escogidos merece la pena también detenerse en el trazo del autor, estamos ante un estilo que en un vistazo rápido puede parecer difícil de digerir, su trazo sucio, grueso, a veces exagerado puede no parecer el más indicado para una obra de corte más intimista, y esa puede ser la sensación tras la primera, segunda y tercera página, poco más dura esa sensación, a la que entran en juego los protagonistas te das cuenta que no sólo es el estilo idóneo para una historia de este tipo sino que además rápidamente quedas encandilado por su trazo-

La gran parte de la acción se desarrolla en el hospital, en una visita rutinaria. Desde allí, el autor va narrando episodios pasados de su vida con Cati y el niño, que se muestran en forma de flashbacks.

A partir del momento en que el protagonista conoce la enfermedad de Cati, regala al autor numerosos momentos de reflexión.  Es como si Peeters mantuviese una sublime conversación interior consigo mismo, de la que hace partícipe a todo aquel que se adentre en las páginas de su historieta. En estas reflexiones se sincera ante el lector y habla de la enfermedad de Cati, del miedo, de su sexualidad, del amor, del futuro, incluso de la muerte. Son pensamientos verdaderamente profundos e interesantes, cargados de intensidad y emoción.

El cómic posee incluso un punto de máxima tensión justamente a mitad de la historia. Se trata del tercer encuentro sexual entre Fred y Cati, cuando se les rompe el preservativo por error. La tensión de ese momento y la angustia de las páginas siguientes os atraparán hasta conocer el desenlace, que no desvelaré aquí por motivos obvios.

Esta segunda semana leeremos hasta la página 100 y ahí viviremos ese momento de tensión.

Espero que disfruteis de la imagen y la palabra

Nos vemos el próximo lunes

Feliz semana de reflexiones y lecturas

Saludos

Alejandro López