Decamerón, Proemio y Jornada I (I)
Bienvenidas, bienvenidos, a la primera propuesta de lectura en el "Alonso Quijano" tras el parón veraniego. Y lo hacemos con un libro magnífico, un clásico entre clásico, el Decamerón, de Giovanni Boccaccio.
Pero antes de meternos en harina, como es habitual cada vez que empezamos libro, unas cuantas recomendaciones prácticas:
- En primer lugar hablemos del libro. La edición que yo manejo es la de Cátedra, en su colección blanca, la de Letras Universales. Una edición crítica estupenda realizada por María Hernández Esteban que cuenta con una introducción de 100 páginas (por si alguien quiere ahondar más en el libro) y tiene bastantes notas de lectura que pueden resultar muy útiles. Y a pesar de todo ello resulta una edición accesible y manejable.
- En segundo lugar una cuestión de ritmo. El libro tiene algo más de mil páginas (en mi edición) de lectura cómoda. Pienso que, salvo las dos primeras semanas (muchos ya sabréis que al inicio leemos menos para permitir que se enganchen a la lectura los rezagados), el resto del tiempo es fácil que vayamos a jornada por semana, es decir, a unas 120 páginas por semana. Es decir, será lectura para un par de meses.
- Los comentarios. Al igual que en los clubes de lectura presenciales estos clubes de lectura virtuales se nutren de vuestras aportaciones. Sentíos libres para comentar lo que os apetezca: lo que os haya sugerido el texto, algún detalle, alguna reflexión, algo al hilo de lo leído, dudas, cuestiones sobre el estilo o la estructura, curiosidades, lo que os ha provocado, otras lecturas que os recuerde... en fin, lo que queráis. Igualmente os animo a comentar los comentarios de otros participantes del club e ir ampliando los hilos y las conversaciones. Los comentarios no están moderados, pero sólo podemos hacerlos (y leerlos) los participantes del club de lectura.
- Ah, una última cosa, os rogaría que incluyerais una imagen en vuestra cuenta (una foto de perfil), no hace falta que seáis vosotros, vosotras, pero es que si no todos los perfiles salen con la misma imagen por defecto y resulta bastante feo (y confuso).
Esta primera entrada con notas e introducción es algo más larga de lo habitual, espero que también os resulte interesante.
El DECAMERÓN
Boccaccio fue un hombre culto de familia adinerada en la rica (y turbulenta) Florencia del siglo XIV. Pasó catorce catorce años en Nápoles, donde su familia esperaba que completara sus estudios en derecho canónigo y en gestiones comerciales, sin embargo él aprovechó la variada y rica vida cultural de la ciudad napolitana, los excelentes contactos y las magníficas bibliotecas para ir cultivando su formación artística y literaria y, claro, para comenzar a escribir.
Tras unos años escribiendo obras más cercanas a las pautas y modas del momento, Boccaccio publicó, en 1351, su Decamerón, una obra que se acerca a la calle y que, tal como tan bien cuenta María Hernández Esteban en el estudio preliminar a su edición crítica, nos muestra “los rasgos más destacados de su personalidad: su gran vitalidad, su caácter fuertemente polémico y emotivo, su sensibilidad, su gusto por lo ecléctio, su ironía, su tendencia desmitificadora y, sobre todo, su gran humanidad.”
Por otro lado en este libro se muestra el gusto por lo cotidiano, lo conocido, lo vivido, lo bajo como contraste con lo elevado (tan del gusto de la época).
Una última cosa que quería comentaros es que al ser este libro una colección de cuentos, resulta una lectura más cómoda, pues puede haber cuentos que te gusten más o cuentos que te gusten menos, jornadas que te interesen más o jornadas que te interesen menos, pero siempre hay más posibilidad de encontrar historias de tu gusto.
ESTA SEMANA: Proemio y primera parte de la Primera Jornada
Comenzamos la semana con la lectura del Proemio y de la primera parte de la Primera Jornada (es decir, justo antes de que comience el primer cuento). En mi edición sería de la página 103 a la 138, treinta y cinco paginitas de nada para ir haciendo el ojo al estilo de escritura del S. XIV (aunque mi edición tiene una traducción estupenda y resulta muy muy cómoda de leer).
El Proemio me resulta especialmente interesante porque justifica el libro, y lo muestra como un apoyo y consuelo para personas necesitadas, pero ojo, porque más adelante vemos que está pensado especialmente para las mujeres (que tan pocas opciones tienen de salir de sus casas y sus obligaciones, mientras los hombres viven en completa libertad para hacer a su antojo). En este sentido es muy interesante la mirada de la editora del libro que habla de cómo, de esta manera, Boccaccio está haciendo una crítica a la injusta situación de las mujeres.
Por otro lado, en la Primera Jornada, en esos previos que enmarcan la historia y el contexto y dan sentido a todo lo que va a pasar después, es magnífico y terrible cómo está contada la epidemia de peste. Es también en estas primeras páginas donde se bocetan apenas los personajes, se urde el plan del libro y, en apenas dos suspiros, nos encontramos en el campo, sentadas, sentados en corro, dispuestos a disfrutar de los cuentos contados, “pues mientras uno narra puede ofrecer deleite a toda la compañía que escucha”. (p.137) Para un cuentista como yo es emocionante leer esta frase de mano de Boccaccio y también las notas de la editora sobre la misma: “Buscando un criterio democrático, participativo, que ya hemos visto en los bailes y en las canciones, narrar es el sistema más idóneo para hacer participar al unísono a todo el grupo, que podrá escuchar mientras el narrador de turno cuenta. El autor fija así ese acto de emisión-recepción esencial como modelo ideal que no sólo hace verosímil el libro como estructura, sino que justifica los resortes más íntimos y más eficaces de su función comunicativa”.
De momento, esto es todo.
Os leo en los comentarios.
Saludos cordiales,
Pep Bruno