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y 4 PIEDRA Y CIELO Juan Ramón Jiménez

Libro que estamos comentando: 
Piedra y cielo

 
4 PIEDRA Y CIELO. Juan Ramón Jiménez
 
¡Buen lunes de otoño, estimadas personas ATRAPAVERSOS!
Esta semana terminamos nuestra inmersión piedracielista con la lectura desde la página 204 hasta el final del libro. Espero que os esté resultando interesante conocer esta obra, ya considerada clásica.
Como este es un libro que tiene conciencia de sí mismo, es decir, que tiene una unidad temática que lo vertebra por completo, en esta última parte, que es de culminación, los poemas reflejan la satisfacción de la obra concluida después de tanto esfuerzo.
Como habéis podido comprobar, Piedra y cielo no es una obra sentimental ni centrada en los estados de ánimo, ni en las relaciones humanas. Todo el poemario tiene una unidad y un anhelo de transcendencia. Podríamos decir que todo él es una búsqueda de lo artístico con mayúsculas, en el que por un lado se relatan los avatares creativos de la consecución del poema y, por el otro, su composición está elaborada con una forma expresiva novedosa, moderna. Leemos en el último poema:
 
Quisiera que mi libro  
fuese, como es el cielo por la noche,  
todo verdad presente, sin historia.
 
Esta afirmación, este deseo, es la razón de todo el esfuerzo del poemario: ser verdad lo que se cuenta más allá del tiempo, y por tanto, de la historia. Esta es la dificultad que ha enfrentado el poeta. Y que a su juicio, ha superado con éxito. Por esta razón en esta parte de culminación, el poeta muestra su satisfacción en bastantes poemas. Por poner algunos ejemplos, leemos:
“Nada como la dicha / del comprenderse, al fin” p.206
“¡Qué descanso / tan lleno de trabajo dulce” p. 209
“Ahora ya están en mi granero / todos mis frutos.” p. 215
“Y el sol no se iba nunca, rosa y puro.” p. 227
 
Juan Ramón Jiménez es el poeta de la conciencia, conciencia del ser, de la pura existencia, de la profundidad del vivir. En esta última parte del libro —que, por cierto, es la que más me gusta personalmente— el poeta es consciente y enfrenta su finitud humana al infinito de su obra artística. Podríamos decir que su forma de estar en el mundo, el hecho de ser poeta, es su instrumento de inmortalidad:
 
¡Hojita verde con sol,
tú sintetizas mi afán;
afán de gozarlo todo,
de hacerme en todo inmortal!
 
¡Y acertó: su obra le ha sobrevivido y él sobrevive gracias a su obra! Me sorprende verdaderamente la conciencia tan firme que tiene de estar en el mundo, que refleja en sus poemas, esa conciencia cierta de que su obra le sobrevivirá:
 
Amo, mujer desnuda, el cielo
—sol, luna, estrellas— tanto,
porque él sólo verá —perene—
mi futuro.
 
Aquí os dejo, con un poeta abierto al mundo desde el interior, un místico laico, con una expresión poética sin doblez ni cinismos, lleno de una entrega total a la vida…
Es curioso que en estas cualidades radique precisamente la dificultad de su lectura en la actualidad, pero tenemos que comprendernos: no estamos habituados a esta forma de expresión poética, vivimos unos tiempos más complejos, con lenguajes menos claros y tal vez menos inocentes.
 
Una última recomendación: Os invito a que releáis las partes del libro o poemas que más os hayan gustado. Redescubridlo en la lectura renovada. Esforzaos por extraer algún poema que os haya tocado, aunque haya sido levemente. Revisitad sus palabras. Y quedaos con ellas.
Este será el regalo que nos hace el poeta.
 
Feliz lectura, feliz otoño ¡por fin!
Estrella Ortiz
 
PD (número 1): Para quien le pudiera interesar, acabo de subir un comentario mitológico en el chat de Piedra y cielo 3 a propósito de la ilustración de la cubierta del libro. Trata de Orfeo, el poeta.
 
PD (número 2) Os invito a la siguiente lectura de ATRAPAVERSOS: la próxima semana comenzamos Mujeres del 27. Antología poética. Una selección poemas de 17 poetas nacidas a principios del siglo XX. ¡Un panorama de lectura de lo más tentador!