Matar a un ruiseñor, 24-31

Esta semana terminamos un libro que nos ha regalado un buen puñado de momentos maravillosos. Una vez terminada la lectura, si os apetece, volved a ver la película, veréis cuántas cosas que quedan fuera, cuántos detalles relevantes y cuantos instantes magníficos no caben en la película. A nosotros (la vimos Mariaje y yo) nos ha resultado sorprendente, porque la película nos gustó cuando la vimos hace años. Pero ahora se ve algo descafeinada. ¿Qué os parece?
Por otro lado también os cuento que la próxima semana (festivo mediante) comenzaremos con la lectura de un nuevo libro, un novelón enorme: La novela de Genji, de Murasaki Shikibu (autora japonesa del S. XI). Si os apetece será un placer leerlo junto a vosotras y vosotros.
Pero vayamos ya con el último tramo del libro.
 
ESTA SEMANA
Comenzamos con la merienda de damas y el suceso (que no destriparé pero que tiene que ver con uno de nuestros protagonistas, Tom). El contraste es brutal: la vida. LA VIDA. La vida de unos, la vida de otros. Y la única manera posible de que esa vida sea equitativa, sea justa, precisa de cambios profundos, porque "Atticus había utilizado todas las armas de que disponía un hombre libre para salvar a Tomo Robinson, pero en los tribunales secretos de los corazones de los hombres Atticus no tenía dónde apelar." (p. 329) Y son cambios muy profundos porque, cuando unas páginas más adelante nos encontramos con las noticias de Hitler y el trato que está dando a los judios, nadie parece ser consciente de lo sorprendente que resulta, bueno, nadie no, Scout sí, claro: "hay algo que no entindo. La señorita Gates dijo que era horroros que HItler haga lo que hace, y se le puso la cara colorada al hablar (...) [sin embargo] al salir del juzgado aquella noche la señorita Gates (...) iba hablando con la señorita Stephanie Crawford. La oí decir que ya era hora de que alguien les diera una lección, que ya se estaban pasando de la raya y que lo siguiente que pensarían sería en casarse con nosotros. Jem, ¿cómo se puede odiar tanto a Hitler y después darse la vuelta y tratar mal a personas dentro del propios país...?" (pp. 335-336). No hay nada más que añadir al respecto, ¿no os parece?
Por otro lado tenemos el último tramo del libro, el pasaje que sucede a partir del capítulo 28 y en el que se resuelven varios hilos narrativos de una tacada (y magistralmente, claro). Y lo fascinante es que Scout va disfrazada de pata de jamón (¡y es relevante!). Yo aquí no puedo contaros nada porque sería un destripe en toda regla, así que os dejo que disfrutéis del vértigo de las últimas páginas y os leo en los comentarios.
Espero que hayáis disfrutado con la lectura de este estupendo libro.
Pasad una buena semana.
Saludos cordiales
Pep Bruno