Desde el capítulo 11 al capítulo 15, incluido
Los secretos tienen el inconveniente de que nos hacen perder el sentido de la proporción; no sabemos si el nuestro es importante o no.
Queridas viajeras, queridos viajeros:
¿Cómo estáis?
Continuamos nuestra lectura compartida de junio, continúanos habitando Una habitación con vistas, de E.M.Forster y, esta semana, comentamos los siguientes cinco capítulos, esto es, desde el capítulo 11 al capítulo 15, incluido.
No hemos hablado de los títulos de los capítulos, normalmente descriptivos, pero en ocasiones crípticos, reflexivos y hasta humorísticos. Por ejemplo: Capítulo duodécimo, pero, ¿por qué el autor, escribiendo títulos tan geniales como De cómo la caldera de la señorita Bartlett ocasionó graves problemas, se conforma con Capítulo duodécimo? Y reflexivos: De cómo Lucy se enfrentó valerosamente a la situación exterior, o El desastre interior. En esta novela el autor no deja nada al azar: todo está muy medido, muy meditado.
Luego, hay una interrelación, una conversación explícita o interpelación del autor al lector, y además, en los momentos exactos, por ejemplo cuando comienzas a preguntarte por qué esa chiquilla no se da cuenta de que aborrece a Cecyl (insufrible) y está enamorada de George:
Al lector no le costará trabajo concluir que la señorita Honeychurch quiere al joven Emerson. Pero, si estuviera en el sitio de Lucy, el lector no lo encontraría tan evidente. Es fácil hacer la crónica de una vida, pero resulta mucho más desconcertante vivirla, y vemos con agrado los nervios o cualquier otra fórmula que nos permite disfrazar nuestros deseos más íntimos. Lucy quería a Cecyl; Georgel la ponía nerviosa; ¿querrá el lector explicarle que las frases deberían intercambiarse?
Una absoluta genialidad.
En estos capítulos el noviazgo de Lucy y Cecyl parece consolidarse, pese a que él es insoportable, clasista, prepotente, no cree en la igualdad, ni entre las distintas clases sociales, ni entre los sexos, y se comporta de forma maleducada y despreciativa con todos aquellos a los que Lucy aprecia. De hecho, la propia señora Honeychurch, la madre de Lucy, se lo hace notar a su hija (y eso que esta dama no parece ser muy avispada):
-Desde que Cecyl ha vuelto de Londres nada parece gustarle. Cada vez que hablo hace una mueca... Lo veo, Lucy, no sirve de nada contradecirme. Está claro que no soy ni artística, ni literaria, ni intelectual, ni musical, pero no puedo hacer nada con los muebles de la sala de estar: tu padre los compró y tenemos que aguantarnos. Me gustaría que Cecyl lo entendiera.
Cecyl se nos presenta aún más odioso si lo comparamos con George Emerson y su padre, que poseen una amabilidad y una delicadeza exquisitas (están muy preocupados por las señoritas Alan, a las que, involuntariamente, han arrebatado la casa. En realidad, fue una jugarreta de Cecyl, que ya se ha olvidado de por qué y cómo. Añadimos egoísta, caprichoso... a la lista de sus adjetivos), y un pensamiento muy progresista, están convencidos de la igualdad entre los sexos.
En este punto de la narración se nos hace partícipes de la extrema frialdad que se ha instalado entre Lucy y Charlotte: Lucy no soporta a su prima y Charlotte no deja de ejercer de “víctima”, ahora, tras hacerle prometer en Florencia que no diría nada a nadie del beso entre las violetas, pretende que Lucy “confiese” a su prometido y a su propia madre. Se muestra escandalizada con la presencia de los Emerson cerca de Windy Corner, y sigue siendo buena amiga de la señorita Lavish, la novelista, quien, para más inri, ha publicado con seudónimo una obra en la que refleja la escena de ese beso entre violetas de George y Lucy. ¿Quién se lo ha contado?
El capítulo más divertido es el del baño en la poza, (también conocida por los hermanos Honeychurch como el Lago de los Deseos), de Frederick, George (que está absolutamente inapetente, deprimido) y el señor Beebe, el reverendo. ¡Cuán diferente es el comportamiento displicente y desganado de Cecyl! Un aburrimiento total.
Por otro lado, hay un misterio (¿o será que a mí me lo parece?) ¿Por qué acusan al viejo Emerson (periodista jubilado) de haber asesinado a su mujer?
He releído estos cinco capítulos con esta lista de música. ¿Os gusta leer con música? ¿La música os quita concentración a la hora de leer?
Quisiera leeros. ¿Conversamos?