Madame Bovary, parte II, caps. 2-5
Hola a todos y todas, aquí llegan una semana más las recomendaciones de lectura para el libro que tenemos entre manos. Hoy es lunes y no domingo como suele ser habitual, normalmente suelo publicar las entradas en domingo, pero a veces tengo domingos muy familiares y me resulta imposible encontrar un hueco para escribir con calma, así que espero que no os importe que, en alguna ocasión, la nota de recomendaciones llegue en lunes.
Y dicho esto, vamos al lío que la cosa está que arde, literalmente.
Retomamos la historia tras el cambio de aires y la mudanza a Yonville de la familia Bovary. Como sugerí en el post anterior este cambio no es un detalle baladí (ha salido en algunos de vuestros comentarios también), de hecho Emma dice en el cap. 2: "lo que se sale de la rutina siempre me divierte; me gusta cambiar de lugar.", pero esta mudanza es mucho más que una ruptura de la rutina, y si no lo tenéis aún calro fijaos en este que piensa Emma al final del segundo capítulo: "Era la cuarta vez que Emma dormía en un lugar desconocido (...) y cada una había coincidido con el comienzo de una nueva etapa en su vida. No creía que las cosas pudiesen ser iguales en lugares diferentes, y, ya que la parte vivida había sido mala, sin duda lo que quedaba por pasar sería mejor.". Así pues, el cambio de domicilio representa para la protagonista el inicio de una nueva etapa en su vida que, ella piensa, será mejor. Veremos si es así.
En el capítulo tercero Léon va tomando protagonismo (la cosa está que arde, de hecho), pero antes de hablar de ello me gustaría que os fijarais en estas reflexiones que hace al final del capítulo, Léon dice: "¡Qué aburrimiento! -se decía- ¡Qué aburrimiento! Se consideraba digno de lástima viviendo en aquel pueblo con Homais por amigo y el señor Guillaumin por patrón.", ¿no creéis que Emma podría haber dicho exactamente esas mismas palabras en el pueblo de donde venía? Quizás es momento de pensar en el papel que el aburrimiento está jugando en esta historia (ese aburrimiento, hastío, insuficiencia de los días... que parece haber atravesado a Emma una vez casada tal como vuelve a decir al final del capítulo sexto -ay, no dejéis de prestar atención a esa conversación con Félicité). Y, ya que estamos, por seguir pensando: ¿no creéis que el aburrimiento es un lujo, un sentimiento propio de clases altas?, y en ese caso ¿es Emma Bovary de clase alta?
En este capítulo Emma por fin da a luz, seguramente os resulte extraño el comportamiento materno (la hija pasa unas semanas fuera de casa de la madre por una especie de cuarentena, como al parecer era costumbre en la época); pero si hay algo relevante que ocurre con el nacimiento de la hija de Charles y Emma son estas reflexiones que me gustaría compartir y que comentarais: "Ella deseaba un hijo; sería fuerte y moreno, le llamaría Georges; y esta idea de tener un hijo varón era como la revancha esperada de todas sus impotencias pasadas. Un hombre, al menos, es libre; puede recorrer las pasiones y los países, atravesar los obstáculos, gustar los placeres más lejanos. Pero a una mujer esto le está continuamente vedado. Fuerte y flexible a la vez, tiene en contra de sí las molicies de la carne con las dependencias de la ley. Su voluntad, como el velo de su sombrero sujeto por un cordón, palpita a todos los vientos; siempre hay algún deseo que arrastra, pero alguna conveniencia social que coarta.". ¿Qué pensáis?, ¿qué os sugiere?
También en los capítulos tercero, cuarto y quinto vemos el acercamiento que hay entre Lèon y Emma, ¿algo al principio casual?, ¿buscado?, hasta ellos mismos parecen sorprenderse: "Sorprendidos por aquella dulzura nueva no pensaban en contarse esa sensación o en descubrir su causa.". Me encantará saber qué opináis mientras leéis cómo ambos van alimentando este fuego. Atentos a Emma y cómo cambia su manera de actuar con Lèon (y cómo esto le deja algo tocado y, al mismo tiempo, le aviva el fuego) en las últimas páginas de esta semana.
Y por último fijaos en la escena del capítulo cuarto, tan breve, en la que Homais y Charles dormitan mientras Emma y Lèon cuchichean. Es una imagen con una gran carga metafórica. Muy poderosa.
Espero vuestros comentarios.
Feliz semana
Pep Bruno