3ª parte. Hasta el capítulo 17.
El primer capítulo, el 11, de esta parte, está narrado por Estraven. Para este punto de la novela no nos quedan dudas con respecto a la autenticidad de Estraven, es decir, sabemos que cree en la misión y que trabaja para proteger al Enviado y hacer avanzar su causa.
El Enviado, por su parte, está en una situación muy delicada: es suficientemente “extranjero” como para que las personas lo miren con desconfianza y es suficientemente parecido como para que se piense si no se trata de una trampa o un fraude. Genly es solo un poco más alto que los guedenianos, de piel más oscura y, al igual que un porcentaje muy bajo de la población, presenta la anomalía de permanecer en kémmer permanentemente.
Al viajar de Karhide a Orgoreyn, Genly tiene que aprender algunas de las sutilezas propias de esta nueva sociedad. A pesar de que los orgotas y los karhíderos son de la misma raza, las diferencias políticas, económicas y sociales hacen que los habitantes de cada pueblo se comporten distinto. Por ejemplo, cuando detienen a Genly y lo llevan con otros veintiséis prisioneros en un camión, a Genly le parece lógico que los orgotas, sin necesidad de un liderazgo, se organicen y cooperen entre sí. Un estado burocrático y represivo como Orgoreyn produce ciudadanos sumisos y entrenados para cooperar.
Todos los aspectos de la vida de los orgotas están controlados por el gobierno. En estos capítulos vemos que el gobierno tiene monopolio sobre la información, por ejemplo. Cuando Estraven le pregunta a uno de sus compañeros de trabajo qué saben del Enviado, descubre que, fuera de los comensales, nadie sabe de la misión. Asimismo, Estraven se enfrenta al problema del control gubernamental cuando tiene que falsificar documentos para poder transitar por el país. La forma más contundente de intervención estatal surge en el manejo de la sexualidad en Orgoreyn. Los orgotas son de la misma raza que los karhíderos, pero en Orgoreyn la sexualidad es objeto de represión en algunas ocasiones. Para hacer más eficiente y seguro el manejo de la granja de trabajos forzados, por ejemplo, la sexualidad de los reclusos y los guardias está suprimida, como si se hiciese realidad en la novela la leyenda urbana de la utilización del bromuro para aplacar el impulso sexual entre los soldados.
Por otro lado, otro de los efectos adversos del sistema político de Orgoreyn es que los comensales compiten entre sí para ganar influencia. Esto condena la misión de Genly al fracaso, porque nadie en Orgoreyn está verdaderamente interesado en la misión en sí misma, sino en la ventaja política que pueden sacar del Enviado. Por este motivo, las lealtades son inestables y Estraven sabe que no puede confiar en ninguno de ellos.
Genly se siente alarmado por las advertencias de Estraven. Intenta buscar a sus supuestos patrocinadores. No consigue hablar con Obsle, Yegey o Slose. Shusgis le dice que todos los comensales están ocupados en unas celebraciones religiosas. De todas maneras, el comportamiento de Shusgis es atípico durante la cena. La tragedia se percibe en el comportamiento de los supuestos amigos de Genly en Orgoreyn: le están dando la espalda porque el Enviado ya no les es útil. Luego de cenar, Genly se retira a dormir. A la medianoche, unos extraños lo llevan detenido. En la cárcel lo atan de pies y manos y le inyectan una droga de la verdad. Genly intenta mostrarse dispuesto a colaborar, pero no consigue que lo escuchen. Pasa algunos días allí; no sabe cuántos, porque está desorientado. En un momento pide hablar con Obsle, porque piensa que todo eso es una confusión, pero los guardias le informan que Obsle sabe que Genly ha sido detenido. Su detención fue orden de los Treinta-y-tres comensales.
Después de unos cuatro o cinco días de estar detenido, Genly se encuentra en la cabina de un camión con otras veintiséis personas. Todos están desnudos, la oscuridad es total y hace mucho frío. Uno de los hombres muere a causa de una hemorragia interna por los golpes que recibe por parte de los guardias. Las condiciones del viaje son terribles: solo reciben un recipiente con agua al día, no hay luz ni abrigo, nadie se comunica con ellos y nadie se ocupa de sacar el cuerpo del hombre muerto. Aun así, Genly destaca la bondad que hay entre ellos. El grupo rodea a las personas que más padecen el frío; nadie toma más de un sorbo de agua para que alcance para todos, y hay una conexión entre ellos. A pesar de ello, los prisioneros no se comunican.
Aun en esa circunstancia, Genly no puede evitar analizar el comportamiento de los prisioneros y tratar de interpretar el origen de sus actitudes. Genly considera que “estas criaturas eran orgotas, gente entrenada desde el nacimiento en una disciplina de cooperación, obediencia, sumisión a los intereses del grupo”. Al final del viaje, solo veinticuatro de los veintiséis prisioneros llegan a la granja de trabajo forzado vivos, en una imagen que nos recuerda al transporte de los judios a los campos de concentración nazis.
En el campo de trabajo, denominado con el pomposo nombre de Tercera Granja Voluntaria y Agencia de Reeducación de la Comensalía de Pulefen, las condiciones son un poco mejores que en el viaje: les dan de comer y beber, tienen ropa y abrigo, incluso les dejan trabajar a un ritmo pausado, dado que se están recuperando físicamente. El trabajo en el campo consiste en tareas relacionadas al aserradero. Genly siente que es un auténtico trabajo. Los guardias no son crueles; más bien parecen perezosos y pasivos.
Para controlar el comportamiento de los prisioneros, todos han sido castrados químicamente para evitar que entren en fase kémmer. Esto da como resultado personas que no son ambisexuales, sino más bien asexuales o, como los llama Genly, “eunucos”.
Cada semana, Genly es interrogado al igual que todos los prisioneros políticos. Le inyectan una droga de la verdad que lo debilita mucho y hace que se sienta constantemente desorientado. Como no puede levantarse para ir a trabajar, se queda en los dormitorios esperando morir. Lo mismo sucede con otros prisioneros. En los dormitorios, Genly conoce a Asra, un hombre que está por morir por insuficiencia renal.
Como la detención de Genly ha sido secreta, Estraven se da cuenta de que algo anda mal cuando intenta localizarlo. Cuando descubre lo que ha pasado, acude a la embajada de Karhide y le confía a Chenevich, un funcionario de la embajada inteligente y honesto, un mensaje para Argaven. Quiere alertar al rey sobre la situación de Genly, por si la nave de Genly aterriza en Karhide.
El siguiente paso para Estraven es falsificar papeles para poder viajar hacia Pulefen y rescatarlo. Le preocupa mucho saber que el Enviado está en esa zona del país, porque sospecha que no va a resistir el frío.
Estraven entra a la prisión y la recorre sin problema. Consigue acceder a la celda de Genly y lo saca de la instalación a pesar de la oposición de los guardias. Estraven ha dejado un trineo y el resto del equipo escondido en el bosque con el que piensan huir. Una vez allí, ata a Genly al trineo y emprende su camino.
Los dos conversan sobre lo sucedido. Genly le cuenta a Estraven los terribles efectos de la droga de la verdad. Aclaran algunas cuestiones sobre el pasado. Genly comprende que Estraven tiene el mismo propósito que él: “La alianza de mi mundo y el suyo” . Lo que no comprende es por qué Estraven no fue más claro al comunicarse. Estraven le dice a Genly: “Soy el único hombre de todo Gueden que ha confiado plenamente en usted, y soy el único hombre en Gueden en quien usted no ha querido confiar” . Genly se disculpa.
Más allá de lo político, en estos capítulos hay evidencia de conexiones personales que intentan sortear las diferencias. Uno de los episodios más conmovedores es la amistad que surge entre Asra, un antiguo carpintero que también estaba prisionero, y Genly. Los dos están sufriendo y, mientras esperan la muerte, comparten parte de sí mismos por medio de las historias que se cuentan. "Poco teníamos en común, excepto la cercanía de la muerte", a pesar de tantas diferencias, interfieren en la comunicación entre ambos. Para Asra, por ejemplo, la historia de un mundo en el que todos están en permanente kémmer es tan ajena que no puede ser sino una ficción.
La relación entre Asra y Genly de alguna manera anticipa lo que sucederá entre Genly y Estraven. Al final del capítulo 16, ya hay mayor comprensión entre ambos. Por una parte, Estraven comprende cuán ajeno es Genly a la cultura de Gueden y se da cuenta de que muchas sutilezas se le escaparon durante su misión por este motivo. En el caso de Genly, recién ahora está empezando a entender el papel de Estraven en su misión y empieza a confiar en él un poco más.
En otra ocasión, Estraven le pregunta a Genly sobre sus progenitores en su planeta. Genly ya no tiene a nadie en la Tierra, porque el viaje por el espacio lo ha desfasado con respecto al tiempo en ese planeta. Genly ha sacrificado mucho por cumplir con esta misión.
En estos capítulos vemos que hay más de un sentido en el que Estraven y Genly se parecen. Su relación mejora y empieza a haber mayor comprensión entre ellos. Uno de los factores decisivos en estos avances es el aislamiento en el que viven. Al no tener una comunidad que de alguna manera justifique y avale el sesgo con el que miran el mundo, ambos pueden reconocerse como individuos. Genly era un “otro” cuando estaba en medio de una comunidad de guedenianos. Ahora que solo hay dos personas, ambos son “el otro” y, por lo tanto, no hay juicio posible; solo hay encuentro.