El mundo de Sofia IV: hasta capítulo final: La gran explosión
Jostein Gaarder consigue con este libro lo impensable: popularizar una disciplina que es, si no la más compleja, al menos la más inaccesible. En treinta y cinco capítulos, condensa el pensamiento occidental –de ahí algunas omisiones desafortunadas (Maquiavelo, Husserl, por nombrar algunos), pero no por ello perjudiciales, ya que no pretende ser exhaustivo– y traza la historia de la filosofía de manera lineal.
Desde Platón hasta Hegel, pasando por Berkeley, Gaarder se propone hacer una autopsia de las diferentes corrientes filosóficas de la Historia y apoya sus explicaciones en ejemplos concretos y extremadamente ingeniosos: la teoría del átomo de Demócrito, por ejemplo, es comparada con Lego. El átomo, al igual que el Lego, es de hecho indivisible y puede combinarse con otros para formar un objeto o una persona. Pero
El mundo de Sofia no es sólo filosofía. Gaarder también analiza los descubrimientos científicos más esenciales y los movimientos sociales más decisivos. Su fuerza consiste en ofrecer una clarificación cada vez más fluida y lúdica y, en consecuencia, hacer la filosofía menos desagradable de lo que es o al menos de lo que parece; de ahí que, en mi opinión, el libro atraiga más a los herméticos que a los expertos.
No sólo asistimos en este libro a tergiversaciones filosóficas que a la larga hubieran resultado indigestas, sino que también seguimos el despertar filosófico de Sofia. La trama es inteligente porque crea un suspense insaciable desde las primeras páginas: ¿quién es el misterioso corresponsal de Sofia? ¿Por qué le escribe? Y muchas otras preguntas más.
El mundo de Sofia es ante todo la historia de una búsqueda iniciática. La de Sofia, por supuesto, que poco a poco va abriendo los ojos al mundo que la rodea, pero también y sobre todo al nuestro. El verdadero éxito del libro (y el objetivo intrínseco de la filosofía): conseguir hacernos cuestionar, a lo largo de los capítulos, el principio mismo de la existencia, el universo que nos engloba a nosotros, a los otros y, finalmente, a nosotros mismos.
Para finalizar la lectura compartida de este mes, que ha sido densa e intensa, propongo la lectura relajada del final del libro y sacar nuestras propias conclusiones.
Capítulo XXIV: Nuestro tiempo
Hilde, como lectora, se pregunta qué estará haciendo su padre, incluso se pregunta si el personaje de Albert Knox puede tener vida propia. Mientras tanto, Sofia intenta distraer a su autor gritando incontrolablemente.
El curso de filosofía continúa, sin embargo, y es hora de estudiar el existencialismo que engloba diferentes corrientes.
Uno de sus principales autores es Jean Paul Sartre. Su planteamiento es el de una existencia humana oscura y miserable, muy en sintonía con el contexto social de la época (la Segunda Guerra Mundial acababa de terminar). A diferencia de todos los demás seres vivos, el hombre es el único que tiene conciencia de su existencia, es decir, de que vive y de que morirá. Sartre añade que, si la vida no tiene un sentido general o supremo que descubrir, cada uno debe dar sentido a su propia existencia.
Otra autora que Sofia conoce bien es Simone de Beauvoir, cuyo libro El segundo sexo inició en gran medida los movimientos feministas del siglo XX y más allá.
Capítulo XXV: La gran explosión
El último capítulo nos cuenta sobre la fiesta de cumpleaños de Sofia a la que asistió su profesor Albert. Pronuncia un discurso existencialista y afirma que la única razón por la que todas las personas existen es porque son personajes de la obra de un autor. Al final de la fiesta, Sofia se va con Albert y se despide de su madre, quien acepta que se vaya con su maestra.
Hilde termina de leer y sospecha que Albert y Sofia no abandonaron la fiesta, sino que lograron salir de la historia.
De hecho, ambos llegan al mundo real de Hilde como espíritus, de modo que nadie los ve ni los escucha. Son testigos del reencuentro de Hilde con su padre, que se había ido, y Sofia se siente triste por no estar en carne y hueso. Albert le recuerda que eso no es malo, ya que la hace eterna e inmortal. Esta es una excelente metáfora de cómo, a través de la historia de la filosofía y el aprendizaje del pensamiento, llegaron a conocer su realidad y su esencia
Para finalizar, El mundo se Sofia es un viaje didáctico a medio camino entre el ensayo filosófico y la ficción romántica cuyo objetivo (introducir a los neófitos en el ejercicio del pensamiento) está perfectamente dominado y que seguramente convertirá a las mentes más recalcitrantes.
Como Sofía y Hilde, los lectores de El mundo de Sofía nos planteamos preguntas que al principio nos resulta imposible responder pero, según avanzamos y pasamos páginas, somos capaces de, al menos, reflexionarlas sin que nos duela la cabeza.
Nos vemos el próximo mes con una lectura compartida totalmente diferente, se trata de Eleanor & Park de la autora Rainbow Rowell.
P.D. ¿Qué es lo que se necesita para ser un buen filósofo en El mundo de Sofía?
Es fundamental tener la curiosidad, la imaginación y el asombro de un niño.
¿Qué tiene que ver El mundo de Sofía con la filosofía?
Esta novela actúa como un acercamiento a la filosofía para el público más joven, pero también para el adulto. Lo hace a través de un recorrido entretenido y ágil por la historia de las ideas filosóficas. Básicamente, la Filosofía es el argumento del libro.
Felices lecturas
Saludos
Alejandro López