El mundo de Sofia I: hasta Capítulo IX: Platón

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Sofía

Volvemos, y volvemos con las pilas recargadas, nuevo año, nuevas lecturas, nuevos autores. Leolo, el domador de palabras vuelve un año más para compartir lecturas, opiniones y puntos de vista diferentes.

Me presento, soy Alejandro López y seré el coordinador de este club. ¿Cuál es mi labor? Pues intentaré hacer más interesante la lectura, proponiendo temas de debate, comentarios, curiosidades, enlaces e imágenes que enriquezcan el libro.

Comenzamos nuestro octavo año compartiendo la lectura de un clásico muy actual: El mundo de Sofia de Jostein Gaarder.

En El mundo de Sofía (1991), Jostein Gaarder (1952) nos lleva por la historia de la filosofía entre la realidad y la ficción. Sofía es uno de sus personajes, alumna del maestro en filosofía Alberto Knox que le enseña la historia de esta disciplina mediante lecciones que envía por correo mientras que ambos reciben postales dirigidas a una niña de nombre Hilde remitidas por su padre Albert Kang.

En un giro inesperado, Sofía y Alberto descubren que realmente su mundo es una ficción literaria de Albert Kang como regalo de cumpleaños para Hilde, y entonces deciden luchar para escapar del control de la imaginación de Kang. El autor nos introduce en una trama en la que los personajes de ficción se entremezclan a través de una extraña afinidad donde Hilde decide ayudar a Alberto y Sofía para que se zafen de la pluma de su padre. En conclusión, en la novela Gaarder crea dos personajes que a su vez son protagonistas de una novela que Albert Kang le escribe a su hija. Son personajes de ficción que quieren escapar de la imaginación de un escritor que es fruto de la quimera de otro escritor.

En cada uno de los capítulos en los que se divide El mundo de Sofía, la protagonista va conociendo a los autores y las ideas más importantes de la historia de la filosofía.

Sofía

Capítulo I: El Jardín del Edén. Sofía Amundsen, de 15 años, regresa a casa y, en el buzón, encuentra una carta dirigida a ella. En el interior, se encuentra con un mensaje en forma de pregunta: «¿Quién eres?». Algo más tarde, recibe una segunda misiva cuestionándole “¿De dónde viene el mundo?”.

Sofía no deja de dar vueltas a la cabeza tratando de buscar unas respuestas que le parecen imposibles. Para pensar, siempre va a un escondite en el jardín de su casa.

Pasan unos días y llega una tercera carta, pero esta vez dirigida a Hilde Moller Knag, a quien no conoce de nada y hace que todo le parezca aún más extraño.

Capítulo II: El sombrero de copa.  De nuevo, Sofía recibe un nuevo mensaje en la que su emisor, que es todo un misterio, le habla de la Filosofía y de un curso sobre esta materia que iba a recibir en forma de cartas.

El curso comienza con una carta en la que se compara filosofar con la curiosidad, la imaginación y el asombro de un niño. Estas capacidades son las que actúan como motor de nuestra mente.

Sofía se da cuenta de que con las conversaciones banales, aburridas e ignorantes que mantiene con su madre (su padre murió), no podrá estimular su mente, por lo que decide guardar en secreto las cartas e ir completando el curso en su jardín secreto.

Capítulo III: Los mitos. La siguiente carta introduce a Sofía en la Historia de la Filosofía, comenzando por los mitos. En la Antigüedad la única manera que las personas tenían de explicar ciertos fenómenos era mediante los mitos. Se creía que los dioses estaban para salvar a los humanos, y sus gestas se contaban a través de relatos mitológicos. Además, para asegurarse el buen hacer de los dioses y evitar cualquier mal, se celebraban ritos.

Sofía entiende pues que la labor de un filósofo es encontrar respuestas, y que en su momento los mitos eran la solución.

Capítulo IV: Los filósofos de la naturaleza. El curso continúa y Sofía comienza a aprender sobre los filósofos griegos y su intención de encontrar explicaciones a los fenómenos naturales (por ejemplo, las cosechas). Su objetivo era alejarse de los mitos y dar con respuestas de corte más científico.

Los primeros filósofos sobre los que hablan las cartas son Tales, Anaximandro, Anaxímenes, la escuela de Mileto, Parménides, Heráclito, Empédocles y Anaxágoras. Aunque de diferentes modos, todos estos autores consideraban que había una materia prima de la que derivaba el resto del mundo.

Sofía se da cuenta de que la Filosofía le empieza a gustar porque consiste en pensar y no solo en estudiar y memorizar.

Capítulo V: Demócrito. En su siguiente misiva, su misterioso maestro le plantea una nueva pregunta a Sofía y le introduce en las ideas de Demócrito. Este filósofo planteó por primera vez que las cosas estaban formadas por átomos, unas partículas de muy pequeño tamaño y todas distintas unas de otras, lo que les permitía combinarse y tomar infinitas formas. Cuando ese algo ha muerto, los átomos pueden volver a unirse en algo totalmente diferente.

Sofía se sorprende al ver que Demócrito, que entonces solo contaba con su inteligencia y no con un laboratorio, ya pudo comprender algo como el átomo. La protagonista está de acuerdo con el filósofo en que todo fluye y puede desintegrarse.

Capítulo VI: El destino. Sofía, tras recibir nuevas preguntas, decide enviar una carta a su maestro para aclarar sus muchas dudas. La respuesta que recibe le explica qué es el destino.

Para ello le cuenta quién fue el Oráculo de Delfos, un santuario consagrado al dios Apolo al que los griegos acudían para que encontrar respuestas sobre el pasado y el futuro.

Nuestra protagonista reflexiona sobre cómo, en la actualidad, muchas personas siguen creyendo que hay situaciones que son fruto del destino (por ejemplo, las enfermedades como castigo de dios).

Un día al despertar, Sofía se encuentra bajo su cama un pañuelo rojo donde pone «Hilde». De nuevo, el misterio del nombre de esa niña desconocida.

Capítulo VII: Sócrates. Sofía siempre había pensado que su maestro era también quien depositaba las cartas, por lo que estaba obsesionada con pillarle in fraganti. Sin embargo, en una carta es el propio maestro quien le dice que su mensajero es su perro. Además, también le revela su nombre: Alberto Knox.

El curso continúa ahora explicando a los filósofos de Atenas, que se centraron en el ser humano y no solo en la naturaleza.

Escuela de Atenas, Rafael Sanzio

Sofía conoce así la historia de Sócrates, el primero en establecer que el diálogo era el mejor modo de llegar al verdadero conocimiento. Platón continuó con esta idea de que hablando y preguntando es como realmente se aprende. Sócrates siempre iniciaba una conversación manteniendo su famoso «Yo solo sé que no sé nada», ya que consideraba que él no era sabio, sino que estaba en constante aprendizaje.

Capítulo VIII: Atenas. Sofía recibe por primera vez un vídeo en lugar de una carta. En este vídeo su maestro le enseña la antigua Atenas y su Acrópolis. Lo que más extraña a la protagonista es que las imágenes parecen reales, hasta el punto de que su profesor parece estar allí con Sócrates y Platón.

Capítulo IX: Platón. Cuando Sofía recibe la siguiente carta, intenta seguir al perrito mensajero para ver de dónde viene y dónde está Alberto Knox, pero no logra alcanzarlo.

En esta carta su maestro le habla de Platón, discípulo de Sócrates, gran filósofo y fundador de la Academia. Este autor dividió el mundo en dos: el mundo de los sentidos, donde se encuentra todo lo que fluye y podemos percibir con los sentidos, y el mundo de las ideas, donde reside la esencia de todas las cosas y el conocimiento eterno e inmutable. Del mismo modo, el ser humano está formado por un cuerpo material y un alma inmaterial.

Para Platón lo que vemos y percibimos con los sentidos no es más que una «copia» de la idea, que es a lo que realmente debemos aspirar a conocer.

Para finalizar este primer post, solo me queda añadir que nuestra lectura combina la narrativa con lecciones de filosofía, presentando conceptos filosóficos complejos de manera accesible a través de la experiencia de Sofía. Gaarder utiliza la correspondencia entre Sofía y Alberto para explorar temas como la naturaleza de la realidad, la moral, la metafísica y la existencia humana.

La novela destaca por su estructura, donde las líneas entre la realidad y la ficción se vuelven borrosas. Al descubrir que ella misma es un personaje ficticio creado por Albert Knag, Sofía experimenta una crisis existencial y reflexiona sobre su propia identidad y propósito en la vida. Esto permite a Gaarder abordar preguntas filosóficas fundamentales de manera creativa e intrigante.

El estilo de Gaarder en El mundo de Sofía también refleja una mezcla única de pedagogía y entretenimiento. A lo largo de la novela, presenta información detallada sobre filósofos y sus ideas, a menudo en forma de diálogos ficticios entre los personajes. Esto proporciona una introducción sólida y accesible a la filosofía para los lectores que no están familiarizados con el tema.

Feliz semana de lecturas

Espero vuestros comentarios

Alejandro López