Hasta el capítulo 17, incluido

Libro que estamos comentando

Esta es la paradoja de un viaje serio: te vas a un lugar extraño y te sientes alienado por el choque cultural; pero, al cabo de un tiempo, más meses que años, se te pasa. Entonces tu vida va sobre ruedas hasta que vuelves a tu ciudad natal y sientes el mismo choque, y quedas aturdido de nuevo. No hay forma de recuperarse. El choque cultural de la vuelta a casa nunca te abandona. Anhelas huir de él, volver a marcharte. Eso se convirtió en el patrón de mi vida laboral.

Queridas viajeras, queridos viajeros:

¿Cómo estáis?

No puedo dejar de pensar que algunos párrafos de El geólogo están sacados, directamente, de la experiencia como viajero de Paul Theraux... es tentador buscar al autor en sus obras y, en este caso, sabiendo el carácter viajero de nuestro autor, más aún.

Conversamos esta semana hasta el capítulo 17: Mamá, incluido, y creo que estaremos (casi) todos de acuerdo en que el verdadero viaje es la deconstrucción de la relación filial de Cal y Frank.

¿Se puede ser más mentiroso, más manipulador, más caradura que Frank?

He estado buscando artículos sobre los mitómanos o mentirosos compulsivos y, claro, como no soy especialista en psicología no sé muy bien si se adapta a la personalidad de Frank. ¿Qué pensáis vosotros?

Tanto Frank como Cal se han casado y tienen hijos, Frank se terminó casando con una viuda que consiguió una indemnización millonaria (gracias a sus tejemanejes) y Cal con una mujer a la que conoció en una mina, en Colombia. Una mujer de gran belleza, independiente y con la que mantiene una bonita relación. Sin embargo, no sé muy bien por qué (¿necesidad de demostrar al pueblo, a su propio hermano y a su madre, que ha triunfado por sí mismo?) Cal regresa y adquiere una casa en propiedad en uno de los mejores sitios del pueblo. Es muy llamativo cómo Frank establece lazos de amistad (casi de dependencia personal y profesional) con su cuñada, aprovechando las largas ausencias de Cal. Incluso, la relación que establece con el hijo de Cal, casi más estrecha que la que tiene con su propio hijo. Es como si Frank envidiase todo lo que tiene Cal, y así, se apropia de sus vivencias, las adapta y las va contando a todos los vecinos, amigos y conocidos. Cuando Cal descubre hasta qué punto su hermano está mintiendo y contando su vida como si fuera la propia, decide enfrentarlo y, entonces... la historia del reloj de brújula de plata. ¿Cómo puede una persona ser tan taimada? ¿Cómo puede inventar una mentira mayor para dejar sin palabras a su hermano, desarmado, vencido y agradecido, vulnerable?

Cuando Cal visita a su madre (qué imagen, la de esa mujer frágil, emperifollada, rodeada de volantes, muñecas y tacitas de porcelana... una vieja muñeca, en realidad), y descubre la verdad del reloj brújula... creo que es un momento de clímax tremendo, es como si se le cayera (de una vez por todas) la venda de los ojos. Y eso que sabía cómo era su hermano. Escalofriante.

Contadme qué opináis. Yo estoy entre fascinada y horrorizada por la personalidad de Fran. Qué maestría la de Theraux para dibujar a personajes complejos.

¿Nos leemos?