Cuentos, II

Libro que estamos comentando

Hola a todas y todos, seguimos paseando por la fría e inhóspita Rusia de la mano de la selección de cuentos de Chéjov que nos trae este libro. Como es habitual, en esta segunda semana todavía aguanto un poco el tirón de la lectura para que los rezagados en apuntarse no tengan mucho por leer de primeras, así que, según mi edición, vamos a leer poco más de 50 páginas (pp. 98-150).

¡Al lío!

 

ESTA SEMANA

La lectura de esta semana creo que tiene dos partes bien diferenciadas: por un lado, todavía veremos algunos cuentos breves en los que Chéjov parece estar probando, musculando su mirada y su estilo; y por otro, empezaremos a adentrarnos en textos más complejos, más ricos, con mayor espesor y, sobre todo, más poderosos. Un disfrute.

Cuentos como "El malhechor" o "El suboficial Prishibéiev" siguen siendo apenas fotografías de un instante, casi anécdotas o perfiles de arquetipos, de personajes que, seguramente, serían habituales en la Rusia del momento (y, ejem, en cualquier lugar y en cualquier momento).

Pero pasados estos cuentos nos damos de bruces con una historia que nos agarra y nos estruja desde los primeros párrafos, se trata de "Tristeza". Es una historia muy sencilla, mucho, pero heladora (como el tiempo que hay en el lugar donde sucede), un cuento que nos habla de la soledad, de la tristeza, del dolor... y de la necesidad de contar (de contarse) para sanar. Es absolutamente maravillosa aun siendo tan, tan sencilla, ¿no os parece?

Encontramos también otros cuentos que podríamos considerar de crítica social, pero son brutales. Están tan bien contados que no te dejan indiferente. Me refiero a "Ostras", "Vanka" y a "Ganas de dormir". Los tres son tiernos y durísimos. Y los tres están protagonizados por niños trabajadores. Son tremendos. Quizás los finales de "Vanka" y el de "Ganas de dormir" sean más redondos, especialmente en el segundo caso en el que incluso la extensión del cuento, ese alargar el suplicio, hace que uno tenga verdaderamente ganas de cerrar de una vez los ojos, de descansar, de salir de ese cuento. Es impresionante. El caso de "Vanka" tiene, además, un punto de emoción y tristeza que lo hace muy hermoso, ¿no os parece?

"La boticaria" me ha parecido un cuento magnífico: la historia que cuenta, cómo la cuenta, los personajes, la sorpresa del cierre. Todo. Una maravilla. Qué gran historia en tan pocas páginas. Chéjov a estas alturas está muy cómodo con el formato breve del cuento, ¿no os parece? 

Otro cuento que habla de parejas, como en "La boticaria", es "La corista". Me ha dejado mal sabor esta historia, es deslumbrante cómo en apenas una escena de pronto sabemos tantas cosas: de esa mujer, de ese hombre, de esa otra mujer. Y de quién va a salir (doblemente) perdiendo. ¿No creéis que llamaría la atención esta historia en su tiempo y la mirada con respecto a la protagonista y a la situación en la que queda?

Quizás "La broma" sea el cuento que menos se ha quedado en mi retina, es como si se lo hubiera llevado el viento.

(No os despistéis, que el último cuento de la semana es "Ganas de dormir", aunque no sea el último comentado.)

 

Pasad una buena semana,

saludos cordiales, 
Pep Bruno