4- Y todo debe ser mentira de Blanca Varela

Libro que estamos comentando

Esta semana del lunes 23 de diciembre leeremos de la página 79 a la 98. de la antología Y todo debe ser mentira de Blanca Varela. (Selección y prólogo de Olga Muñoz Carrasco). Ed. Galaxia Gutenberg, 2020.

Recordad que os voy indicando los poemas que leemos en Poesía completa de Blanca Varela. Visor Libros. Colección Visor de Poesía, (2016) 2023.

 

Del poemario El libro de barro (1993)

Gabriela Menczel nos dice de manera muy certera a propósito de este poemario:

«El libro de barro marca asimismo una ruptura en la trayectoria de la poeta. Por un lado, porque contiene únicamente poemas en prosa, veintitrés en total, género fronterizo por excelencia, y por otro, porque se caracteriza por una voz nueva, un tono que sorprendió en su momento a la propia Varela (entrevista con Charo Núñez 1995, en Guerrero). Ella misma destaca cierto misticismo en el libro, la búsqueda de una forma de expresar lo trascendental, o tal vez lo sagrado, un retorno a los orígenes, una experiencia vital de los elementos naturales, pero que tal recorrido no deja de ser muy personal e íntimo. No en vano la autora definió su libro como «diario» (entrevista con Edgar O’Hara, en Guerrero). El título del volumen ha sido explicado en varias ocasiones: hace alusión a las tabletas de barro de Mesopotamia, y así se vincula con la escritura primigenia (entrevista con Efraín Kristal 1995, en Guerrero). Por otra parte, se asocia con un templo precolombino de barro al norte de Lima, en Sechín, con sus bajorrelieves misteriosos que representan miembros corporales: brazos, cabezas, piernas, vísceras (Guerrero). El género mismo del poema en prosa está presente también desde el primer momento en la obra de Varela, ya en el primer volumen aparece y luego reaparece en varias ocasiones, pero será este El libro de barro donde será género exclusivo (Susti 2010). La crítica ha señalado su carácter híbrido, transgresor, mutante, polimórfico, interartístico, fronterizo de por sí. En el caso particular de Varela se agregan los calificativos «antitético», «oximorónico» a su definición, o más bien, a su resistencia a formalizarse como género autónomo (Susti). Se posiciona en el linde entre prosa y verso, y por añadidura, esta frontera que –en palabras de Ágnes Nemes Nagy, poeta destacada húngara contemporánea de Blanca Varela– durante siglos daba la impresión de mantenerse sólida, segura y clara, a partir de los inicios de nuestro siglo se convirtió en algo borroso y discutido. Con el fin de establecer una distinción entre los dos, las teorías de la lira recurren a los conceptos del ritmo, de la intensidad y de la forma (Szepes-Szerdahelyi). El ritmo de la prosa, a diferencia del del verso, introduce el orden métrico textual, pero no llega hasta el nivel de las sílabas, sino que opera con unidades un tanto mayores, de oraciones o de sintagmas. Por lo tanto, con respecto de la prosa no podemos hablar de «ritmo fónico», sino más bien de un ritmo realizado a nivel de la a nivel de la expresión lingüística. Sin embargo, la naturaleza lírica de un texto en prosa no alude a las características formales del mismo –que por cierto, son propias del verso–, sino que, en este caso, el lirismo se constata como cualidad estética y artística que se atribuye tanto a la lira como a la prosa»...

«El título del volumen, El libro de barro pone en marcha una serie de mecanismos que recorren todo el libro: concretamente, el tema metapoético, concerniente a la escritura, al libro, y también el carácter ancestral, el material de barro, de las antiguas edificaciones sagradas, que en un principio plasman la memoria, o sea que resaltan la persistencia duradera de la tradición y reafirman el enlace con el origen. Sin embargo, el barro, en su estado blando, también implica cualidad moldeable, y cuando se seca con el tiempo, será frágil, porque se rompe con facilidad, y así produce una ruptura en la continuidad. De esta forma, podemos incluso inferir que la metáfora del título en sí funciona como signo del mecanismo fundamental, en tanto que cada elemento es afirmativo y negativo a la vez, a cada signifiante corresponden al menos dos significados, si no más, y probablemente contradictorios (como fragilidad y constancia, en este caso). La dualidad provocará una oscilación continua, una tensión interna que se mantiene a causa de la ambivalencia de la palabra poética, de las imágenes creadas.

 

Esta es la explicación crítica y luego está lo que queda tras su lectura, sus versos que taladran nuestro pensamiento...

Sus poemas dentro de El libro de barro

 

· Hundo la cabeza en la arena

«El mar huele a vida y a muerte le respondo»

· La mano de dios

· El lugar bajo el árbol, huyendo del sol

· Lentos círculos, infinitas islas en un mar interior

«El reloj vuelve a dar las horas perdidas»

 

· Llevar la decrepitud como una flor

«Llevar la decrepitud como una flor. O como una corona. Es envidiable el otoño, la segura y hermosa dignidad con que se acuestan las hojas de los árboles sobre la tierra.

Es envidiable el invierno de esas latitudes donde la nieve y el silencio se parecen a la sabiduría que nos seduce por su ausencia de sombra».

A mí me poarece un poema bellísimo.

 

· Poemas. Objetos de la muerte

· Entre otras cosas dios está allí

 

· Golpeaste tres veces la campana vacía

(Recuerda a Poderes mágicos)

«...Traducir el silencio es pretender hacer música donde ya no existe ni la garganta ni el oído humanos».

 

· Una oreja de plata recién mutilada

· Alrededor de la misma mesa nos hemos sentado

«Alrededor de la misma mesa nos hemos sentado.

jamás juntos, es cierto. Pero el pan era el mismo y el mismo ese rancio sabor y el solitario apetito de encontrar y perder cada bocado.

No sé qué nombre darle a estas cosas.

El papel está sediento de lágrimas. El trazo resbala, oriental y distante. La tinta hace su ruta, inalterablemente mortal.

Un naufragio sin mar, sin playa, sin viajero.

Sólo la urgencia, el desvelo, la absurda esperanza».

 

· Para hacer esta casa mortal

· Basta de anécdotas, viandante

«Basta de anécdotas, viandante.

El mar se ha detenido. Hasta aquí tu vida, ha dicho.

Y el cielo demasiado maduro ha inundado paredes y ventanas.

A grandes pasos se ha detenido llegando a todas partes y ha repetido lo mismo.

Hasta aquí –seda oscura y ripiosa su voz– tu vida, ha dicho. Esas fueron sus letras».

En este último poema, como vemos se ha hecho aún más explícita la intención de formular una especie de ars poética.

 

Del poemario Concierto animal (1999):

Concierto animal se considera uno de los mejores poemarios de Blanca Varela, demostrando su madurez poética y consolidando su posición como una de las voces más importantes de la poesía peruana del siglo XX

Nos dice Olga Muñoz Carrasco sobre que el sujeto poético de Concierto animal  es una figura muy distinta a la de otros poemarios publicados por la autora. Nos encontramos ante una colección de poemas parcos, contenidos y a la vez orgullosos del tono menor que los unifica. La voz se ha simplificado mucho, los textos no se articulan ya sobre complejas estructuras, el abanico de recursos se limita, se abrevian los poemas e incluso se prescinde de la puntuación. Si la de Varela era ya una palabra concentrada, sin desbordamientos, ajustada siempre al contorno de los objetos, ahora se da el último paso en esta dirección porque se agudiza lo que podríamos denominar el «proceso de esencialización» al que toda su poesía se ve abocada. Fruto de ese adelgazamiento nace este poemario, según José Miguel Oviedo «el más astringente y enigmático de todos los que ha publicado hasta hoy». En él sólo cabe lo imprescindible, lo estrictamente necesario para las últimas maniobras de la vida.

¿Qué os parecen?

A mí este último poemario me ha impresionado y descolocado, aún ando rumiándolo...

 

· Niño come llorando

· La muerte se escribe sola

· Mi cabeza como una gran canasta

· Del abismo que arroja al aire

· Dolor de corazón

· Si me escucharas

·Incorpóreo paseo del sol a lo umbrío

 

¡Felices navidades!

Paula Carbonell