3ª parte. Hasta el capítulo 26.

Libro que estamos comentando
Ya solos en el monasterio y con la llegada sorpresa del superintendente Francoeur, Gamache y el inspector Beauvoir se ponen manos a la obra e inician las pesquisas recogiendo las impresiones de los monjes. Previamente los policías habían interrogado, uno a uno, a los monjes y. lo que parece muy adecuado y en consomancia con los crímenes cometidos en espacios cerrados, han podido delimitar donde estaban cada uno de ellos en la mañana en la que fue asesinado el prior Mathieu. Evidentemente, uno de ellos, al menos, miente.
 
Capítulo 18
 
Beauvoir sale a inspeccionar los alrededores del monasterio y tiene un encuentro fortuito (o no) con el hermano Bernard, el encargado de recoger los arándanos y elaborar las deliciosas frutas recubiertas de chocolate. Beauvoir le enseña el plano original del monasterio y enseguida advierte que no se coresponde del todo con la construcción actual. Hablan sobre una posible habitación secreta de la que solo hay rumores, ninguna constancia, y de un tesoro que don Clement y los monjes que fundaron el monasterio trajeron  de Europa.
 
Bernard comenta los detalles de la llegada de la Orden Gilbertina a un lugar remoto de Canadá, huyendo de la Inquisición francesa y buscando simepre la discreción y el anonimato, "por si acaso".
También hablan de lo extraño de la llegada imprevista de Francoeur y, como Bernard es muy observador, del rechazo que, de forma manifiesta, ha provocado en los dos policías.
 
Beauvoir ofrece algunas pistas sobre las causas que provocaron esa situación y que parece que ya se ha contado en una novela anterior de esta serie.
 

La larga conversación entre el policía y el monje, junto a la parte externa de la valla del monasterio, acaba con unos comentarios sobre el abad y las posturass del hermano en el enfrentamiento que su figura ha porvodado en la comunidad. Bernard declara su apoyo al abad Philippe, a pesar de que eran ambos candidatos a la elección para ser la máxima autoridad del monasterio.
 
Capítulo 19
 
El superintendente Francoeur y el inspector jefe Gamache hablan en el despacho del prior y dan muestras evidentes de su enfrentamiento. Una sorpresa: Francoeur no le había comentado instantaneamente que el objeto con el que fue asesinado Mathieu no fue on una piedra , sino una barra de hierro, o algo similar. La relación entre ambos es tensa y confusa, a la vez que repetitiva e irracional. Parecen disputas de machos intentando marcar el territorio más que de policías que, al fin y al cabo, comñparten objetivos comunes. "Se miraron con rabia, y entre ellos el aire vibró a causa de la animadversión"
 
Capítulo 20
 
Gamache y Beauvoir, émulos de famosas parejas como Sherlock Holmes y Watson, o Bevilaqua y Chamorro, van al refrectorio para la comida del medio día. La comida de convierte en un cúmulo de conversaciones particulares, con información importante que, extrañamente. se comparte en presencia de todos. De esta forma la comida, el lugar perfecto para que los monjes hagan sus confidencias, se alarga obligatorimente con tanta conversacion entre policías y los monjes.
 
Capítulo 21
 
Gamache y Beauvoir regresan al despacho del prior y charlan sobre la información lograda en el refrectorio: la debilidad de los cimientos del monasterio y el entusiasmo del hermano Simon por las aves de corral.
 
¿La necesidad de arreglar los problemas estructurales del edificio puede influir en la decisión de grabar un nuevo disco? "De pronto, una segunda grabación de cantos gregorianos había pasado de ser un posible acto de vanidad por parte de los monjes y del hermano Mathieu a ser algo vital. No solo pondría a Saint-Gilbert-Entre-les-Loups en el mapa, sino que también salvaría el monasterio".
 
Este argumento ofrece un móvil que puede explicar la muerte del hermano prior. Sin embargo, algo no cuadra en esta teoría: el asesinado debería haber sido el abad para ser considerada como posible; y luego está el troz de vitela, que no encaja en ninguna teoría que explique los hechos.
 
Capítulo 22 y siguientes.
 
La novela se introduce por unos recovecos que no ofrecen ninguna luz sobre el caso que los policías han venido a resolver. Se repiten los mismos argumentos y se dan vueltas a las mismas reflexiones: la belleza del canto gregoriano y su papel en las relaciones de poder en el monasterio, la rivalidad entre los dos grupos de monjes, las sospechas de homosexualidad en la comunidad, las idas y venidas por la iglesia, los misterios de la sala cañitular ... Y a eso se añade la extraña llegada del superintendente jefe Francoeur y la tensión que genera en sus subordinados.