2- Réquiem de Anna Ajmátova

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2- Réquiem de Anna Ajmátova

 

En este lunes, 11 de noviembre

Comenzamos el segundo apartado «Réquiem» de Anna Ajmátova

y leeremos los fragmentos 1, 2, 3, 4, 5 y 6 de la página 109 a la pág. 115.

 

Es interesante conocer cómo y por qué Anna Ajmátova escribió este poema.

Estuvo vinculada poéticamente al movimiento acmeísta, del que también formaba parte su primer marido, Nikolái Gumiliov. que trataba de alejar la poesía del misticismo para centrarse en la precisión y claridad del lenguaje.

He encontrado un poema que escribió que dedicó al personaje bíblico la mujer de Lot, que quedó convertida en sal al volverse a mirar por última vez su Sodoma natal antes de abandonarla.

El poema dice:

“¿Y a esa mujer nadie la llorará?

¿Es figura anodina para ocuparse de ella?

Pero mi corazón no olvida

a la que dio la vida por una mirada.” 1922

 

Su exmarido, el también poeta, Nikolai Gumielev fue fusilado en 1922 por supuesta traición.

En 1925 el Comité Central del Partido Comunista Ruso dictaba “instrucciones especiales” para que no se publicara más a Ajmátova acusándola de ser una “individualista” que escribía sobre temas “ajenos a las masas”.

Ajmátova soportó diez años de silencio, hasta la detención de su hijo, León Gumielev, en 1935. El arresto se producía dentro de la oleada de purgas de los años 30, desatada tras el asesinato de Sergei Kirov, lugarteniente de Stalin, el 1 de diciembre de 1934. Ser hijo de quien era fue el único motivo en su contra.

Durante el Gran Terror, que duró entre la primavera de 1937 y el otoño de 1938, en la Unión Soviética se llevaron a cabo setecientas cincuenta mil ejecuciones sumarísimas y más de trescientas mil condenas a una muerte lenta y casi segura en los campos de trabajo, estas purgas y las que asolaron la ciudad de Leningrado donde residía Ajmátova se centraron especialmente en los profesionales liberales, además de en las minorías étnicas, acusadas de trabajar en contra de la revolución, de ser “elementos antisoviéticos”.

Stalin llego a definir a Ajmátova  omo “mitad monja, mitad puta” y decidió para ella otro tipo de persecución más perverso, ordenó su aislamiento total y fue obligada a presenciar como todas sus personas queridas eran represaliadas, su hijo en el año 1935 fue enviado a un campo de trabajo y ella tratando de ganarse el favor de Stalin no dudó en hacerle el siguiente poema:

«… y el pueblo reconoce

y oye la voz: Hemos venido,

para decir: allá donde está Stalin está la libertad,

la paz y la grandeza de la tierra.»

 

Por supuesto de nada le sirvió porque su hijo permaneció tres años en un campo de trabajo hasta ser liberado en 1938.

Desde la muerte de su exmarido en 1921 hasta el encarcelamiento de su hijo en 1935 permaneció callada casi una década precisamente por el miedo a que su testimonio condenara a su hijo a la muerte.

Una vez lo encarcelaron, Anna como hacían esposas, novias, madres, hermanas de los arrestados hizo largas colas pen la puerta de la prisión para atender y ver a su hijo y llegó la necesidad de hacerse eco de aquello.

Es en 1935-36 cuando comienza a escribir y lo hará en un todo muy distinto.

Escribió Réquiem entre 1935 y 1940, en ese poema Anna toma la palabra en nombre de todas esas mujeres que sufren el presidio o la muerte de sus seres queridos y en el propio como ya he explicado.

Pero lo más curioso es que para salvar su vida Anna sabía que no podían encontrar nada escrito en su casa, así que memorizó y destruyó el texto y para que si le sucedía algo no se perdiese, lo compartió con los amigos que la querían y lo hizo a la manera atávica de transmisión oral. Les mostraba pequeños papeles a sus amistades, porque era consciente de que podía ser grabada en su propia casa, y cuando lo memorizaban lo quemaban en el fuego. Instinto de supervivencia en un tiempo y en un lugar sin libertad.

En el poema 5, que hoy leemos, confiesa haberse arrojado a los pies del verdugo, que no es otro que Stalin.

 

En cuanto a su estilo

Hay un antes y un después en Anna Ajmátova,

La crítica Roberta Reeder señaló que «sus primeros poemas siempre atrajeron a un gran número de admiradores: "Porque Ajmátova era capaz de captar y transmitir la vasta gama de emociones cambiantes que se experimentan en una relación amorosa, desde la primera emoción del encuentro, hasta un amor cada vez más profundo que se enfrenta al odio, y finalmente a la violenta pasión destructiva o a la indiferencia total.

Pero [...] su poesía rompe radicalmente con el estilo erudito y ornamentado y con la representación mística del amor tan típica de poetas como Aleksandr Blok y Andréi Bely. Sus letras se componen de breves fragmentos de discurso sencillo que no forman un patrón lógico coherente. Por el contrario, reflejan la forma de pensar, los vínculos entre las imágenes son emocionales y los simples objetos cotidianos están cargados de asociaciones psicológicas. Al igual que Aleksandr Pushkin, que fue su modelo en muchos aspectos, Ajmátova se propuso transmitir mundos de significado a través de detalles precisos".

 

A continuación, os dejo la versión de José Manuel Prieto González de esta segunda entrega para que podáis compararlas.

 

1

Te llevaron al amanecer,

fui tras de ti como quien despide un cadáver.

Lloraban los niños en la estancia oscura

y humeaba la vela bajo el icono.

 

No podré olvidar el frío de tus labios

y el sudor mortal en tu frente.

Como la mujer de los strelzi*

aullaré a los pies del Kremlin.

1935

 

*En el enlace podéis ver el cuadro La mañana de la ejecución de los Streltsi de Vasily Surikov

https://historia-arte.com/obras/la-manana-de-la-ejecucion-de-los-streltsi

 

Los strelzi eran una especie de guardia real rusa que en el año 1698 se rebeló contra el rey, Pedro, el Grande, quien los castigó llegando a cortar personalmente las cabezas de algunos de ellos sin atender a las peticiones de piedad de sus madres, esposas y sus hijos.

Podéis ver como llorando ocupan gran parte de la pintura.

 

2

Fluye sereno el apacible Don,

entra en la casa una luna amarilla.

 

Entra alegre, con la gorra ladeada,

la luna, y ve una sombra.

 

Esta mujer padece de tristeza,

esta mujer se siente sola.

 

Su esposo yace en la tumba,

y su hijo está en la prisión. Recen por ella.

 

3

No, no soy yo, es otra la que sufre,

yo no podría sufrir tanto. Dejen

que un negro manto cubra lo ocurrido,

y que retiren las linternas…

                                                Cae la noche.

1940

 

4

Si a ti, la joven frívola y sarcástica,

la niña mimada de todos sus amigos,

la alegre pecadora del Tsárskoye Seló,

te hubieran dicho cuánto

habrías de sufrir en esta vida:

cómo, la número trescientos, esperarías

con tu hatillo a los pies de Las Cruces;

y cómo tu lágrima ardiente quemaría

de parte a parte el hielo de año nuevo…

En el patio de la cárcel se mece un álamo,

nada se escucha, ni un solo murmullo. ¿Cuántas vidas

inocentes no se estarán consumiendo allí?

 

5

Hace diecisiete meses que grito

llamándote a casa.

Me he arrojado a los pies del verdugo*,

por ti, hijo mío, horror mío.

Todo ha perdido sus contornos,

y ya soy incapaz de distinguir

a la fiera del hombre, al hombre de la fiera,

ni sé cuántos días faltan para la ejecución.

Me encuentro sola, rodeada de flores

polvorientas, del tintinear del incensario,

y de huellas que no conducen a ninguna parte.

Mientras me mira fijamente a los ojos

anunciándome la próxima muerte,

una estrella inmensa.

 

*Se refiere a los versos que os he copiado antes elogiando a Stalin.

 

6

Ligeras vuelan las semanas,

y aún no sé cómo pudo ocurrir,

cómo, hijo mío, en la cárcel

las blancas noches te miraban,

como hoy vuelven a mirarte

con ojos de halcón afiebrado;

mientras te hablan de tu alta cruz

y de la muerte.

1939

 

Espero que lo disfrutéis.

Hasta el lunes 17 de noviembre.