1- Réquiem de Anna Ajmátova

Libro que estamos comentando

1- Réquiem de Anna Ajmátova

¡Buenos días, feliz lunes y mejor semana!

Queridas gentes del Club de lectura ATRAPAVERSOS,

¡BIENVENIDAS!

Comenzamos este noviembre lluvioso y triste con un poema que sin haberlo yo querido, la elección fue muy anterior, habla de las ausencias.

Se titula Réquiem, que según la RAE quiere decir:

«Composición musical que se canta con el texto litúrgico de la misa de difuntos También se llama réquiem o misa de réquiem a la misa de difuntos».

Es un canto a nuestros muertos y Anna Ajmátova les canta, (porque la poesía siempre es una especie de canto), a los suyos.

Y no he podido evitar recordar esa maravilla que es el Réquiem de Mozart aquí os lo dejo de la mano del Coro y la Orquesta de Teatro de Bellas Artes, dirigidos por Iván López Reynoso.

https://www.youtube.com/watch?v=vYRqhXOYkNs

 

Este es el plan de lectura que os propongo para las próximas semanas:

Esta semana del lunes 4 de noviembre leeremos las dedicatorias y el prólogo de la pág.109 de Réquiem de la página 97 a la 109.

La segunda semana del lunes 11 de noviembre, leeremos los fragmentos 1, 2, 3, 4, 5 y 6 de la página 109 a la pág. 115.

La tercera semana del lunes 18 de noviembre leeremos los fragmentos 7, 8, 9 de la página 109 a la pág. 115.

La semana del lunes 25 de noviembre de leeremos el fragmento X de la página 121 y el epílogo.

 

En primer lugar, aquí os dejo un breve resumen de la vida de Anna Ajmátova tomado de la Revista literaria Esteros, aunque poco dice de su poesía y de las razones que la convierten en un referente poético, así que de ello hablaremos la semana que viene.

«Anna Andréievna Gorenko nació el 23 de junio de 1889 en un pueblo cercano a Odessa, hija de una noble familia de origen tártaro, Ajmat, de la cual tomó el apellido por el que la conocemos. Estudió latín, historia y literatura en Kiev y en San Petersburgo. Allí se casó con Nikolái Gumiliov en 1910, promotor del acmeísmo, corriente poética que se sumaba al renacimiento intelectual de Rusia a principios del siglo XX. Los acmeístas rompían con el simbolismo, de carácter metafórico, y restablecían el valor semántico de las palabras.

En esta línea Anna publica en 1912 su primer libro de poemas titulado La tarde. En ese mismo año nace su único hijo, Levy conoce a Modigliani, que influiría en su perspectiva artística.

Estos primeros escritos parecen intuir la gran soledad en la que se verá sumergida años más tarde, tras las trágicas consecuencias de la revolución rusa de 1917. En 1921 su marido fue acusado de conspiración y fusilado. Más tarde, su hijo será también arrestado y deportado a Siberia. Y, por último, su amigo e historiador de arte, Nikolái Punin, moriría de agotamiento en un campo de concentración en 1938.

Los poemas de Anna se prohibieron, fue acusada de traición y deportada. Por temor a que fusilaran a su hijo quemó todos sus papeles personales. En 1944 pudo regresar a Leningrado con su hijo, ciudad devastada tras el asedio nazi. En 1945 el joven intelectual británico Isaiah Berlin quiso visitarla antes de regresar a Londres. Ese encuentro se prolongó durante veinte horas donde Anna le leyó sus poemas y se sinceró con él, pero esto tuvo trágicas consecuencias ya que su hijo volvió a ser encarcelado durante diez años. Esta vez la escritora se negó a silenciar su voz y siguió adelante con su poemario más importante, Réquiem, ahí explica que en aquella Unión Soviética los únicos que estaban en paz eran los difuntos y que los vivos pasaban su vida yendo de un campo de concentración a otro.

El libro fue publicado sin su consentimiento en Múnich, en 1963.

Al año siguiente viaja a Taormina (Italia), donde recibe el Premio Internacional de Poesía y en 1965 es nombrada doctor honoris causa por la Universidad de Oxford. Viaja a Gran Bretaña con escala en París y se publica en Moscú El correr del tiempo (1909-1965), un balance incompleto (y censurado) de su obra.

En 1966 Anna muere de un infarto en un sanatorio de las afueras de Moscú y es enterrada en Komarovo. Su obra, traducida a un sinnúmero de lenguas, solo aparecerá íntegra en Rusia en 1990».

Fuente: https://esteros.org/2021/04/07/anna-ajmatova-por-mi-boca-gritan-muchas-gentes/

 

Comenzamos con la lectura de la página 97 hasta la página 109.

Os copio la traducción de estos fragmentos de Jesús García Gabaldón para que podáis compararlas.

 

Réquiem

Jamás busqué refugio bajo cielo extranjero,

ni amparo procuré bajo alas extrañas.

Junto a mi pueblo permanecí estos años,

donde la gente padeció su desdicha.

1961

 

A modo de Introducción

En los terribles años de la yezhovzbina pasé diecisiete meses en las filas frente a las cárceles de Leningrado. Un día, alguien me reconoció. Entonces, una mujer de labios morados que ocupaba su lugar detrás de mí y que, por supuesto, jamás había escuchado mi nombre, pareció despertar del letargo en el que permanecíamos sumidas y me preguntó al oído (porque allí todos hablaban en voz muy baja):

—¿Y usted podría describir esto?

Yo repuse:

—Sí, puedo.

Entonces una especie de sonrisa se deslizó por lo que alguna vez había sido su rostro.

 

Leningrado, 1 de abril de 1957

 

Dedicatoria

Ante esta inmensa desgracia los montes se doblegan

y dejan de correr los grandes ríos,

pero más fuertes aún son los cerrojos de la cárcel,

que esconden los lechos de tablas

y la infinita tristeza.

Ya no sopla para ti la fresca brisa,

ni se enciende para ti el tierno ocaso.

Ya nada sabemos, somos siempre los mismos,

sólo escuchamos el odioso rechinar de los portones

y el retumbar de los soldados que marcan el paso.

Despertábamos temprano, como para la misa matutina,

y atravesábamos la capital totalmente salvaje.

Confluíamos en un punto, más inánimes que un muerto,

más opacos que el sol, más brumosos que el Neva,

pero la esperanza continuaba a lo lejos su canto.

¡La sentencia!… Y al instante saltaron las lágrimas,

y me hallé aislada del resto del mundo,

como si me arrancaran la vida que alberga el corazón,

o me hubieran lanzado de bruces contra el suelo.

Pero ella avanza… Solitaria… Vacila…

¿Dónde están hoy aquellas desconocidas con las

que compartí dos años de infortunio?

¿Qué formas adivinan en la ventisca siberiana?

¿Qué imaginan ver en el círculo blanco de la luna?

A todas ellas envío mi último adiós.

Marzo de 1940

 

Introducción

Esto sucedió en tiempos en que sólo los muertos sonreían,

alegres por haber hallado al fin reposo,

y como un apéndice inútil, Leningrado colgaba

del portón de sus cárceles, mecido por el viento.

En tiempos en que, enloquecidos de dolor,

desfilaban al paso columnas de condenados

mientras las locomotoras lanzaban al aire

su breve canción de despedida…

 

Estrellas de muerte planeaban en lo alto,

y la inocente Rusia se retorcía

bajo las botas ensangrentadas,

y bajo las ruedas de los furgones celulares.

 

La próxima cita la tendremos el 11 de noviembre.

Hasta entonces, cuidaros mucho.

 

Paula Carbonell