3ª parte. Jon y Antonia, tras los pasos de Ezequiel.
Libro que estamos comentando
Después de destrozar un Audi A8 en la alocada persecución por la M 50 de Madrid, Jon y Antonia están separados de la investigación del secuestro de Carla Ortiz, si alguna vez lo estuvieron, al menos extraoficialmente.
Lo que sí intuyen, y que la policía todavía no sabe, es que los dos secuestros, el que acaba con la muerte de Álvaro Trueba y el de Carla Ortiz, han sido cometidos por las misma persona. Por eso deciden volver a la urbanización La Finca para repasar los detalles que se hayan podido pasar por alto en la primera inspeccipon ocular.

Imagen de una de las entradas a la urbanización La Finca, Pozuelo (Madrid)
En cualquier caso ellos siguen sin tener un vinculación oficial con el caso, por lo que no puede sorprender la reticencia a la colaboración de los guardias de seguridad que vigilan y controlan los accesos de esta lujosa urbanización de Pozuelo (Madrid), hogar de ricos, famosos y millonarios. Gracias a su privacidad, estas urbanización, que existe en la realidad, en los últimos años se ha convertido en la zona preferida de muchos famosos para fijar su residencia. Es una urbanización con grandes zonas verdes, casas de arquitectura moderna y unos avanzados sistemas de seguridad. A estas ventajas se une su cercanía con el centro de la ciudad. El lugar perfecto para ubicar la casa en la que aparece el cadáver de Alvaro Trueba.
Sorprendentemente Laura Trueba se muestra fría y no transmite ninguna emoción a pesar de haber enterrado a su hijo recientemente. Laura parece que pone el bien del banco que preside por encima de cualquier cosa. "El Banco, Señores, es una idea." Aunque le informan que Carla Ortiz, un personaje público que no necesita presentación en cuanto se cita el nombre del padre, también ha sido secuestrada, Laura Trueba no está dispuesta a colaborar. Únicamente intenta evitar un escándalo y ocultar de cualquier forma la forma de morir de Álvaro. Cuando Antonia le pregunta cuáles fueron las condiciones que los secuestradores le pusieron para liberar a su hijo, Laura les contesta de forma enigmática que fue algo que de ninguan maera pudo aceptar.
La entrevista con Ramón Ortiz fue todavía más violenta e improductiva. Como una estatua, el padre de Carla no parece tampoco dispuesto a cumplir las condiciones de los secuestradores. Así, a Jon y a Antonia solo les quedan 48 horas para rescatar a Carla Ortiz.
La colaboración tan estrecha entre Jon y Antonia enevitablemente les ofrece momentos para que vayan compartiendo confesiones privadas. De Jon conocemos desde el principio su origen vasco y los problemas de disciplina policial que ha tenido en Bilbao, por lo que está actualmente separado de servicio, pero de Antonia descubrimos poco a poco los detalles que explican su peculiar personalidad. Conocemos sus altísimas capacidades intelectuales y cómo, desde joven, fue reclutada y entrenada por el equipo de Mentor, convirtiéndose en el personaje de REINA ROJA para las fuerzas policiales de la Interpol.
El reverso del exigente entrenamiento al que fue sometida y la aplicación en su cuerpo de tratamientos químicos y farmacológicos se manifiesta en síntomas de alteración de personalidad y en un gran desgaste físico. "La histamina adicional le permite al sujeto estar en un estado de alerta permanente. Sus capacidades cognitivas se ven potenciadas. Su atención, su percepción, su capacidad de resolución de problemas y su memoria estarán siempre al máximo."
Ya sabíamos, desde las primeras páginas de la novela, que pasa la mayoría de su tiempo acompañando a su marido Marcos en la habitación del hospital donde esta en coma desde hace un tiempo, una situación por la que Antonia se siente culpable. Y después conoceremos a Jorge, el hijo de ambos, al que visita a escondidas de su padre, que es el tutor legal del niño. Un dato importante, aunque no sabemos cómo afectará al discurrir de la novela, es que su padre es, ni más ni menos que el embajador del Reino Unido en España.
Decíamos que la suerte ha tenido mucho que ver en la identificación del fragmento del tatuaje que aparecía en la foto que Jon tomó al conductor del Porsche Cayenne en la noche de la acelerada persecución por la M 50. El estudio que regenta una joven tatuadora y su padre, afectado por un ictus que le impide comunicarse, casualmente fue el lugar en el que un equipo especializado de la Policía del Subsuelo se tatuaron una imagen que representaba una rata sosteniendo un escudo con la leyenda NBQ. NBQ son las siglas que identifican a una unidad de Defensa Nuclear, Bacteriológica y Química.
Esta información, que parece sin duda identificar la identidad de Ezequiel con la de un supuestamente fallecido del equipo NBQ llamado Nicolás Fajardo, llega casi a la vez a Jon y Antonia y al equipo del capitán Parra. El policía de la USE piensa que es el momento de apuntarse un tanto muy importante que hará avanzar su carrera profesional y prepara, con su equipo, una operación destinada a liberar a Carla, a la que cree atrapada en el domicilio de Nicolás Fajardo. Sin embargo a Antonia, después de poner en orden todas la eviencias que ha ido reuniendo, le parece que todo es una trampa para los que entren en el piso.