Los Pazos de Ulloa: 17, 18, 19, 20 y 21
Hola a todas y todos, aquí llegan las recomendaciones de esta semana para nuestro club de lectura. He decidido poner un capítulo más porque os veo a todos enganchados y sospecho que alguno andará saltándose las recomendaciones semanales y avanzando la lectura sin poder evitarlo. Así pues, un poco más de leña para la caldera.
Capítulo XVII
Llegamos por fin al desenlace del parto, la criatura, la recién llegada, será una niña. Imaginad cómo afecta eso a Pedro (hay una conversación en este capítulo que es breve pero muy elocuente). El parto ha sido complicado, tanto que incluso Pedro pregunta si peligra la vida de su esposa. Ahora bien, si hay algo sorprendente en este capítulo es lo que le ocurre a Julián, al curita. ¿Qué paralelismo creéis que podríamos establecer entre Nucha y Julián?, ¿hay una conexión más íntima, más profunda, de la que hemos ido viendo hasta ahora? ¿O se trata de puro papanatismo (o meapilismo, si se me permite la expresión)? Pero vayamos por partes. ¿creéis que es normal lo que hace el cura y lo que le ocurre? Recordad que ya salió aquí el tema de si Julián siente algo (amoroso, quizás sublimado) por Nucha.
Espero vuestros comentarios.
Capítulo XVIII
En este capítulo entramos y nos sentamos en el cuarto con Nucha y con Julián, pasaremos el rato con ellos. Os invito a que os fijéis en la triple dualidad que, desde mi punto de vista, sucede en estas páginas. (La primera:) por un lado nos encontramos en un espacio cerrado, asfixiante, que apenas se acompaña de una lánguida conversación o de la lectura en voz alta de las vidas de santos, y por otro, y sin salir del cuarto, brilla a ratos el sol cuando la niña está con ellos (y todo parece ser menos asfixiante); resulta fascinante cómo cambia la atmósfera en el cuarto. (La segunda:) por un lado nos encontramos con esa beatería pacata, ese inmovilismo conservador, que tan bien ejemplifica el libro que leen (Año cristiano), y por otro nos topamos con el movimiento, la reflexión, el progreso, que de alguna manera representa Máximo Juncal y el libro que cita (El origen de las especies, de Darwin); y no deja de ser fascinante que a ratos simpatices con el doctor y a ratos lo echarías a patadas ¡es la vida misma! (La tercera:) por un lado nos encontramos con la vida recogida, ordenada, ajustada, de la maternal Nucha, por otro lado la vida disipada, desordenada, impulsiva, del infiel Pedro.
Me sorprende que pueda caber tanto en tan pocas páginas. ¿Qué pensáis?
Capítulo XIX
Don Julián parece querer irse, pero es un Juan Lanas y, además, parece que la niñita le ha robado el corazón (será sólo la niña, eh). Hay sin embargo en este capítulo una cosa que me parece muy interesante: el futuro contado por la Sabia en la cocina con cartas (bueno, a ver, más bien parece que esta mujer le está contando a Sabel lo que quiere escuchar) y cómo afecta esto a Julián, de hecho provoca en él un sueño cargado de significados (eso y el pasaje de la araña).
Por un lado os invito a que nos contéis el posible significado del sueño (está al final del capítulo) y por otro os invito a una reflexión: ¿no está doña Emilia tratando de equiparar todo tipo de creencias (ya sea magia de naipes o religión cristiana) al afectar tanto a don Julián con lo visto/oído? Ahí lo dejo.
Capítulo XX
Nos encontramos de nuevo a Nucha y Julián, pero esta vez saliendo del cuarto en el que están y yendo hasta la otra parte de la casa. Me llama mucho la atención el desenlace del capítulo, bueno, todo el capítulo, y el desenlace más. Me parece que para ser una novela naturalista a doña Emilia se le ha colado un capítulo muy romántico, ojo, no romántico de romance, sino de romanticismo.
Por otro lado también es interesante la aparición de la casa de Los Pazos como presencia, como personaje, más allá de ser el lugar donde ocurren muchas de las historias de este libro.
Tengo ganas de saber qué pensáis vosotras de este capítulo.
Capítulo XXI
Por fin nos encontramos de nuevo con don Pedro y Primitivo, y aunque este os pueda parecer un capítulo de transición quiero deciros que a mí me ha encantado por la sencilla razón de que en sus páginas se cuentan historias, anécdotas, chascarrillos, cuentos... vamos, que me he sentido como en casa.
Fijaos cómo tras unos capítulos de atmósfera bastante asfixiante por fin parece que corre el aire (y tiene que ser con otros personajes, qué cosas, eh).
Bueno, no me enrollo más que ando alargando mucho las entradas últimamente.
Os espero en los comentarios al post.
Feliz semana de lectura
Pep Bruno