3ª parte. Hasta el capítulo XXVI

Libro que estamos comentando
La trama de LAS CUATRO PLUMAS se concentra en dos principales líneas argumentales que se alternan entre los diferentes capítulos, aunque en esta parte prevalece la atención que el autor concentra en la relación entre Ethne y el recién llegado coronel Durrance, afectado por una ceguera incurable.
 
Recordemos que ambos se habían comprometido, consolidando la relación a través de su correspondencia entre Egipto e Inglaterra. Serán muchos capítulos en los que seguiremos los altibajos, los secretos, las medias verdades, los celos o los sentimientos ocultos de ambos.
 
Comencemos con las certezas. Ethne accede a  casarse con Durrance, a pesar de su ceguera, por compasión. No lo ama con la pasión que se espera de dos personas a punto de  casarse. Lo quiere como amigo, pero, como no para de repetir, "no quiere que dos personas se destruyan por su culpa". Ethne no ha olvidado a Harry Feversham, a pesar de que también le entregó una pluma de la vergüenza. Ella es totalmente leal al compromiso que ha hecho a Durrance de casarse con él y hará todo lo posible para que él no conozca sus verdaderos sentimientos.
 
La llegada del capitán Willoughby con un mensaje de Harry para Ethne hará saltar por lo aires las esperanzas de que la relación de amistad se convierta en amor entre los dos. Ethne no puede ocultar su alegría al saber por Willoughby que Harry está vivo y que se encuentra en Egipto para conseguir que sus antiguos amigos recuperen las plumas que le entregaron cinco años antes. Ella no sabe que desapareció de Inglaterra para redimirse del momento de cobardía que le hizo no acompañar al regimiento de North Surrey hasta Egipto y abandonar el ejército.
 
Jack Durrance, por su parte, ha desarrollado una sensibilidad especial después de perder la vista en el desierto. Ha agudizado su capacidad de percepción de los demás sentidos. Es capaz de apreciar los cambios de humor por el tono de voz de quien habla, interpreta los silencios para llegar al fondo de los pensamientos de los que callan y siente el mínimo cambio que se produce en una habitación cuando alguien entra o la abandona. Por todo ello, logra reconstruir lo que pasó durante el baile en el que Ethne y Harry rompieron el compromiso, a la vez que reconoce, con una frialdad y una resignación sorprendente, que Ethne ha recibido noticias de la existencia de Feversham en Egipto y que todavía está enamorada de él.
 

Son muchos capítulos de vacilaciones y de muchos secretos por desvelar en la casa de la señora Adair en Devonshire, muchos capítulos de ocultar los verdaderos sentimientos y de guardar las formas. Un ejemplo:  Durrance nunca debería saber que en sus pensamientos había otro por encima de él, piensa Ethne. O cuando Durrance piensa que Ethna nunca debería saber que él está al corriente de todo.
"Así que, hasta que Feversham regrese, continúa usted la ficción. Ella finge amarle a usted, usted finge no saber que ella piensa en Harry. Mientras yo marcho a oriente a buscarle, vuelve usted a su lado", dice el teniente Sutch, respondiendo a la petición de ayuda de Durrance, cuando le pide que vaya a Suakin a ayudar a Harry a huir de la tierra de Sudán.
 
Una circunstancia inesperada anima el tono plano de la parte central de la novela. Nadie podría pensar que la figura abnegada de la señora Adair, tan solícita con Ethne y tan comprensiva con las dificultades por las que pasa Durrance, ocultase a una mujer perversa, movida por los celos y dispuesta a perjudicar a los que se consideraban sus amigos. Pero no deja de ser un personaje anecdótico que, tarde o temprano, desvelará a todos su verdadera personalidad.
 
A miles de kilómetros de distancia, en la otra trama, la que seguramente más nos interesa,  Harry Feversham quiere cumplir su último deber ayudando a escapar a su antiguo amigo Trench de la cárcel donde está recluido en Omdurman, la capital del estado de el Mahdi. Le toca sufrir múltiples penalidades y ocultar su identidad bajo sucios harapos. Las versiones cinematográficas añaden al perfil de Harry una característica que hacen más creíble su peculiar periplo por tierras sudanesas y egipcias. En las películas se finge mudo y con eso oculta la mayor debilidad del personaje que el mismo ha creado.