Primera parte: hasta el capítulo 6

Libro que estamos comentando
¿Qué llevó a Germinal Ibarra, un veterano policía que se había encontrado con el caso de su vida, el que le iba a procurar su mayor reconocimiento profesional, a tomarse la justicia por su mano y asesinar a golpes de pistola al confeso asesino de Amanda, la niña malagueña de doce años asesinada en 2007?
 
En un verdadero enigma que estalla en los ojos del lector en las primeras páginas de LA VISPERA DE CASI TODO. ¿Será que el horror del crimen turba los sentimientos de un veterano policía que ya ha visto una multitud de "degenerados para los que los demás son solo parte del paisaje"?
 
La resolución de un caso tan sonado lo va a convertir en un heroe que nunca quiso ser y le va a ofrecer la única posibilidad de recuperar la tranquilidad perdida. Será en forma de exilio interior en un apartado destino en la costa de Galicia
 
Tres años después, buscando la forma de recomponer también su vida, o de terminar por destruirse a sí misma, la rica heredera Eva Mahler, madre de la niña muerta, huye de su casa. El ¿azar? la llevará a la Costa da Morte, a un lugar perdido entre acantilados, donde se aloja como una perfecta desconocida, pero con muchas marcas físicas y anímicas evidentes (un coche descapotable, una actitud huidiza y solitaria, un oficio de periodista gráfica que no ejerce ...) que concitan la atención de los que la rodean.
 
Costa da Morte
 
Los cinco primeros capítulos de esta primera parte nos sirven para que vayamos conociendo a algunos de los principales protagonistas de la novela de VÍCTOR DEL ÁRBOL y que empecemos a conectar los hilos de una historia que se adivina cruel y despiadada con los personajes que más sufren. 
 
El paisaje cobra especial relevancia en el ambiente de la novela y se comprueba que es todavía más poderoso y duradero que la vida de las personas. Es el decorado perfecto para una historia intimista que habla de afectos, de soledad y de sufrimiento.
 
De algunos protagonistas vamos conociendo por ahora únicamente retazos de su vida y los motivos por los que aparecen en esta historia. Todos me han parecido unos naúfragos lanzados por la vida a las playas rocosas de la soledad: Mauricio, desplazado desde Argentina y con una historia de decepción personal, sostiene como puede las escasas ansias de vivir de su nieto huérfano Daniel. Al lado, Dolores y su hija Martina componen también unos personajes huídos de algo que todavía desconocemos y que intentan  recomponer sus vidas en un remoto escenario de la Costa da Morte.
 
Algo de lo que somos testigos pero cuyas causas tendremos que conocer en semanas posteriores es la situación que vuelve a unir los destinos, tres años después del asesinato de la niña Amanda, de Germinal y Eva. Una brutal paliza a Eva, o Paola, como se hace llamar ahora, la convencen de que ningún lugar ofrece la suficiente seguridad como para confiar que el pasado puede desaparecer de un plumazo.
 
Cerramos esta parte con una extraña y turbadora escena de los dos jóvenes iniciando un viaje a un faro abandonado y protagonizando lo que aparentemente  parece una relación oculta entre escultora y modelo.
 
Tal vez sea demasiado pronto como para hacer conjeturas sobre por dónde nos va a llevar el argumento, pero ya hay personajes que presentan más enigmas que certidumbres.