Guerra y paz. Libro IV. Parte III (VIII-XIX) y Parte IV
Hola a todas y todos, parece mentira pero se nos están acabando los días de lectura de este magnífico y enorme libro. Esta semana va a ser la penúltima (con un empujón de unas 100 páginas en mi edición) y la próxima semana será la última (con las dos partes del Epílogo, algo más de 100 páginas).
Vamos al lío.
Libro IV. Parte III (VIII-XIX)
Dejamos todo a la espera de la llegada de Dólojov, recordad, para la emboscada contra el grupo de franceses que estaba acampado. Cuando llegaron Dólojov y su grupo de hombres, este quiso averiguar el número de soldados franceses al que iban a enfrentarse y, para ello, utilizó una táctica muy osada (que no os voy a destripar) y en la que estará acompañado por el joven Petia Rostov.
Denísov, Dólojov y sus respectivos grupos armados atacan al ejército francés, y en esa escaramuza van a ocurrir algunas cosas bien importantes que atañen directamente a nuestros protagonistas.
Antes de acabar esta Parte III Tolstói continúa explicando y contando cuestiones relativas a la situación de ambos ejércitos y a esa huída de los franceses perseguidos por los rusos. La sensación es desoladora y brutal para los franceses desbocados en una carrera desesperada por escapar con el botín mientras están acosados por el frío y el hambre y son hostigados por los rusos. Pero también es una situación desesperada para los rusos que padecen el mismo frío y la misma hambre, que corren tras el enemigo y que se ven sometidos a grandes tensiones sobre qué estrategias son las precisas (en esto, Kutúzov, no tiene un día de descanso, eh, entre intrigas, envidias, murmuraciones... qué santo, oiga).
De todo esto habla con detalle Tolstói, y es un tremendo viaje, de su mano, a unas condiciones penosas, una situación extrema, una pura lucha por la supervivencia. Uno no para de tragar saliva mientras va leyendo.
Libro IV. Parte IV
El foco se fija ahora en María y en Natasha, unidas por la muerte del querido Andréi. Comienza la trama en Yaroslavl, donde los Rostov están pasando estos tiempos complicados, pero pronto se desplaza a Moscú donde los rusos están volviendo, primero para continuar con el saqueo de la ciudad, y después para iniciar la reconstrucción.
Algunos de los sucesos en la Parte III que no he contado aquí tienen repercusiones directas sobre nuestras protagonistas. Es fascinante cómo se cuenta lo que sucede. También es muy interesante atender al cambio, a la evolución de Natasha y cómo eso afecta a María.
Pero antes de ir a Moscú Tolstói vuelve a fijar el foco en Kutúzov y el pilla-pilla con los franceses que incluye una nueva batalla, la de Krásnoie, y muchos momentos de la vida militar insistiendo en la situación de los hombres en aquellos momentos tan duros y en la descomposición del ejército (o, casi, de los ejércitos).
Finalmente Kutúzov llega a Vilna donde se encontrará con el zar Alejandro y donde, por fin, descansará. No sé qué pensaréis vosotros, pero parece que Tolstói dedica muchas páginas de este libro a reivindicar a Kutúzov, a rehabilitarlo, a darnos a conocer su paciencia y su genio. Y es posible que en estas páginas esté claro el motivo por el que Kutúzov tal vez merecía ser reivindicado. ¿Qué opináis vosotras, vosotros?
Como os decía al principio nos vamos a Moscú donde la vida vuelve a campar a sus anchas por sus calles y donde nos encontramos con algunos de nuestros protagonistas.
Por un lado vemos a un Pierre quizás, ya, renovado (después de la penosa situación vivida, ay, no digo nada pero esos pies, ay), que tal vez haya encontrado su lugar en el mundo, al que por fin los golpes de la vida le han alcanzado y le han espabilado. Detrás quedan muchos momentos duros que han dejado su huella, algunos vividos (como con el viejo Platón) y otros por fin sabidos (como las noticias de Elena, Andréi, etc.), todos ellos han modelado a este hombre a quien reconocemos pero que, tal vez, nos resulte ahora más interesante. No sé, ya me diréis qué pensáis vosotras, vosotros.
Por otro lado Natasha y María sobrellevan el luto en mutua compañía y que reciben la visita del amigo Pierre estando en Moscú y a punto de salir para San Petersburgo. Este encuentro, este viaje, este triángulo, nos depara alguna sorpresa para terminar esta última parte del último libro. Pero yo no digo nada.
Disfrutad que esta es la penúltima semana de lectura de este libro enorme.
Pasad buena semana.
Saludos
Pep Bruno