Desde "La vida de después", hasta el final

Libro que estamos comentando
Fiesta Raksha Bandhan

Para ser hermana, hija o madre de alguien no hace falta tener su misma sangre, piensa Léna. Y se dice que la vida pende de un hilo, el hilo de una cometa sostenido por una niña. Un hilo que ahora las une para siempre.

La vida, siempre, a pesar de todo.

Hola, amigas, amigos:

Llegamos al final del hilo de nuestra cometa, el final de la novela de Laetitia Colombani. Esta última parte está plagada de emociones, de giros dramáticos, de acercamientos y de distanciamientos, de alegrías y tristezas... y de la certeza firma de Léna de que su sitio es ese, de que ya no hay vuelta atrás. Aunque la muerte de la amiga de Lálita la lleva a irse, a abandonar la escuela, (¿quién no se iría, después de un zarpazo semejante?), pero el amor que siente por Lalita y, por extensión, por los niños y niñas que la necesitan, hacen que cambie radicalmente de opinión.

En estas últimas páginas asistimos al terrible destino de las niñas casadas precozmente (¡a los doce años!), a las bodas arregladas, por conveniencia, muchas veces entre miembros familiares (tío y sobrina, primos, etc.); a las familias que siguen una tradición que no hace sino perpetuar la maldición de la esclavitud de las mujeres, ese arrebato de sus infancias que incluye la educación, la independencia, la capacidad de soñar con otras vidas, más plenas, con otros horizontes. Son, en muchas ocasiones, las propias madres que sufrieron exactamente lo mismo, quienes empujan a sus niñas a su mismo destino. Soñar, en medio de esa terrible pobreza, les parece peligroso. Es peligroso. Suele dar esperanzas vanas cuando todo está perdido, cuando el abandono es lo único seguro. Mejor buscar la protección de un marido, de una familia política, convertirlas en madres adolescentes, porque  a fin de cuentas esa es la vida que conocen, y si la han llevado ellas, ¿por qué no sus hijas? Qué terrible esa perpetuidad de la desgracia, de la ignorancia... y qué comprensible, si nos paramos a pensar, dentro de esas estructuras rígidas, herméticas, pobres... Y qué necesario que existan figuras como Preeti, como Kumar (hijo de una brahmana y un dalit), que rompan esos roles establecidos desde hace tantísimas generaciones.

¿Compartís cómo habéis vivido esta novela? Creo que, al final, nos queda una cierta sensación de esperanza...

Vuestro turno.

Fiesta de Raksha Bandhan, la fiesta de los hermanos

Pobreza asociada a la menstruación