4- Altazor, Temblor de cielo de Vicente Huidobro

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4- Altazor, Temblor de cielo de Vicente Huidobro

Esta semana del lunes 26 de mayo, leeremos Temblor de cielo de la página 139 a la 174

Temblor de cielo (1931) es un poema en prosa de Vicente Huidobro, considerado una de las obras fundamentales del creacionismo y de la vanguardia literaria hispanoamericana.

El texto narra, en clave lírica y simbólica, la travesía de un poeta junto a su amada en un barco, en medio de un universo caótico y en constante transformación. A lo largo del viaje, el protagonista reflexiona sobre el amor, la muerte, la soledad y el sentido de la existencia, mientras el entorno se desestabiliza y el cielo parece temblar, reflejando la inquietud interior y la crisis de valores del hombre moderno.

Temblor de cielo es una obra clave del creacionismo huidobriano, que combina elementos apocalípticos, existenciales y filosóficos para explorar el desconcierto moderno y la potencia creadora del poeta ante un universo en crisis.

Antes que nada, comentaros que el personaje de Isolda proviene de la leyenda artúrica de Tristán e Isolda. Es el nombre de la protagonista de la princesa Isolda de Irlanda, conocida como Isolda la Bella o Isolda la Blonda. El nombre deriva de Adsiltia, que significa la que es contempladaEl nombre Isolda se asocia a la leyenda de Tristán e Isolda, una historia de amor y tragedia en la que Isolda se enamora de Tristán después de haber tomado accidentalmente una poción de amor que iba destinada al rey Marco.

A mí me encanta el cuento de Álvaro Cunqueiro basado en esta leyenda.

Representa el amor no correspondido...

La verdad es que tengo que confesar que me ha costado este texto, yo había leído Altazor, pero no Temblor de cielo y a estas alturas de la vida y de mi vida me chirrían muchas cosas. Muchas mujeres y muchos hombres nos hemos puesto las gafas de ver y hay discursos que no se mantienen con el paso del tiempo.

Ese «hombre» universal y masculino, quizás ya no nos representa de igual manera que hace casi un siglo, o quizás es que yo no lo veo ya así, ya no hay una sola masculinidad como referente, la humanidad no sólo está conformada de ese tipo de hombres como parece indicar este poema.

O quizás es que yo ya no veo eso que dice Huidobro reflejado en mis hijos, quizás ellos son una excepción y la equivocada soy yo, y el mundo permanece mucho más inmóvil de lo que yo lo veo, pero el «hombre o los hombres» como sujetos y «la mujer o las mujeres» como objeto me chirrían y me cuesta concentrarme y tratar de aislarme de algo que entiendo pertenece a una época pasada que no quiero para este presente, y cada verso que leo es una vuelta a un ayer que no comparto.

«¿Quién ha contado todos sus muertos?

¿Quién ha contado sus muertos?

¿Y si se abrieran todas las ventanas y si todas las lámparas se ponen

a cantar y si se incendia el cementerio?»

¿No hay muertas? Me pregunto.

...

«Cuántas cosas han muerto adentro de nosotros. Cuánta muerte

llevamos en nosotros. ¿Por qué aferramos a nuestros muertos? ¿Por qué nos empeñamos en resucitar nuestros muertos? Ellos nos impiden ver la idea que nace. Tenemos miedo a la nueva luz que se presenta, a la que no estamos habituados todavía como a nuestros muertos inmóviles y sin sorpresa peligrosa. Hay que dejar lo muerto por lo que vive»

¿No hay nosotras?

Pero a la vez el propio texto me cuestiona....

          «Cortad la cabeza al monstruo que ruge en la puerta del sueño. Y

           luego que nadie prohíba nada».

Quizás mis monstruos sean demasiado en masculino...o no.

¿Qué pensáis de ello?

Yo no puedo sentirme más alejada de esta definición por muy poética que sea:

         «Todas esas mujeres son árboles o piedras de reposo en el camino

           tal vez innecesarias.

           Botellas de agua o toneles de embriaguez generalmente sin luz

           propia. Obedecen como las catedrales a un principio musical. Cada

           acorde tiene su correspondiente y todo consiste en saber tocar el

           punto del eco que ha de responder. Es fácil hacer tejidos de sones y

           construir una verdadera techumbre o magníficas cúpulas para los días

           de lluvia».

Termino con los versos casi finales

          «De borde a borde el mundo está en silencio. Pero hay algo que aún

           nos busca en todas partes.

           Arad la tierra para sembrar prodigios. Lanzad escalas por todos los

           abismos.

           Decidme, ¿qué utilidad presenta la esperanza? Se alejan los veleros

           en su Gólgota interminable, por miedo a la borrasca. Atrás se queda

           todo».

PD. Golgota es el nombre arameo (Gûlgaltâ) para el lugar donde, según la tradición cristiana, fue crucificado Jesús de Nazaret En español, Gólgota y Calvario son sinónimos y se refieren a un lugar cerca de Jerusalén, específicamente dentro de la muralla, donde se ubicaba la crucifixión. El término "Gólgota" significa «lugar de la calavera» en arameo, mientras que «Calvario» es la traducción latín.

 

Nos encontraremos el próximo 3 de junio con la lectura de la poesía de Juana Inés de la Cruz.

¡Feliz semana!

Paula Carbonell