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2- Senda hacia tierras hondas/ Sendas de Oku de Matsuo Basho

Libro que estamos comentando: 
Senda hacia tierras hondas

2- Senda hacia tierras hondas/ Sendas de Oku de Matsuo Basho
 
En este lunes, 14 de octubre
Comentamos la lectura de los primeros pasajes leídos la semana pasada (de la página 27 hasta la 39 en Senda hacia tierras hondas) y el equivalente en Sendas de Oku.
Vamos a comparar las traducciones tan distintas de los haikus de ambas versiones. De la más actual de Antonio Cabezas a la más antigua de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya, A modo informativo os diré que existe otra traducción bilingüe publicada en Japón  llamada también Sendas de Oku (1644-1694), traducido por Masateru Ito y revisado por Elena Gallego Andrada, pero no conseguido el libro, así que no puedo ofreceros la comparativa con ese texto.
Como veréis no es fácil escoger entre dos traducciones, de momento, yo creo que me decanto por la de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya, quizás por su sencillez, en especial en los haikus ya os expliqué que las palabras, en un haiku, no deben llamar la atención,lo único que importa de un haiku es la escena que se muestra y la emoción que causa su contemplación.
Os he copiado las dos versiones de los sucesivos haikus que aparecen en los textos.
Pasajero de las edades / Sendas de Oku
Este pasaje incita al viaje me encanta en la versión de Octavio Paz cuando dice:
“Todo lo que veía me invitaba al viaje”
En este pasaje se refiere a una fecha espacial en la que en las casas se mostraban las muñecas conservadas de generación en generación.
 
“Hasta en mi choza
habrá otros moradores
y habrá muñecas”.              (Versión de Antonio Cabezas)
 
“Otros ahora
 en mi choza — mañana:
 casa de muñecas.”            (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)
 
Despedida / Partida
En ambas versiones nos invade la nostalgia, por una especie de anticipación de tristeza...
 
“Se va la primavera,
quejas de pájaros, lágrimas
en los ojos de los peces.”              (Versión de Antonio Cabezas)     
 
“Se va la primavera.
Lloran las aves, son lágrimas
los ojos de los peces.”                    (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)
 
 
El peso del morral / La posada de Soka
“Las dádivas estorban a los viajeros...” frase final en la versión de Octavio Paz, creo que me voy decantando por esta traducción mucho más poética y sugerente, aunque sea a costa seguramente de la literalidad.
 
Parto ígneo y peces tabú / Muro-no-Yashima
Nos vamos adentrando en los mitos tradicionales japoneses de una manera sutil, en un moemento dos relatos:
“Ninigi contrae matrimonio con la princesa Konohana-Sakuya y ésta concibe la misma noche de la boda. El príncipe duda de la legitimidad de su hijo; la princesa se encierra en una cueva tapiada y se prende fuego; si el ser que va a nacer no es hijo de Ninigi, se incendiará; si lo es, ni el fuego podrá hacerle daño. Así nació el príncipe Hikohohodemi (nacido del Fuego o Visible por el Fuego)”
 
O el del pescado “ko-no-shiro (que quiere decir: en lugar de la hija)” se cuenta la historia del príncipe Arima, que se acuesta con la prometida del gobernador y el padre de la chica logra engañar al gobernador incinerando un ataúd vacío que sólo contiene a una clase de pez que al quemarse huele a muerte...
 
El monte sol y la cascada ermita / Nikko
 
“¡Qué majestad!
En hierbas verdes, tiernas,
la luz del sol.”                       (Versión de Antonio Cabezas)
 
“Mirar, admirar
hojas verdes, hojas nacientes
entre la luz solar.”               (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)
 
 
“Rapado llego
al monte Pelonegro
con otras ropas.”                 (Versión de Antonio Cabezas)     
 
“Rapado llego
a ti, Cabellos Negros:
mudanza de hábito”                        (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)
 
“Me quedo un rato
detrás de la cascada.
Entra el verano.”                  (Versión de Antonio Cabezas)
 
“Cascada — ermita:
devociones de estío
por un instante”                   (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)
 
 
El caballo como guía / A campo traviesa en Nasu
“Así, Casada,
debería llamarse
la clavellina doble.”             (Versión de Antonio Cabezas)
 
“¿Kasane, dices?
El nombre debe ser
del clavel doble.”                 (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)
 
Muy dispares versiones ¿no?
 
Disparando a perros y abanicos / Unos días en Kurobane”
“Monte estival.
Venero unas galochas
 a mi partida.”                       (Versión de Antonio Cabezas)
 
“Sandalias santas:
me inclino: a mí me aguardan
verano y montes.”               (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)
 
“Tener que albergarme
en choza de hierba,
que de ancho y largo
ni cinco pies tiene.
¡Ay, si no lloviera!”              (Versión de Antonio Cabezas) Fragmento escrito en una roca.
 
“Mi choza de paja:
ancho y largo
menos de cinco shaku.
¡Qué carga poseerla!
Pero la lluvia…”                               (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya). Fragmento escrito en una roca.
 
 
“Ni aun los picos
destrozaron la choza.
Bosque estival.”                   (Versión de Antonio Cabezas)
 
 
“Ni tú la tocarás
pájaro carpintero:
oquedal en verano.”            (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)             
 
También vamos a comentar el segundo apartado de la página 40 hasta la página 60. (De La piedra venenosa a Tumbas en el pinar).
 
Estos son los títulos de los textos del apartado de esta semana:
 
La piedra venenosa/ La piedra que mata
“Para el caballo
 y oriéntalo hacia allí,
hacia el cuclillo.”                  (Versión de Antonio Cabezas)
 
“A caballo en el campo,
 y de pronto, detente:
¡el ruiseñor!”                                     (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)       
 
 
Los sauces del peregrino / Sauce
 
“Cuando quedó
plantado el arrozal,
me fui del sauce.”                (Versión de Antonio Cabezas)
 
“Quedó plantado
el arrozal cuando le dije
adiós al sauce.”                   (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)       
 
De gala en el monte / El paso de Shirakawa
 
“Una flor deutzia
es mi traje de gala
en este paso.”                      (Versión de Antonio Cabezas)
 
“La flor U en mi sombrero.
Para cruzar Shirakawa
no hay mejor atavío.”                     (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
 
(Definitivamente no sé qué le aporta a un haiku introducir el nombre de una flor que desconocemos, mucho más interesante la versión de Eikichi y Octavio, en mi opinión, incluso introduce un halo de misterio) .  
 
Elegancia rústica / La posada del río Suga
“Como comienzo
de la elegancia de Oku,
 cantes de siembra.”                       (Versión de Antonio Cabezas)
 
 
 
“Al plantar el arroz
cantan: primer encuentro
con la poesía.”                                 (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
 
“Junto al alero,
flores que nadie advierte:
las del castaño.”                              (Versión de Antonio Cabezas)
 
“Sobre el tejado:
flores de castaño.
El vulgo las ignora.”                         (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
             
En estos haikus ando dividida...
¿Cuáles preferís?
 
La flor que nadie conocía / El monte Asaka y hanakatsumi
 
La piedra tintorera y molinera / Kurozuka y la piedra
“Plantan arroz
unas manos que antaño
teñían sedas.”                                  (Versión de Antonio Cabezas)
 
“Manos que hoy plantan el arroz:
ayer, diestras, dibujos
imprimían con una piedra.”           (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
 
En el texto de Cabezas me horroriza especialmente la expresión tan rebuscada “En una aldehuela perdida a la sombra de un monte estaba la piedra, medio enterrada en el suelo.”
 
Frente a la sencillez de la otra propuesta
“La encontramos, medio cubierta de tierra, en un pueblo en la falda de la montaña.”
Siempre he creído que menos es más, lo importante es dar la forma más poética y sencilla a un mismo contenido.
 
La espada del caballero y el baúl del vasallo / Ruinas del castillo de Sato
“Luzcan en mayo
el baúl y la espada.
Y gallardetes”                       (Versión de Antonio Cabezas)
 
“Espada y morral:
Fiesta de Muchachos,
banderas de papel”             (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
 
Comparando las versiones, sobre todo en el texto en prosa, pero también en los haikus, Cabezas me va perdiendo y Octavio y Eikichi me van ganando.
Me inquietan los giros tan anti natura de cabezas.
 
Muerte anunciada / Una noche en Iizuka
He copiado las dos versiones completas, para que podáis compararlas... yo ya sé cuál prefiero.
Muerte anunciada
 
“Por la noche nos hospedamos en Iízuka. Como allí hay fuentes termales, primero nos bañamos y luego buscamos posada, la cual era tan pobre que por suelo tenía esterillas de paja. No había lámpara, por lo que tuve que extender mi estera de dormir a la luz del hogar. Durante la noche empezó a tronar y a llover intensamente: caían goteras sobre mi lecho, me picaban pulgas y mosquitos y no pude dormir. Tuve también un ataque de mi vieja dolencia y el cólico me puso a morir. Pero en aquella estación las noches eran cortas y clareó, por fin, el cielo del amanecer, con lo que reanudamos la marcha. Con la resaca de la noche me sentía deprimido.
 
Alquilé un caballo, pudiendo llegar hasta la estación de Kôri. Aunque tenía por delante un trayecto tan largo y adolecía de mi enfermedad, pensé que, al cabo, me había lanzado a un viaje largo por tierras remotas, recordé la impermanencia de este efímero mundo y que, si moría en el camino, era ello el destino marcado por los cielos, así que recobré un poco de ánimo y con garbosos andares de majo crucé las grandes puertas de madera del paso de Date”. (Versión de Antonio Cabezas)
 
Una noche en Iizuka
 
“Esa noche nos hospedamos en Iizuka; allí nos bañamos en las aguas termales. La casa en donde nos dieron posada era miserable y su piso era de tierra. Como no había siquiera una lámpara, arreglé mis alforjas al resplandor del fuego del hogar y extendí sobre el suelo mi estera. Apenas cayó la noche se desató la tormenta y empezó a llover a cántaros. El agua se colaba por los agujeros del techo y me empapaba; además, las pulgas y los mosquitos me martirizaban sin que me dejasen cerrar los ojos. Entonces mi vieja enfermedad se despertó, volvió a atacarme y sufrí tales cólicos que creí morir. Pero las noches de esta época son cortas y poco a poco el cielo comenzó a aclararse. Partimos con la primera luz. No me sentía bien y el dolor no me dejaba. Alquilamos caballos y nos dirigimos hacia Koori. Con un viaje aún largo en perspectiva, mi estado me desasosegaba aunque el andar de peregrino por lugares perdidos, me decía, es como haber dejado ya el mundo y resignarse a su impermanencia: si muero en el camino, será por voluntad del cielo. Estos pensamientos me dieron ánimos y zigzagueando de aquí para de aquí para allá por las veredas dejamos atrás la Gran-Puerta-de-Madera de Date.” (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
 
Sin ver al dios de los caminos / Minowa y Kasajima
“¿Dónde está Isla Sombrero,
caminos que por mayo
sois lodazales?”                   (Versión de Antonio Cabezas)
 
“El Quinto Mes,
sus caminos de lluvia:
¿dónde estará Kasajima?”            (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
 
El pino de dos troncos / El pino de Takekuma
 
“Muéstrale al menos
el pino de Takékuma,
cerezo tardío.                                  (Versión de Antonio Cabezas)
 
 
 “Ya que no vuestras flores,
mostradle, cerezos tardíos,
el pino de Takekuma.                     (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
 
 
 “De aquel cerezo
al pino de dos troncos
tardé tres meses.”                           (Versión de Antonio Cabezas)
 
 
  “De los cerezos en flor
al pino de dos troncos:
tres meses ya.”                    (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
 
 
 
Lirios en las sandalias / Cuatro o cinco días en Sendai
 
“Flores del lirio
pondré en mis pies, cordones
de mis sandalias.”                           (Versión de Antonio Cabezas)
 
 
“Pétalos de lirios
atarán mis pies:
¡correas de mis sandalias!”           (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
 
 
Cambian ríos y montes / Juncos de Tofu y monumento de Tsubo
“De los lugares celebrados en poemas antiguos se conocen muchos en nuestros días, pero los montes se han derrumbado, los ríos han cambiado de curso, las rocas se han medio enterrado en el suelo y los árboles, ya viejos y desechados, han sido substituidos por retoños jóvenes: pasan los tiempos, cambian las edades, sin que sus huellas sean ciertas, pero esta estela es, sin duda, un recuerdo de hace mil años y con mis propios ojos podía penetrar en el corazón de los hombres de antaño. Méritos del viaje, alegría de vivir, y olvidando el cansancio de tan larga caminata, a punto estuve de llorar.” (Versión de Antonio Cabezas)
 
(Cuando Antonio Cabezas traduce sin artificios gana su texto).
 
““Al visitar muchos lugares cantados en viejos poemas, casi siempre uno se encuentra con que las colinas se han achatado, los ríos han cambiado su curso, los caminos se desvían por otros parajes, las piedras están medio enterradas y se ven pimpollos en lugar de los árboles aquellos antiguos y venerables. El tiempo pasa y pasan las generaciones y nada, ni sus huellas, dura y es cierto. Pero aquí los ojos contemplan con certeza recuerdos de mil años y llegaba hasta nosotros el pensamiento de los hombres de entonces. Premios de las peregrinaciones… El placer de vivir me hizo olvidar el cansancio del viaje y casi me hizo llorar.” (Versión Octavio Paz y Eikichi Hayashiya)   
 
Tumbas en el pinar / Sue-no-Matsuyama, Oku-Johruri
 
Sé que no es una lectura fácil, pero creo que el camino merece la pena.
 
La próxima semana hablaremos, por fin del resto de la obra de matsuo Basho.
Os espero el 21 de octubre.
 
Paula Carbonell