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Nuestros Clubes de Lectura
Tercera parte: hasta el capitulo 15
Libro que estamos comentando:
La transparencia del tiempo
Por fin. Definitivamente ya sabemos con certeza el origen y la verdadera naturaleza de la imagen de la Virgen que ha provocado el terremoto que se ha llevado ya por delante la vida de dos jóvenes pequeño-delincuentes y que trae de cabeza a la policia de La Habana.
Con esta estructura que plantea Padura, la de ir alternando las dos historias de forma paralela, con lo que vamos conociendo progresivamente más datos sobre los diferentes Antoni Barral que han tenido relación con la Virgen y los avances de la investigación sobre el caso del robo en casa de Bobby, los lectores nos encontramos hasta ahora en un estado de perplejidad permanente.
Resulta que nosotros ya sabemos que la imagen, que llegó a Cuba poco después de la Guerra Civil, no fue comprada de forma casual en Camprodón por un emigrante que incluso ocultaba su nombre verdadero para ocultar cualquier pista que pudiese delatar su origen. También sabemos otro dato que en la investigación oficial produce muchos debates y pocas certezas y que obliga a Mario Conde a avanzar dando palos de ciego: que el objeto más importante del robo que ha sufrido Bobby es la esfinge de Nuestra Señora del Vall, que fue robada por el último Antoni Barral de la pequeña iglesia del Pirineo catalán para salvarla de su destrucción en la Guerra, que casi quinientos años antes fue encontrada milagrosamente en el hueco de una encina por el señor de la zona y que en la encina fue depositada por uno de los últimos templarios que había traido la imagen desde el otro lado del Mediterraneo al acabar la presencia cristiana en los Santos Lugares.
Con esos datos, ciertos para nosotros, las dudas sobre la verdadera importancia y el valor real, monetario y sentimental, de la imagen se nos antojan un poco repetitivas. Aunque en realidad los únicos que desconocen estos datos son los responsables de la investigación, la policía y Mario Conde. El resto, el propio Bobby, los que perpetraron el robo, los comerciantes de piezas de arte (los cuatro o cinco que se especifica en la novela que son capaces de estar al tanto de este tipo de negocios en Cuba) que vamos conociendo, René Águila, Elizardo Soler y Karla Choi, todos ello conocían que se trataba de una imagen que no era uma mera reproducción de la Virgen de Regla, si no que se trataba de una virgen románica y que su valor, aunque no estaba muy definido, siempre estaría por encima de varios millones de euros.
Conde adopta un posición secundaria en la investigación en beneficio de la indagación oficial, pero su perspicacia y su oficio, conseguido después de muchos años de trabajo de policía, le permiten tirar de los cabos sueltos de la madeja bien embrollada en la que se ha convertido el caso.