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Primera parte: hasta el capítulo 5. En busca de la Virgen de Regla.

Libro que estamos comentando: 
La transparencia del tiempo

Un detective decadente en una ciudad en decadencia son, a priori, los ingredientes perfectos para disfrutar de una buena novela negra. En el caso de LA TRANSPARENCIA DEL TIEMPO esta decadencia es más física que moral, aunque también. Es cuando los huesos ya no aguantan, cuando el antiguo policía Mario Conde (¡vaya nombre para un personaje protagonista en España! Es todo un acierto, a nadie se le puede olvidar) nota que su cuerpo ya no solo dejó de ser joven sino que también siente que todo lo que tiene que ver con las actividades fisiológicas empieza a costar un poco más, cuando es palmario que se acaba de entrar en la vejez.

En la novela se define a Mario Conde como un "desastre", pero lo que de él sabemos los que por primera vez nos acercamos al personaje es que es un "desastre" bueno. Enseguida nos damos cuenta de que es amigo de sus amigos, capaz de gastar los cuatro billetes que le adelantan por encargarse de un caso que desde los primeros momentos se advierte que es más complicado y enrevesado de lo que parece. Y después, cuando el dinero se acabe, ¡Dios proveerá!, seguro que piensa él a pesar de su agnosticismo.
 

La ciudad de La Habana, en la que se desarrolla la parte actual de la novela (en el vídeo inferior Padura la ubica en los años 80), no goza de más salud de la que disfruta nuestro protagonista. En la ciudad decrépita y casi mágica transitan por extraños caminos los amigos de Conde, con los que comparte charlas, cigarros y ron, y también los personajes relacionados con el mundo del pequeño crimen y el tráfico de obras de arte. 
 
Son los amigos de Conde, Candito, Bobby, Tamara, Yoyi ..., un soplo de aire fresco y de pura realidad de lo que suponemos que puede ser la vida en la Cuba actual. Leer los diálogos es poner automáticamente el acento cubano a unas conversaciones llenas de giros y expresiones, que pueden resultar desconocidas al lector, pero que añaden un tono de sinceridad y credibilidad muy efectivo al texto.
 
Cuando beben juntos y se ponen nostálgicos recuerdan cómo han extraviado sus sueños de juventud y cómo los anhelos que compartían cuando estudiaban en su primera juventud han casi desaparecido. Ahora no es que estén derrotados, pero, al igual que el país, se han quedado anclados en un tiempo que hace mucho olvidó sus ideales y sus promesas de un futuro mejor para todos.
 

El hecho que provoca que Mario Conde vuelva al trabajo y que se vea favorecido con una ráfaga de prosperidad en su vida es la petición de un antiguo amigo que, entre antigua fraternidad y en reconocimiento a su pasada experiencia como policía, le solicita que con discrección investigue el robo de todos los objetos de su domicilio por parte del que hasta ese momento era su amante. Entre estos objetos robados toma desde el principio especial importancia una imagen misteriosa de la Virgen de Regla.
 
La investigación empieza a moverse por los circuitos del mercado de arte y antigüedades de La Habana, el legal y el ilegal, el oficial y el que está dominado por la compra de voluntades, aunque los personajes con los que contacta Conde rápidamente insinúan que el encargo que le han pedido esconde muchas zonas oscuras y que el mercado ilegal de obras de arte supera ampliamente los límites de la isla.  
 
¿Qué clase de mundo es en que se está metiendo Mario Conde, en el que casi nada es lo que parece? Con el tratante de libros y antiguo policía recorremos los estratos sociales más contrapuestos de la socidad cubana, desde los recién llegados a los suburbios de la ciudad desde el Oriente rural y que viven en la miseria más absoluta, a los que disfrutan de los privilegios de disponer de bienes de consumo vedados al resto de la sociedad. 
 
En ambos casos, los que malviven y los que se apovechan, parecen habitar en los márgenes de lo que oficialmente prescribe el régimen cubano.