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4ª parte. Hasta el final.

Libro que estamos comentando: 
La chica que vive al final del camino
Rynn y Mario acababan de enterrar los cadáveres de la señora Hallet y la madre de Rynn bajo una intensa lluvia. Tanto tiempo con la ropa mojada le iba a provocar un buen resfriado al muchacho. Aun así, Mario decide volver a su casa entre sollozos y sobreentendidos que el autor no se preocupa en aclarar. ¿Le esperan en casa para cenar? ¿Intuye Mario que ha estado a punto de pasar un límite en su relación con Rynn y prefiere mantener una casta distancia entre los dos? "¿Tan malo sería que no te fueras? ¿Qué tu familia se enterara de lo nuestro?", le dice ella. No parece que Mario pueda asumirlo tan fácilmente.
 
La realidad es que Rynn no quería que se fuera y, entre sollozos, se pregunta si él volverá, mientras lo escucha alejarse tosiendo sobre su bicicleta.
 
Con el paso a un nuevo capítulo se produce una escena que me resulta sorprendente por muchas veces que lo relea. Todo pasa por una vuelta del policía Ron Migliorti a la casa. Cada vez más cercano y afectuoso con Rynn, abandona los formalismos de sus anteriores encuentros y le expresa, sin tapujos, lo que realmente piensa: que su  padre no está ni ha estado en la casa durante sus anteriores visitas y que se siente impresionado por la facilidad de la niña para utilizar el lenguaje y la capacidad de argumentación en su beneficio. Es evidente, también, que conoce la relación entre los dos jóvenes y, respecto a la desaparición de la señora Hallet, ha elaborado una teoría que le lleva a pensar que ha sido su hijo Frank el responsable de la misma. El poder de la familia Hallet en su comunidad y la decisión de marcharse a trabajar a California facilita que no se tenga en cuenta ni investigue las pistas evidentes que incriminan a Rynn en la desaparición de las dos mujeres.
 
Lo realmente asombroso, al menos para mí, sucede cuando Miglioriti exige a la joven que le presente al padre que, según insiste ella, se encuentra en el piso superior.
Como si nos hubiéramos pardido unas cuantas páginas del libro y cuando parece que se está a punto de desvelar el engaño, en lo alto de la escalera aparece la figura de un hombre, con los rasgos medio ocultos por la oscuridad, que responde como si fuera el padre de Rynn.
 
El autor compensa nuestra sorpresa con alguna pista que nos permite pensar que quien habla desde lo alto de la escalera no es Leslie Jacobs. El autor lo identifica con el impersonal "el hombre en las escaleras" en vez del obligatorio "el padre de Rynn". Además, siempre lo describe en clarooscuro, con barba y batín, y aduciendo un débil estado de salud. Está claro, para nosotros los lectores, que Miglioriti traga con la burda y teatral escenificación, que se trata de Mario disfrazado con su barba de mago y el batín del padre, 
 
Me he referido a la sorpresa que me ha producido esa escena porque no era consciente de que Mario hubiese vuelto a la casa esa noche, después de haberla abandonado entre toses y, seguramente, con fiebre.
 
Bastantes páginas después, el autor lo explica en boca de los dos jóvenes: al llegar a su casa, Mario se entera de que su tío Ron va a volver esa noche a la casa y decide adelantarse para preparar esa escena de suplantación que han representado con éxito. 
 

"La mayoría de la gente no pasa en toda su vida por lo que hemos pasado nosotros", le dice Mario, sin saber que lo más terrible está a punto de ocurrir. Los dos planean su futuro juntos, intentando liberarse de los estereotipos que limitan su libertad. "Intento ser valiente, como mi padre me pidió, pero a veces todo me da miedo, y entonces ..." Mario le aporta el apoyo y la compresión que ella necesita, y también el descubrimiento del amor. "Se dieron y recibieron tanto consuelo como pudieron dar y recibir, cada parte de ellos tratando de unirlos en uno solo, hasta que les fue imposible distinguir al que prestaba consuelo del que lo recibía."
 
El policía vuelve de nuevo y le da la triste noticia de que Mario está ingresado en el hospital por las complicaciones de esa noche bajo la lluvia. La noticia lleva a Rynn a salir de su casa y a iniciar un extraño viaje hasta la habitación donde se recupera el joven y a completar un regreso lleno de peripecias, que desentona un poco con la casa como el espacio casi único de la novela. " Ya no le era posible ocultarse en su casita del camino, detrás de los árboles, donde podía cerrar la puerta y echar la llave."
 
Aunque el verdadero peligro le espera en su casa, cuando ella ya se siente segura y se encierra a dormir en su habitación. Frank Hallet se introduce esa noche y descubre en el sótano los secretos que Rynn pensaba que estaban ocultos bajo unos palmos de tierra, en el frente de la casa. En los halagos de Frank a la niña descubrimos la obscena admiración que ha mostrado desde el principio por ella. Cree que habiendo descubierto que ella mató a su madre puede disponer a su antojo de la vida y de la voluntad de la joven, pero no ha contado con su capacidad de supervivencia y con los recursos que ha aprendido en estos últimos tiempos.
 
Puede parecer que Rynn reconoce su situación de debilidad y que se somete a la voluntad de Frank, pero ella solo está ganado tiempo para ofrecerle una taza de té con sus ya conocidas pastas con almendras amargas.