Jane Eyre, II,4-9
Hola a todas y todos, continuamos con la apasionante lectura de este libro. Para estos días os propongo leer los capítulos 4 al 9 (casi 100 páginas en mi edición). En unos días pondré una nueva tanda por si queréis aprovechar y leer más durante los días de descanso de Semana Santa.
ESTA SEMANA
Voy a ser breve porque sé que lo que queréis es poneros a leer cuanto antes. Y lo sé porque algunos ya habéis confesado en los comentarios que habéis seguido leyendo (esta lectura es muuuuy enganchosa, la verdad).
Casi en cada capítulo vamos a tener algún tema del que podríamos hablar largo y tendido.
Para empezar el asunto de la gitana. La pasada semana lo dejamos pendiente (salvo para quien no pudo resisitir seguir leyendo, claro) y en estas próximas páginas ese asuntito va a dar un giro inesperado. Por un lado por lo que tiene de mascarada (no puedo decir más) y, por otro, por lo relevante que va a ser para la trama (eso quizás se podía intuir con la cara larga que la señorita Ingram tenía tras su visita a la gitana). La parte de la broma (insisto, no digo más) también es una trampa fea para saber algo que, en teoría, no debería saber de esa manera. ¿Todo vale en la guerra y el amor? No sé yo, ¿qué pensáis?
El capítulo protagonizado por el sr. Mason, su misterio y, sobre todo, los extraños sucesos de esa noche, da para otro párrafo lleno de detalles y, sobre todo, de preguntas: ¿pero quién es este hombre?, ¿pero qué narices pasa en el tercer piso?, ¿pero por qué han de hacerse las cosas de esa manera y con esa precipitada marcha? Al menos disfrutaremos de un ratito de conversación entre los dos protagonistas que es bien sabrosa.
Por otro lado está todo el momento de Gateshead: la vuelta a la casa de su infancia, el reencuentro con la familia Reed (grrrr, pero qué odiosa todo el rato, caramba). Las circunstancias del regreso (que no puedo desvelar), las dos primas (y sus vidas y caracteres tan diferentes) y, sobre todo, la noticia que conocemos (en un momento muy concreto y que vais a reconocer en cuanto lo leáis) es una bomba que no se activa, al menos por ahora, pero sí, es una bomba que en cualquier momento puede convertirse en un hilo más del que tirar en la narración y que anudar al resto de tramas de la novela. Maravilloso.
Por último, las campanas de boda en Thornfield. Este capítulo, un tanto vodevil, he de reconocer que me ha descolocado algo. Pero todo parece encajar. Aun así, ojo, yo no las tengo todas conmigo. Veremos en próximas páginas cómo va la cosa.
Os deseo una feliz semana de lectura.
Saludos cordiales,
Pep Bruno