2ª parte. Hasta el capítulo 14

Noemí había bajado hasta El Triunfo en busca de ayuda y de apoyo para buscar alguna solución a la situación en la que se encuentra su prima Catalina.

 

Cada uno a su manera, el médico Julio Camarillo y la curandera Marta Duval se ponen a su disposición, aunque le advierten que tomar cualquier iniciativa sin contar con la familia Doyle supone enfrentarse al fracaso.

 

¿Qué pueden hacer ellos frente a la todavia más poderosa familia de la región? High Place, la residencia de la familia, tiene fama de transmitir su influjo maligno a los que viven en ella. Noemí siente el influjo de la casa en las pesadillas que le acosan en la noche. Sueña con habitaciones que palpitan como si tuviesen vida; que Howard y Virgil Doyle la acechan y la desnudan mientras duerme; con formas fantasmales de rostro borroso; con   la sanguinaria figura de Ruth, la hija de Howard que disparo sobre su madre, su novio y sus tíos y, posteriormente  se suicidó; y nota la presencia de un cuerpo fantasmal que la vigila en el cementerio.

 

Marta Duval ya le advirtió  de la maldición que afecta a la casa y del "mal del aire" que rodea , como la niebla pesada y borrosa, a High Place. ¿La maldición son los hechos que rodearon la muerte de Ruth? ¿Fue una venganza por el rechazo de los Doyle a su amor con Benito? ¿Más allá de los hechos, por qué Ruth no abandonó a la familia y a la casa?

 

Marta debe pensar que el remedio a la enfermedad  de Catalina pasa por cuidarse del mal de ojo con un brazalete de cuentas de cristal y con una botellita de un líquido misterioso.

 

Los males de Catalina son la piedra angular sobre la que giran los acontecimientos de la novela. Noemí comprueba que su prima no es la joven reflexiva, alegre y bondadosa que se casó con Virgil Doyle. Algo le ha sucedido en esa remota región de las montañas, ha perdido no sólo su salud, sino su cordura mental: "Hay gente en las paredes... Hay voces... Están muertos", exclama enfebrecida.

 

Los Doyle, y especialmente Florence, la vigilan y la cuidan con unos métodos que no convencen a la familia Taboada. Tuberculosis y reposo frente a asistencia psiquiátrica controlada por especialistas en Ciudad de México. Poco puede hacer Noemí frente a la autoridad de Virgil, pero no abandona su propósito de cuidar y curar a su prima, aunque para ello tenga que averiguar os misterios que rodean a la familia Doyle.

 

Si al principio Noemí nos parecio un personaje banal y mundano, despreocupada en su vida de fiestas y lujo y más  interesada en descubrir nuevas emociones en el amor, su estancia cabezota en High Place la muestran como una mujer luchadora y valiente, un personaje muy bien contruido con el que es muy facil empatizar: una heroina un poco anacrónica, casi del siglo XXI, en el México de los años 50. 

 

Muchos misterios y muchos peligros acosan a Catalina y a Noemí y, hasta ahora, son mas los que se intuyen que los que se conocen. Solas, en un ambiente hostil y rodeadas de una familia que oculta muchos secretos y que no va a dejar de utilizar cualquier método para protegerlos, van a ser protagonistas de muchas escenas de terror psicológico.