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Desde "Una contumaz locura" hasta el final

Libro que estamos comentando: 
El país donde florece el limonero

Queridas viajeras, queridos viajeros:

Finalizamos esta semana nuestro viaje lector al país donde florecen los limoneros... y las bergamotas, y las cidras, y las naranjas, y tantos otros cítricos y variedades de cítricos. Es una sensación inabarcable.

En este recorrido sensorial, histórico y geográfico, relatado a través de la prosa hermosa de Helena Attle, hemos viajado del pasado al presente, del norte al sur de Italia, y, una vez finalizada la lectura, si de algo estoy segura es de que este libro se merece tenerlo a mano para disfrutar, de vez en cuando, de los aromas que desprende.

Nos quedan los cuatro últimos capítulos, desde Una contumaz locura, hasta Una cosecha sin igual: Lombardía, Piamonte y Calabria. Al final del libro, nos encontramos con dos apartados muy interesantes, los Lugares para visitar y la Cronología de los cítricos, que os recomiendo consultéis.

Me resulta muy difícil realizar un extracto para elaborar estas entradas semanales, porque todo lo que escriba, todo, siento que le hace un flaco favor a la obra de Helena Attle. Cada capítulo es como un pequeño libro, una guía de viajes, un libro de historia y de gastronomía, y también, una reivindicación de la tradición, de lo artesanal, de la riqueza de los pueblos por los que transita en su periplo italiano.

 

Así que fue en el jardín de Gandossi donde vi por primera vez auténticos limones de Garda. No había mucho que ver, eran pequeños, de cáscara lisa y perfectamente ovalados, pero cuando llegué a casa y exprimí su zumo sobre un plato de insípido risotto, la transformación fue instantánea. Realzó e intensificó los sabores, como si el impacto aumentara en el vacío. Tenía el amargor único y aromático del limón de Garda y, como dijo Gandossi, a nadie le gusta una naranja amarga, pero en un limón, el amargor es muy apreciado.

La batalla de las naranjas en Ivrea nos recuerda inmediatamente a la tomatina de Buñol, pero con una historia mucho más elaborada y entendible. Aunque no quiero ni pensar en lo doloroso del efecto de un impacto de una naranja, no digamos ya de muchas naranjas... y varios días. ¿Habéis estado en la tomatina de Buñol? 

 

La bergamota me ha fascinado: sus propiedades antisépticas, sus aceites esenciales, su relevancia en los perfumes, los árboles, el aroma de sus flores o que forme parte del Earl Grey.

 

Y la cidra? Confieso que yo era una de las que no tenían una idea exacta del cítrico que era. Resulta que es mucho más que un limón, es una suerte de limón prehistórico...

Me gustaría que compartieseis vuestras impresiones sobre estos cuatros capítulos y, en general, sobre el libro. No sé si os ha pasado como a mí, que tenéis necesidad de reposarlo, de volver a él más adelante, de releer ciertas partes con calma.

Os dejo algunos enlaces, no todos... sé que la tentación de ir consultando y viendo todo lo que nos describe y nos cuenta Attle es muy grande, e imagino que lo habréis hecho en más de una ocasión.

 

¿Nos leemos?