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Tercera parte. Hasta el capítulo 8 de la 2ª parte. Las fotos comprometedoras

Libro que estamos comentando: 
El otro nombre de Laura
En esta tercera parte de EL OTRO NOMBRE DE LAURA, definitivamente nos olvidamos del misterio de la muerte de Deirdre/Laura, así que nos tocará esperar al desenlace en las últimas páginas de la novela para saber si, finalmente, Deirdre murió de muerte natural (algo que Quirke ya ha desechado con la autopsia furtiva, pero que no ha confirmado en su informe para el juez), si fue un suicidio (el pinchazo en el brazo y los restos de alcohol y morfina lo convierten en una posibilidad muy factible) o que haya sido asesinada (drogada, desvestida y lanzada al mar, algo que perezosamente investiga el inspector Hackett y que Quirke rechaza en público pero investiga en privado)
 
La semana anterior acabamos los comentarios de la novela con el anuncio de la muerte del juez Garret Griffin, un personaje del ambito familiar, abuelo de Phoebe, que sirve de nexo de unión entre este libro y el anterior, en la que él mismo era protagonista principal.
 
En EL OTRO NOMBRE ... aparece  afectado quizás por un ictus que le ha dejado casi completamente incapacitado, pero que nos sirve para entender la confusa y complicada relación entre Quirke y su hija Phoebe.
 

Recomiendo, en este caso, leer con detenimiento e incluso releer, si hace falta, todas las escenas en las que se hace referencia al pasado familiar de padre e hija. Sirve para aclarar el asunto de la llegada de Rose Crawford al entierro de Garret Griffin.
 
Rose es la tercera mujer y viuda de Josh Crawford, padre de las dos hermanas que se casaron, una con Quirke, Delia, y otra con Mal, Sarah. Por lo que se aprecia en los comentarios de Rose, entre ella y Quirke hubo una relación sentimental y una atracción física que todavía  en su caso se mantiene. 
 
De cualquier forma el protagonismo de Rose Crawford es totalmente secundario y, como mucho nos sirve para humanizar a Phoebe y verla no solo como una caprichosa y huraña jovencita, sino como una adulta en busca de su identidad que tiene que soportar el peso de unas circustancias familiares muy embarulladas.
 
A duras penas Phoebe consigue ocultar a sus familiares los cambios que se han producido en su vida. En su mirada, por la tersura de su piel y en el brillo de los ojos están los rasgos que la delatan sobre su relación con Leslie White, pero ni aún así se lo confiesa a Rose y a Quirke.
 
En ese mismo momento Leslie reposa en casa de Phoebe, recuperándose de una paliza que unos desconocidos le han propinado. Leslie no sabe o no quiere confesar los motivos que pueden tener sus agresores para asaltarle en plena calle.
 
Y el círculo de los encuentros casuales parece cerrarse cuando Leslie pide a Phoebe que acuda a la consulta del doctor Kreutz para que este le proporcione su dosis de la misteriosa medicina. 
Phoebe no es tan inocente como para no darse cuenta de los síntomas (sudores fríos, temblores) característicos del síndrome de abstinencia. Otra etiqueta, por si le faltaba alguna, que añadir a lo poca recomendable personalidad de Leslie.
Pero Kreutz le despacha con negativas indisimuladas: "Lo lamento, señorita -dijo- lo siento mucho, muchísimo - pero no pareció que lo sintiera, en absoluto".
 
Benjamin Black estructura esta novela en capítulos de 6 ó 7 páginas que corresponden  generalmente a una escena que en cada caso se autoconcluye. Los protagonistas de estas escenas se alternan de tal manera que el ritmo se mantiene vivo y el lector es capaz de seguir el hilo de la trama con facilidad Así saltamos de Phoebe visitando al doctor Kreutz y quedando a comer con Rose Crawford para, en el capítulo siguiente, retroceder en el tiempo y ser testigos del momento en el que Deirdre y Leslie White se conocen. 
 
"Ella le dio la mano, y la del hombre le pareció suave como la de una muchacha, y fría, y húmeda, pero olvidó decirle cómo se llamaba de tan hipnotizada como se encontraba ante aquella sonrisa malvada, ante aquel mechón de cabello que le colgaba sobre la frente --era más bien platino que plata--, y ante aquellos ojos en los que se mezclaba la curiosidad, la osadía, la diversión, aunque también contenían un destello atribulado, como se en broma pidiera disculpas, como se le estuviera diciendo que "Sí, ya sé que soy un granuja y un desalmado, pero también puedo ser divertidísimo, ya lo verás"
 
Este párrafo, además de mostrar la atracción que Leslie provocaba sobre las mujeres, tal vez el componente más destacado sobre el que gira toda la novela, revela también el valor literario del estilo de Benjamin Black. Es evidente que, si estamos ante una novela negra, lo es a un nivel literario muy superior a la media.   Rodrigo Fresán ha descrito como 'Proust noir' el estilo de Black , algo que le parece al autor un elogio envenenado. «Si ponen eso en mis novelas no vendo ni una. Suena maravilloso, sí, pero me gustaría que la gente comprara mis libros y los leyera, y esa definición les asustaría»
 
De las otras dos escenas que me gustaría comentar, porque considero que son especialmente relevantes para el desarrollo de la trama y de sus personajes, una me parece particularmente "proustiana", lenta, triste, reflexiva y con varios giros internos que la hacen atractiva. Me refiero al encuentro entre Quirke y la mujer de Leslie, Kate. Quirke acude a su casa porque quiere preguntarle cosas pero se encuentra con una mujer "luminosa, cálida y plena", además de inteligente y rabiosa por vengarse de la infidelidad de su marido.
 
El encuentro desde el principio parece fatalmente destinado a servir de paño de lágrimas y sentimientos para ambos. Ella le "busca" y él "se deja encontrar". Nada nuevo en las novelas negras.
Otro momento emblemático de la novela es la creciente familiariedad entre Leslie y Deirdre Hunt, a la que a partir de ahora llamaremos Laura Swan por su nombre comercial, elegido para representar el éxito de su salón de belleza, "Silver Swan".
 
Todo es felicidad y dinero, y todo les va de mil maravillas, pero Laura/Deirdre va a ver cumplidas sus expectativas más perversas cuando Leslie le muestre las fotos de mujeres en actitudes procaces. "Se sintió asqueada de sí misma, pero al mismo tiempo también excitada de una manera horrible, que la llevó a pensar que debía avergonzarse, a pesar de lo cual no se avergonzaba, ni mucho menos".
 
En una escena siniestra, Laura acabará siendo víctima de la maniobras del doctor Kreutz: unas fotos de Laura tomadas a traición y que servirán de moneda de intercambio de favores e intereses a los protagonista de la novela . Ahora sí que estamos más cerca de saber la verdadera causa de la muerte de Laura Swan.

 

Quirke: Trailer de la serie de BBC One